El PSOE da el primer paso con ERC para regresar a Pedralbes

Los socialistas aceptan retomar la vía del diálogo entre Moncloa y Generalitat, pero Esquerra mantiene el no a la espera de una segunda reunión el martes

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Dos horas y media de las que salió una foto, la del deshielo de las relaciones entre el independentismo y Pedro Sánchez, y una nueva cita el próximo martes. Ese es el balance, al menos el que ha trascendido, de la primera reunión entre los equipos negociadores del PSOE y ERC, así que no se puede decir que el encuentro resultara demasiado fructífero. Pero algo es algo, y a eso se aferran los de Sánchez para vender que siguen confiando en que finalmente Esquerra se abstenga y facilite la investidura.

Eso, por lo que respecta al lado de la mesa en el que se sentaban los socialistas José Luís Ábalos, Adriana Lastra y Salvador Illa. Lo que se vende en el lado de ERC es que de momento, ellos se mantienen en ese no inicial a la investidura, pero que, pese a que «los diagnósticos de las partes no son coincidentes», todos comparten «la necesidad de retomar la vía del diálogo». Un diálogo entre partidos, pero también entre «instituciones».

Esos son los términos utilizados en el comunicado emitido por los de Oriol Junqueras casi hora y media después del final del encuentro, en el que estos estuvieron representados por Gabriel Rufián, Marta Vilalta y Josep Maria Jové. En el de los socialistas, difundido minutos después, se aboga por «encauzar el conflicto político en Cataluña desde el diálogo y el entendimiento institucional».

Lo que está por ver es si eso significa que Sánchez ya está dispuesto a cogerle el teléfono a Quim Torra, o si lo seguirá esquivando y tratará de vehicular ese deshielo a través de la comisión bilateral o mediante cualquier otra fórmula que no implique la participación en las conversaciones de un president  que sigue instalado en su retórica sacrificial.

Punto de partida del regreso a Pedralbes

Pero, sea como fuere, sí parece que se ha dado el primer paso para reestablecer la conexión entre la Moncloa y la Generalitat. Es decir, para recorrer ese camino de regreso a Pedralbes por el que aboga enfáticamente ERC. El palacio de Pedralbes, recuerden, fue el escenario del último encuentro entre Torra y Sánchez antes de que todos los puentes volaran, en diciembre del año pasado.

Y de allí, como del encuentro de este jueves, no salió gran cosa, salvo un sucinto comunicado conjunto en el que se constataba “la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña” y se subrayaba la apuesta de Moncloa y Generalitat por “un diálogo efectivo que  vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo de la sociedad catalana”.

Un diálogo que no se especificaba qué formato debía adoptar, tan solo que tenía que “seguir potenciándose” para “atender las necesidades de la sociedad y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña», una respuesta que debía encajarse «en el marco de la seguridad jurídica”.

La inclusión de  esa última especificación en lugar de una referencia explícita al encaje constitucional que debería tener esa respueta constituyó precisamente el punto más polémico de un texto de circunstancias que ahora, ampulosamente rebautizado como «declaración de Pedralbes», se ha convertido en el escenario al que ERC quiere regresar como si del paraíso perdido se tratara. Y, por lo visto este jueves, el PSOE no parece poner pegas a hacer ese viaje de vuelta.

«Voluntad de diálogo»

Aunque por el momento, lo único que enfatizan ambas partes es su voluntad de seguir negociando. Ese es el mensaje principal que trataron de transmitir las dos formaciones tras la reunión.

Así, los de Junqueras destacaban el establecimiento de «un punto de partida común al constatar la necesidad de abordar políticamente un conflicto que es, esencialmente, de naturaleza política», y los socialistas, que la reunión se produjera «en un ambiente de diálogo constructivo y con voluntad de entendimiento», por lo que entienden que la toma de contacto constituyó «un primer paso para sacar al país de la situación de bloqueo en la qu se encuentra en este momento y dar a España el Gobierno progresista que han elegido los ciudadanos».

No es mucho, pero sí lo suficiente para que el primer encuentro no haya sido también el último. Y solo eso ya es una buena noticia para Sánchez. No así para todos los sectores del partido, parte del cual espera que las conversaciones con Esquerra fracasen para imponer el llamado «plan B», consistente en llamar a las puertas de Cs en busca de un apoyo que luego pudiera forzar también una abstención del PP que facilitara una investidura al margen del independentismo y de Unidas Podemos.

Los históricos del PSOE, contra Sánchez y el PSC

Es un plan no del gusto del líder socialista, pero sí de buena parte de la vieja guardia del PSOE. Cincuenta históricos del partido, diputados y senadores de las Cortes constituyentes, entre los cuales Alfonso Guerra, Marcelino Oreja, Nicolás Redondo, Enrique Múgica o Soledad Becerril, han suscrito un manifiesto difundido este mismo jueves pidiendo un pacto de partidos constitucionalistas para que se pueda formar un Gobierno que no dependa de los independentistas.

Mientras ese sector espera su oportunidad, el que sí sale en la foto es el PSC, que exprime su afinidad con la estrategia escogida por Sánchez. Los de Miquel Iceta no solo han colado en el equipo negociador a Illa, su secretario de organización, sino que en el comunicado emitido por Ferraz no solo se señala que se trata de un mensaje «conjunto de PSOE y PSC», sino que se describe hasta en dos ocasiones la reunión como una cita a tres bandas, entre «PSOE, PSC y ERC». 

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