JpC y ERC reactivan su pulso por Puigdemont a las puertas del juicio

Torrent y el expresident discrepan en público sobre la investidura del segundo y activan un nuevo choque entre JpC y Esquerra en plena precampaña del 26-M

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La ponencia para diseñar una reforma del reglamento del Parlament que Junts per Catalunya (JpC) pretende que sirva para investir a distancia a Carles Puigdemont se constituyó el viernes y este lunes, el presidente de la cámara, Roger Torrent, y el propio expresidente catalán ya se han entregado al fuego cruzado. 

Torrent rebajó las expectativas sobre la ponencia y advirtiendo que su partido, ERC, solo avalaría una investidura del expresident si fuera efectiva, es decir, si este, una vez investido, pudiera tomar posesión y nombrar consellers, un escenario inverosimil mientras siga residiendo en Bélgica para eludir ser procesado por el Tribunal Supremo. Pero Puigdemont, tras una reunión mantenida en Bruselas con el grupo parlamentario de JpC y su sucesor al frente de la Generalitat, Quim Torra, replicó que investirle solo depende de que haya voluntad de hacerlo.

Es decir, que los dos socios de gobierno están reactivando su vieja pugna por este asunto que ya propició agrios enfrentamientos hace un año, cuando Torrent cortó de raiz los amagos de teleinvestidura del expresident, pero esta vez a las puertas del juicio del 1-O. 

La «efectividad» o la «voluntad»

Entrevistado en la cadena Ser, Torrent insistió en que Esquerra no está por la labor de gesticulaciones cuya esterilidad entienden los de Junqueras que solo genera frustración. Para Torrent, una eventual investidura de Puigdemont debería ser efectiva, y «efectividad significa que el presidente pueda asumir el cargo, nombrar consellers y gobernar. Cuando se den esas circunstancias, estaremos al frente de cualquier investidura. Si no, ¿de qué sirve?», remató.

La reacción de Puigdemont no se hizo esperar. El expresident alegó que el problema «no es ese», porque. si el Parlament le invistiera, alegó, sería presidente «con toda la efectividad» que comporta el cargo. La cuestión es, añadió, «si existe o no la voluntad de hacerlo». 

El presidente del Parlament ha sido la diana favorita de los ataques de JpC a sus socios de gobierno desde que vetó el primer intento de teleinvestidura de Puigdemont, a finales de enero de 2018. Ahora, JpC vuelve a la carga, pese a que el nuevo amago no tiene ningún viso de prosperar. Para empezar, por no contar con el apoyo de ERC. Para seguir, porque incluso aunque los republicanos y la CUP acabaran por avalarlo, no sumarían mayoría en la cámara. Y para acabar, porque si el bloque independentista ya no cuenta con esa mayoría es precisamente que Puigdemont y otros cuatro diputados están suspendidos por el Supremo desde el mes de julio.

El TC admite el recurso contra la suspensión

El expresident, de hecho, presentó un recurso de amparo contra esa suspensión que supone otro impedimento para una eventual investidura que este mismo lunes trascendió que el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite, aunque ha rechazado la petición de Puigdemont de suspender de forma cautelar la resolución del TS por la que se le dejaba sin voto ni sueldo, al considerar que no se daba una «urgencia excepcional» que lo justificara.

El expresident también se refirió en su comparecencia junto a Torra a esta circunstancia. «Mi mandato como diputado tiene una duración muy limitada, por lo tanto, claro que hay una urgencia», alegó, e instó al TC a decidir con celeridad. En el entorno de Puigdemont no se cuenta con un levantamiento de la suspensión por parte del TC, pero sí se espera su resolución para poder apelar después ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).

Ponencia, juicio y precampaña

La ponencia para reformar el reglamento del Parlament e introducir la opción de la teleinvestidura tiene una duración prevista de tres meses que pueden prorrogarse, de manera que se encabalgará con el juicio en el Supremo a 12 líderes independentistas, con el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, a la cabeza, y que se espera que arranque a principios de febrero y que también ser prolongue durante unos tres meses. Y la coincidencia es también con la precampaña de las elecciones municipales y europeas (y autonómicas, pero no en Cataluña) del 26 de mayo, que los partidos independentistas tienen previsto hacer girar en torno al proceso penal.

Es decir, que, teniendo sobre la mesa ese escenario preelectoral y un panorama procesal en el que la mayoría de acusados han pedido que Puigdemont, verdadero elefante en la habitación del juicio, declare como testigo, los trabajos para reformar el reglamento del Parlament volverán a situar al expresident como factor desestabilizante en la convulsa alianza entre JpC y ERC en un momento para unos y otros estratégicamente clave.

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