Quim Torra recupera la retórica del «sacrificio» por la independencia

El president recomienda a un autor convertido en gurú del independentismo y que aboga por una escalada de tensión y por asumir "altos niveles de sacrificio"

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Con sus socios de ERC tratando de limar asperezas con Pedro Sánchez en busca de un acuerdo de investidura que propicie retomar las conversaciones entre la Moncloa y la Generalitat cortocircuitadas hace nueve meses, Quim Torra sigue a la suya y recupera sus apelaciones a esa retórica sacrifical que constituye la cima de su retórica máximalista.

Torra se ha descolgado difundiendo en su cuenta de Twitter una entrevista en Vilaweb a Paul Engler, autor junto a su hermano Mark del ensayo This is an uprising, convertido en un best-seller en Cataluña, donde se ha publicado en catalán con el título Manual de resistència civil y el subtítulo Les claus de la revolta no-violenta que està transformant el segle XX, y se ha convertido en una especie de guía espiritual y manual práctico del activismo independentista. 

En su tuit, el  presidente  de la Generalitat destaca el titular de la entrevista, donde Engler dice: «Si los catalanes queréis ganar tenéis que polarizar mucho más, escalar mucho más y aceptar altos niveles de sacrificio». «Reflexiones», afirma Torra, «que el independentismo debería escuchar atentamente».

El libro de los hermanos Engler es un estudio sobre diferentes ejemplos de protesta a lo largo y ancho del siglo XX y lo que va del XXI que, más allá de las tácticas «pacifistas» postuladas por Gene Sharp y que ya hace años que el independentismo adoptó, aboga por el uso de herramientas de protesta que considera «no violentas» pero «disruptivas» como mecanismo para desafiar al poder establecido y propiciar una escalada de tensión que socave el sistema.

Y ahí entra todo el catálogo de protestas que ya llevan meses poniendo en práctica tanto los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) y Tsunami Democràtic como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) u Òmnium Cultural, siempre con el visto bueno, cuando no la abierta complicidad, de los partidos independentistas y el propio govern de Torra. De las manifestaciones, los cortes de carreteras o el intento de bloqueo del aeropuerto del Prat a las marchas como la que se organizaron como respuesta a la sentencia del juicio del procés o al boicot a las empresas del Ibex que promueve la ANC.

En la entrevista, el escritor y activista dice que hay que «hacer crecer la tensión y polarizar», asumir que eso generará una reacción en forma de crecimiento de la extrema derecha y aceptar que «hacen falta enormes cantidades de sacrificio si el movimiento quiere ganar».

El president hace ya tiempo que adoptó a los hermanos Engler como gurús. Cuando grabó su mensaje institucional de la pasada Diada, en la mesa tenía su libro, un detalle que no se apreciaba en las imágenes pero que fue difundido por Catalunya Ràdio. Y cuatro días después, el propio Torra recomendaba el volumen en su cuenta de Twitter. «Yo lo iría a comprar rápido antes de que lo prohiban. De hecho, iría a comprar rápido libros antes de que prohiban leer», sancionaba.

Torra también hace mucho que insiste en la necesidad de que los ciudadanos independentistas asuman sacrificios y renuncias personales para conseguir «la república catalana», aunque esa es una bandera que no puede agitar tanto como le gustaría porque ERC, con quien JxCat se reparte las carteras del ejecutivo catalán, no avala ese argumentario.

Torra ya fue muy crítico en su momento con la renuncia de la Generalitat a «defender la república» aparentemente declarada por el Parlament el 27 de octubre, una apuesta que el ejecutivo de Carles Puigdemont descartó para evitar males mayores, que podrían haber comportado violencia en las calles. En el epílogo de su libro El quadern suísTorra advertía en ese sentido que “sin un salto colectivo que no solo defienda sino que responda organizada y concentradamente a hacer efectiva la República, esta no es posible”.

En su primera reunión con Pedro Sánchez, en julio del año pasado, ya advirtió al presidente del Gobierno de que él, con 55 años y sus hijos ya mayores, no tiene “nada que perder”. Ese agosto, Torra insistió varias veces en la importancia de hacer «enormes sacrificios», una idea en la que quería incidir en la conferencia con la que a principios de aquel septiembre de 2018 retomaría el curso político, aunque finalmente esas referencias al lado más áspero de la lucha por la independencia cayeron del texto, que fue consensuado por JxCat y ERC.

Comín y los «costes» de la «confrontación» de Torra

El pasado verano, el president reincidió en su conferencia en la Universitat Catalana d’Estiu de Prada de Conflent, en la que no utilizó la palabra «sacrificios» pero sí habló de la necesidad de asumir «riesgos», y planteó la necesidad de mantener una «confrontación democrática», de forma pacífica pero sostenida, insistió, con «el Estado». 

En octubre, el exconseller Toni Comín abogaba en una entrevista en El Periódico por «un tipo de movilización nuevo, sostenido, intenso, que vaya al desgaste material del Estado», pero que a su vez tendría «costes para la gente de Cataluña», que admitía que podían incluir la pérdida del empleo. 

«Lo que estoy diciendo, ¿es deseable? No. ¿Es justo? Para nada. Pero el precio de la independencia no lo ponemos los catalanes, lo pone el Estado», decía en la entrevista Comín, instalado en Bélgica y erigido en mano derecha de Carles Puigdemont en el seno del llamado «consell per la república». Para el exconseller, de lo que se trata en el caso catalán es que nos preguntemos «qué precio estamos dispuestos a pagar por nuestra libertad».

Así que la insistencia ahora del president en los postulados de Engler no es más que el enésimo recordatorio de que, por más que ERC y PSOE exploren un acercamiento, Torra no está dispuesto a rebajar ni un ápice el volumen de su beligerancia. Menos a las puertas de una probable inhabilitación que supondría el fin de su presidencia y que, a un bajo coste personal, le permitiría predicar con el ejemplo respecto de esos sacrificios que reclama que se ofrezcan en el altar de la independencia. 

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