El PP asume que sus alianzas con Ciudadanos están «muy tocadas»

Los populares temen por el futuro de gobiernos autonómicos y locales, y ven ahora poco recorrido a la coalición con Cs en el País Vasco y en Cataluña

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Han pasado solo dos meses desde la presentación de la coalición PP+Cs para concurrir a las elecciones autonómicas del País Vasco. Aquella debía ser la primera piedra de un nuevo proyecto político (España Suma), diseñado para intentar la victoria en las próximas generales. Dos meses después de aquellos efusivos abrazos entre dirigentes de PP y Cs en la localidad vizcaína de Santurce, la reagrupación del centro-derecha ha caído en desgracia.

La vertiginosa maniobra de Ciudadanos en busca de una aproximación al PSOE, consumada este miércoles con su voto favorable a la prórroga del estado de alarma que pedía el Gobierno, ha sacudido todo el tablero político y las consecuencias son difíciles de calibrar. En todo caso, los dirigentes populares consultados asumen que sus alianzas con Ciudadanos han quedado «muy tocadas» por el viraje a la izquierda ordenado por Inés Arrimadas y no se atreven a garantizar que gobiernos como el de la Comunidad de Madrid estén a salvo de la ruptura.

«Lo que ha ocurrido es lo siguiente: Las encuestas son terribles para Ciudadanos. Temen la desaparición y han optado por un giro estratégico para adquirir protagonismo. Y ese giro pasa por tensionar las alianzas que mantiene con el PP. En la Comunidad de Madrid es más visible, pero está ocurriendo en otros muchos lugares de España. Es una instrucción de la dirección», analiza un dirigente popular.

La encuesta a la que se refiere este dirigente es la última elaborada por Gad3 para el diario Abc. Pronosticaba que Ciudadanos pasaría en estos momentos de 26 diputados (19,4% del voto) a 10 diputados (7,6%), y que el PP se beneficiaría al 100% de esta contudente caída pasando de 30 escaños a 57.

La crisis en la Comunidad de Madrid

Después de este sondeo, las alarmas saltaron definitivamente en Ciudadanos, incapaces de enderezar el rumbo desde la hecatombe en las últimas generales que acabó con la carrera política de Albert Rivera. Arrimadas y su círculo han concluido que deben moverse, que el partido naranja no puede ser únicamente una muleta del PP y que, por tanto, hay que recuperar un lugar entre populares y socialistas.

Dirigentes de Ciudadanos como el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, promueven desde hace algunos días este giro hacia el PSOE pese a gobernar en coalición con la presidenta Isabel Díaz Ayuso (PP). «Si hay alguien convencido de que puede ganar en este río revuelto ése es Aguado», dicen los populares, muy críticos por la poca lealtad que ha mostrado hasta ahora a la presidenta y a quien culpan sin ambages de la reciente dimisión de la directora de Salud de la Comunidad, un episodio muy aparatoso en plena desescalada.

«En mi opinión, Ciudadanos no se da cuenta de una cosa fundamental. Pedro Sánchez los va a engañar y ese ridículo va a ser muy difícil de explicar. Y, por lo que veo, no lo pienso solo yo. Lo piensa también (Juan Carlos) Girauta«, dice un dirigente del PP, en alusión al reciente abandono del que fue portavoz parlamentario de Cs. El propio Albert Rivera también ha expresado su contrariedad, aunque lo hizo de forma más sibilina, sin romper el carnet de Cs como Girauta, sino dando difusión al artículo de un constitucionalista crítico con la anormalidad institucional del estado de alarma.

Haya o no haya engaño de Sánchez, el PP se siente traicionado por Ciudadanos porque su aproximación al PSOE debilita enormemente los gobiernos de coalición que mantienen a nivel autonómico, incluso local, aunque algunos piden un análisis un poco sosegado. «Aun queriendo romper con nosotros, la cosa no es tan sencilla puesto que en muchas plazas no hay alternativas de gobierno. No veo a Ciudadanos haciendo pactos con Podemos, sinceramente», advierte otro dirigente sobre el momento presente.

Adiós a las coaliciones electorales

Otra cosa, claro, es el futuro. Y el futuro se ha llenado de nubarrones. A estas alturas, los populares admiten que no está nada claro cómo va a poder mantenerse a flote la coalición PP+Cs en el País Vasco, una vez se ponga en marcha la campaña.

Y menos claro está aún qué va a ocurrir en Cataluña, donde también existía la intención de presentar una alianza electoral. Todo ha quedado en situación crítica.

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