Sánchez pospone la mesa de diálogo hasta primavera

El Gobierno esperará como mínimo al mes de abril para separar las conversaciones de las elecciones en Castilla y León

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en una imagen de archivo de la reunión en la mesa de diálogo / Jordi Bedmar

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La próxima reunión de la mesa de diálogo no se celebrará al menos hasta el mes de abril. El Gobierno de Pedro Sánchez ha pospuesto la cita con el equipo de Pere Aragonès hasta bien entrada la primavera con el objetivo de dar prioridad a otros puntos clave en su agenda política como las elecciones de Castilla y León.

El plan del Ejecutivo es poner fecha al encuentro después de los comicios autonómicos y de la reunión de la Conferencia de Presidentes que puede contar por primera vez con la presencia de Pere Aragonès, lo que cierra la puerta a que la cita se produzca antes de la Semana Santa, según ha publicado El Periódico.

Antes de volver a desempolvar las negociaciones sobre el conflicto político en Cataluña, el Gobierno también quiere haber dejado atrás otros de los debates más inminentes que tiene como la negociación parlamentaria para sacar adelante la reforma laboral, cuando restan apenas tres días para que venza el plazo máximo para su convalidación en el Congreso. O la aprobación de la Ley de Vivienda que ha criticado con fuerza el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La mesa del diálogo en todo caso tendrá lugar antes del verano. En ese espacio de tiempo también está marcado en el horizonte la celebración del debate sobre el Estado de la Nación en el que los ministros deberán dar cuenta de su gestión en el último año e incluso unas hipotéticas elecciones en Andalucía que termina este curso su ciclo electoral.

El Gobierno prepara el terreno para una mesa de diálogo con el independentismo dividido

Será la segunda reunión de la mesa de diálogo entre los equipos de Pedro Sánchez y de Pere Aragonès, después de la primera ronda de contactos de septiembre del 2021. La cita clave para desengrasar las relaciones entre las dos administraciones llegó más tarde de lo previsto por el impacto de la pandemia y con el bloque independentista dividido.

A la anterior reunión únicamente acudió el bloque de consejeros de Esquerra Republicana, después de que el presidente catalán vetara a los miembros de Junts que no formaban parte activa de la Generalitat. Desde entonces, se han repetidos los reproches de sus socios de la coalición que ven la cita como improductiva y no han querido sentarse con Sánchez.

Aragonès ha fijado dos años de margen, hasta que finalice la legislatura, para obtener un resultado de la negociación, lo que le ha separado también de otro de sus socios estratégicos: la CUP. La formación anticapitalista se ha mostrado muy beligerante con las negociaciones en un año marcado por otros desencuentros como la ruptura de la mayoría en los Presupuestos de Cataluña.

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