Puigdemont desperdicia los esfuerzos del PSOE para evitar el 155

Con el 155 se ha demostrado la defensa del estado de derecho y la posición sólida del PSOE que le dio una salida a Puigdemont, sin que éste lo entendiera

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Mariano Rajoy ha sorprendido a todos al anunciar en su comparecencia en La Moncloa los detalles de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Ha elegido un 155 light y muy acotado en el tiempo. Habrá elecciones autonómicas en Cataluña el próximo día 21 de diciembre. El primer día en que se cumple el plazo establecido en la ley electoral desde que se disuelve el Parlament hasta la fecha de los comicios. Una decisión que ha cogido con el paso cambiado a los líderes secesionistas y a un Govern que ha sido cesado en el mismo acto de entrada en vigor de lo aprobado ayer en el Senado.

Hasta el momento en que diputados de Junts Pel Sí y la CUP presentaron la resolución para proclamar la república en la sesión del Parlament de ayer, el PSOE dio una oportunidad a Puigdemont de evitar la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Después de arduas negociaciones, Pedro Sánchez consiguió el apoyo del PP a una enmienda a la aplicación del 155 que lo desactivaba si Carles Puigdmont convocaba elecciones.

Puigdemont sigue sin entender que hay separación de poderes en España

La tuvo que retirar cuando se confirmó que el Parlament iba a aprobar la declaración de independencia. El desatino se pudo evitar y se demostró falso lo que afirmó Puigdemont en su comparecencia del jueves de no haber conseguido garantías en sus intentos de negociación con el Gobierno de España. No especificó en qué consistían las garantías. Luego hemos podido saber que lo que le importaba a Puigdemont era blindar su impunidad frente a las posibles acciones de la Justicia. No ha entendido nada sobre la separación de poderes.

Al PSOE hay que reconocerle por lo menos dos cosas.

La primera, su inequívoco respaldo a la Constitución y al Estado de Derecho en este reto secesionista. Y la segunda, su apoyo al Gobierno en las respuestas; un respaldo complicado en relación con su trayectoria frente al Gobierno del Partido Popular, porque ha antepuesto la responsabilidad de defender la ley frente a los intentos golpistas, incluso en situación de desgarro en algunos momentos con el PSC. No hay que conocer mucho los detalles de la relación entre Rajoy y Sánchez para saber que para el socialista no ha sido sencillo poner la responsabilidad por delante.

El PSOE ha demostrado su claro respaldo al estado de derecho ante el reto secesionista

Ayer no fue un día histórico. Demos a los conceptos su valor o no podremos mantener la coherencia. No hay épica en la declaración de Independencia. Ahorremos adjetivos. Ni siquiera hubo el coraje de celebrar una votación pública. Fue una declaración encubierta, clandestina, en la que los participantes quisieron encubrir su identidad en una votación secreta.

Deberíamos empezar a dar valor a los hechos. Desmintamos lo que se ha demostrado que es falso, que es mentira. Ni legalidad, ni legitimidad ni épica. Solo la épica que puede proporcionar la conveniencia de intentar nadar y gardar la ropa. El president ni siquiera tomó la palabra en el Parlament. Trasladó la responsabilidad al pleno disminuido del Parlament y a la calle, donde se vienen escondiendo los independentistas.

Queda para la historia y el análisis sosegado los rasgos de la personalidad de Puigdemont, sus medias verdades, sus mentiras y la falsificación permanente de los hechos.

El espejismo de comprensión que le proporcionó los excesos policiales del 1 de octubre se han desvanecido. Nadie podrá confiar nunca en la palabra de Puigdemont y Junqueras.

Después de que Puigdemont traspasará el Rubicón, Roma ya no le puede perdonar. Se ha puesto en marcha la respuesta del Estado de Derecho y la acción de la Justicia. Días duros pero inevitables.

Al PSOE hay que ponerlo en valor. Su cierre de filas con el Gobierno ha despejado cualquier duda que pudiera surgir en la legitimidad de la respuesta del Estado. El argumento esgrimido no solo por los independentistas sino también por Podemos de que esta era una decisión del gobierno del PP, para cuestionar la legitimidad de la respuesta del Estado, se queda sin margen con la presencia del PSOE en compañía de Ciudadanos.

Cualquier demócrata puede discutir los detalles del 155, pero no poner en cuestión su legitimidad

El setenta y cuatro por ciento del Congreso de los Diputados ha firmado un pacto para defender la Constitución. Y eso es mucho, casi imprescindible para la solidez de la reacción del Estado frente al golpe contra la Constitución.

Se acabó el margen para los intelectuales, periodistas y políticos adscritos durante tanto tiempo al “si, pero”. Los que no han cerrado filas con la Constitución frente a cualquier razón de conveniencia. Llegados a este punto, cualquier demócrata de buena fe puede discutir los detalles de la aplicación del artículo 155, pero no oponerse ni poner en cuestión su legitimidad y su carácter inevitable.

Frente a esos raros sectores de la izquierda que tanta comprensión han demostrado con el “derecho a decidir” en primacía sobre la ley y que indirectamente, al menos, han facilitado la progresión de los secesionistas, la actitud del PSOE ha sido determinante. Son padres de la Constitución de 1978 e hijos de todos los logros que ha reportado para toda España y, naturalmente, para Cataluña.

Se ha terminado el mantra de que ésta es una operación del Gobierno del PP

Vienen días duros en la recuperación de la democracia en Cataluña. Días en que el Gobierno, en la administración del 155, tendrá que medir la respuesta a cada provocación y a cada acto de desobediencia de la ley. Pero se ha terminado el mantra de que esta es una operación del Gobierno del PP. La sombra de Pedro Sánchez, respaldando al Gobierno y al mismo tiempo agotando todas las posibilidades de que Carles Puigdemont volviera a la legalidad, además sin exigirle ninguna humillación, ha sido ejemplar.

La democracia española tendrá que estar en alerta. Pero tiene muchas cosas a su favor. No solo el respaldo unánime internacional. Nadie respetable en el mundo pone en cuestión la naturaleza sediciosa del desafío. La forma prudente y los plazos de la respuesta también denotan prudencia y proporcionalidad.

Ahora solo hay que esperar que el Gobierno acierte en la forma de restablecer la ley y que la Justicia realice su trabajo.

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