Theresa, parapléjica y maratonista (con ayuda de la tecnología)

La veterana de Vietnam Theresa Vereline recorrió los 42 kilómetros de la maratón de Nueva York en tres días gracias a un exoesqueleto mecánico

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Terry Vereline, exsargento y veterana de la guerra de Vietnam, ha sido la primera mujer estadounidense con paraplejia que ha completado un maratón. 42 kilómetros que Terry caminó en tres tres días con la ayuda de un exoesqueleto robótico de la compañía Rewalk.

Antes, en 2012, la británica Claire Lomas fue la primera persona en completar un maratón, el de Londres, ayudada por un exoesqueleto también de Rewalk. Claire necesitó 16 días para completar el recorrido.

Los exosesqueletos son mecanismos robotizados que asisten a las personas tanto en tareas repetitivas o que implican mover caras pesadas o que, en en su vertiente médica, facilitan e incluso posibilitan el movimiento de personas ancianos o con discapacidades físicas.

Un robot que se lleva puesto

A pesar de que su invención se remonta a finales del Siglo XIX, los recientes avances científicos —en ámbitos como la robótica y la neurología— han impulsado, posibilitado y abaratado el desarrollo y la utilización de estos mecanismos con fines médicos. La FDA (equivalente a la Agencia Española de Medicamentos) aprobó el uso médico de los exoesqueletos de ReWalk en 2014.

El expresidente Obama saluda a Terry Hannigan Vereline en Jerusalén. Fotografía: Rewalk
El expresidente Obama saluda a Terry Hannigan Vereline en Jerusalén. Fotografía: Rewalk

En el caso de Terry, esta mujer veterana de la guerra de Vietnam, de 65 años, fue diagnosticada de sarcoidosis antes de haber cumplido los 30 años. La enfermedad —que se relaciona con los químicos a los que Terry estuvo expuesta durante su época en el ejército, según el New York Post— acabó afectándo al cerebro y a la médula espinal. Como consecuencia Terry tiene paralizadas las piernas desde hace casi una década.

El exoesqueleto de Rewalk Robotics es algo así como un «robot que se lleva puesto». Probablemente el traje de Tony Stark, Ironman, es el tipo de exoesqueleto más conocido y —aun siendo de ficción— un buen ejemplo de qué es y de qué virtudes y beneficios ofrecen este tipo de robots.  

La simbiosis hombre-máquina

Aplicado a personas con lesiones espinales, este tipo de mecanismo sostiene y a la vez proporciona movilidad asistida con motores eléctricos controlados por un ordenador.

En este caso el exoesqueleto se mueve en base a la información captada por una serie de sensores de movimientos, aunque también pueden funcionar captando las señales eléctricas de los músculos e incluso mediante implantes neuronales que registran la actividad cerebral y la convierten en movimientos mecánicos.

Pero más allá de su funcionamiento mecánico —dice Larry Jasinski, CEO de Rewalk— el exoesqueleto funciona por la simbiosis entre la persona y la máquina: «la máquina no funcionaría sin Terry, y Terry no funcionaría sin la máquina.»

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