Puigdemont somete de nuevo al Parlament a sus caprichos

Los grupos de la oposición ridiculizan el nuevo intento puesto en marcha para una teleinvestidura de Puigdemont: "No se puede investir a un holograma"

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Carles Puigdemont conserva la suficiente influencia para desestabilizar a las fuerzas independentistas con sus caprichos, pero las fuerzas independentistas ya no conservan la mayoría suficiente para aprobar sus ocurrencias en el pleno del Parlament. Junts per Catalunya (JpC), con la complicidad de ERC, ha activado un nuevo intento para dar cobertura legal a una eventual investidura del expresidente de la Generalitat, algo que ya probó sin éxito la primavera pasada.

Pero el asunto no pasará de amago, o de «brindis al sol», en palabras del portavoz de Cs, Carlos Carrizosa. No solo porque los servicios jurídicos de la cámara, el Consejo de Garantías Estatutarias (CGE) y el Tribunal Constitucional (TC) ya se manifestaron en contra de la posibilidad de una investidura presidencial a distancia, sino porque la iniciativa no contará con suficientes apoyos para tirar adelante.

Grupos de la oposición como Cs, el PP y Catalunya en Comú Podem (CECP) ya descartaron avalar cualquier reforma del texto reglamentario que incorpore la posibilidad de una teleinvestidura, que no solo entra en conflicto, alegaron, con la legalidad vigente, sino también, en palabras de la ecosocialista Marta Ribas, con el «sentido común». 

«Una investidura es para escoger a un presidente del gobierno, y no se puede ser presidente a distancia, no tiene sentido una investidura telemática o telepática», zanjó la portavoz adjunta de CECP. En la misma línea, el portavoz del PP, Santi Rodríguez, advirtió que «no es posible investir a un holograma».

ERC y la CUP, ambivalentes

El portavoz de JpC, Albert Batet, evitó hacer referencias explícitas a Puigdemont, y justificó la necesidad de la reforma como una forma de modernizar la institución, adaptándola «a las nuevas tecnologías» y por «respeto democrático a la soberanía del Parlament», pero el caso es que la maniobra ni siquiera suscita entusiasmos en el seno del bloque independentista.

Así, el diputado de ERC Gerard Gómez del Moral defendió la pertinencia de una reforma, pero eludió cualquier referencia, ni siquiera velada, como las usadas por Batet, a la teleinvestidura. Para los republicanos, es cuestión de «modernizar», «racionalizar», «feminizar» y hacer «más participativa» la institución.

La CUP, por su parte, solo apoyará a JpC y ERC si de lo que se trata es de «imponer la soberanía del Parlament y la voluntad popular por encima de cualquier otra consideración», advirtió la diputada Maria Sirvent. Pero que no esperen a los antisistema en «ninguna cuestión de cariz simbólico», remarcó.

A JpC no le salen las cuentas

El caso es que aunque JpC pudiera contar, además de con los de  ERC, con los votos de la CUP, no podría aprobar tampoco la regulación de la teleinvestidura, al no tener el bloque independentista mayoría en el pleno por la renuncia de los puigdemontistas a designar sustitutos para el expresident y sus otros tres diputados suspendidos por el Tribunal Supremo. En el mejor de los casos, el bloque soberanista suma 65 diputados, una cifra igual a la de los grupos de la oposición.

Carrizosa recordó el dictamen del CGE y la resolución del TC contrarias a la investidura a distancia, y también que a los independentistas no les salen los números para aprobarla.

El portavoz del partido naranja dio por sentado que JpC sabe que el intento de reforma del reglamento, que tachó de «fuegos de artificio», no tiene ningún recorrido, y le atribuyó otras dos intenciones. Por un lado, «agitar el espantajo de hacer presidente a un fugado» para obtener «rédito victimista». Y, por otro, volver a «presionar» a los representantes de Esquerra en la Mesa del Parlament para que tengan que significarse ante la posibilidad de volver a cometer «ilegalidades flagrantes».

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