Junqueras se presta a negociar ya con Sáenz de Santamaría

Pide a la vicepresidenta un encuentro en Barcelona para abordar los "pleitos" con el Estado

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El vicepresidente del gobierno catalán, Oriol Junqueras, se presta a negociar ya con Soraya Sáenz de Santamaría. El también consejero catalán de economía ha pedido a la vicepresidenta del Gobierno una entrevista, en Barcelona, para abordar las cuestiones pendientes, y comprobar hasta qué punto la oferta de diálogo que ha lanzado Mariano Rajoy es o no real.

Junqueras se perfila como el interlocutor del gobierno catalán con el Ejecutivo de Rajoy. Mantiene un contacto fluido con el equipo económico del Gobierno, con Cristóbal Montoro, y, en especial, con Luis de Guindos. Pero ahora se trata de aprovechar toda la potencialidad de la vicepresidenta, elegida por Rajoy como su mano derecha para abordar la agenda catalana.

La portavoz del Govern, Neus Munté, se mostró convencida de que Sáenz de Santamaría aceptará la invitación de Junqueras, con la idea de «acortar distancias y mostrar empatía». Ahora bien, ¿qué efectividad podrá tener?

Los intelectuales soberanistas se plantan

El gobierno catalán, que preside Carles Puigdemont, se encuentra en una situación de parálisis. A pesar de algunas exhibiciones, como la del pasado domingo, con una concentración en defensa de los cargos públicos que están encausados judicialmente, como el propio ex presidente Artur Mas, –por el 9N–, la falta de resultados concretos y la incertidumbre que genera la apuesta por un nuevo referéndum de independencia, ha comenzado a pesar con fuerza.

Prueba de ello es que dos de los intelectuales que han apoyado desde el inicio el proceso soberanista, los periodistas Francesc Marc Alvaro y Pilar Rahola, han comenzado a advertir de que se debería trazar otro camino.

Y quien mejor lo sabe es Junqueras, que, de momento, se aplica el «calladismo», y prefiere que otros se desgasten. «La persecución judicial moviliza a los convencidos, pero no amplía el número de partidarios de la causa. El independentismo deberá retocar su relato, más tarde o más temprano», ha señalado en su columna habitual en La Vanguardia. Y en la misma línea se ha pronunciado Rahola, al precisar que «sobra improvisación, y nos falta planificación».

La asunción de que se está perdiendo la batalla es clara. «¿Pero toda esta épica de bolsillo servirá para enfrentarse a la poderosa maquinaria de un Estado que sólo podemos vencer con la política más eficaz? Lo dudo sinceramente», sentencia Rahola.

La lista de 46 puntos

Junqueras va preparando el camino. El líder de Esquerra aprovechará las circunstancias, si se presentan y son favorables de cara a la independencia de Cataluña, pero quiere tender todos los puentes si ve que es del todo imposible. Con Saénz de Santamaría, que va con la ley como bandera y le falta más cintura política, según los miembros del Ejecutivo que han discrepado con ella, como el ex ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, Junqueras tendrá una prueba de fuego.

Entre las primeras cuestiones que Junqueras desea negociar figura la lista de 46 puntos que el presidente Puigdemont presentó a Rajoy, y que había presentado Mas al propio presidente del Gobierno. En esa lista se incluía diferencias sobre inversiones en infraestructuras, y disputas sobre el contenido de diferentes competencias, y traspasos a la Generalitat. Todos ellos, «dan para mucho», según la portavoz Munté.

Financiación autonómica

El objetivo de Junqueras es mostrar que el gobierno catalán puede mantener una relación bilateral con el Gobierno central. Por ello, el gobierno catalán querría que esa entrevista se produjera antes de la cumbre de presidentes autonómicos sobre financiación autonómica, que desea convocar Rajoy, y a la que no desea asistir –de momento– Puigdemont.

Pese a todo, las prevenciones han comenzado a diluirse, y Munté ha admitido que el gobierno catalán estará «muy atento» a la negociación que se pueda establecer sobre la reforma de la financiación autonómica. Ya no se desea liderar, como ha ocurrido siempre, pero sí se estará pendiente de que no acabe en una «sesión de chapa y pintura».

Junqueras espera su turno. Los partidos independentistas, de forma tímida, comienzan a sacar la cabeza: quieren negociar. Y emplazan a Sáenz de Santamaría a que asuma el compromiso.

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