El juez Santiago Vidal, héroe por un día

El magistrado pilla 'in fraganti' a una carterista en el metro y la pone a disposición de la policía 

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Hace unos días, y como en él es habitual, el magistrado (ahora suspendido) Santiago Vidal aguardaba en una céntrica estación del metro de Barcelona para desplazarse a su trabajo en la sección 10 de la Audiencia de Barcelona.

A poca distancia de donde se encontraba apareció una muchacha de aspecto oriental y que, por su indumentaria y una cierta actitud de despiste, permitía suponer que se trataba de una turista recién llegada a la ciudad. A continuación y con torpe disimulo, entró en escena otra mujer, algo más desaliñada y mucho menos despistada. Era una mujer rumana, vieja conocida de la policía y antigua inquilina de los calabozos de los Mossos d’Esquadra.

Típico hurto en el metro

La segunda mujer se acercó sigilosamente a la turista oriental hasta situarse a escasos centímetros de ella. La turista miraba a su alrededor mostrando una mueca bobalicona en la cara, la que se le pone al viajero cuando ve algo por primera vez, en este caso, el metro de Barcelona.

La estampa era peculiar, sin duda. Y al no poco perspicaz juez Vidal, aquellas dos mujeres tan dispares y, a la vez, tan singulares, allí juntitas esperando el metropolitano: una, esperando el momento; no le pareció una imagen cualquiera. Y fijó su atención.

Gracias a ello, el magistrado vio sin el más mínimo margen de duda cómo la mano diestra de la mujer rumana se hundía en el bolso que colgaba en bandolera del hombro izquierdo de la turista.

No dudó en actuar

Santiago Vidal dio un respingo y prácticamente se abalanzó sobre la ladrona. La retuvo con su mano izquierda contra la pared, mientras que con la derecha esgrimía su credencial de juez-magistrado. Allí mismo, ante la incrédula mirada del resto de viajeros y el sofoco y desconcierto de la despistada turista, el juez llamó a la policía (lo hizo con un móvil prestado por otro testigo presencial porque entre las características identitarias del magistrado Santiago Vidal, destaca que no dispone de móvil propio).  

Los agentes se personaron en el lugar de los hechos y dieron fe de lo que allí había sucedido. Se llevaron detenida a la ladrona y recabaron datos a la anonadada víctima y al heróico testigo.

También, el típico juicio de faltas

La semana pasada, en un juzgado de la Ciudad de la Justicia de Barcelona se celebró el juicio de faltas por esta falta de hurto en grado de tentativa.

Como era previsible, la ladrona no se presentó y lo único que hizo fue alimentar con un palote más la larga lista de detenciones que sobre ella constan en los archivos de los Mossos. Tampoco compareció la víctima, una joven japonesa que para cuando se convocó el juicio ya estaba de retorno a su país.

Pero la vista se celebró. Y quien si compareció fue el juez Vidal, siempre fiel a los requerimientos de la justicia. Declaró por video vigilancia desde su despacho en la Audiencia Provincial.

Economía Digital

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