Las artimañas de las discotecas de Ibiza para mantener la facturación

La tolerancia de fumar en las salas y el agua salada en los grifos de los lavabos son algunas de las medidas de los empresarios para evitar que baje el consumo

Discoteca Privilege. Una noche de finales de agosto. Después de pagar una entrada de 35 euros, con el único derecho incluido de escuchar música y bailar, un grupo de chicos acuden al lavabo para beber agua del grifo, una práctica habitual entre los que agotan todo el presupuesto en el coste de la entrada. “¡Es agua salada!”, grita uno de ellos. “Aquí no se puede beber agua del grifo. Casi todas las discotecas hacen lo mismo”, explica un joven de otro grupo.

El episodio se quedaría en anécdota si las discotecas de Ibiza mantuvieran su facturación y no tuvieran que aplicar tácticas como esta para evitar la caída de consumo. Pero el caso es que el ocio nocturno de en la isla, referencia en todo el mundo, está sufriendo una caída de ingresos notoria y los grandes establecimientos han comenzado a generalizar prácticas que contravienen la legislación vigente.

Casi todas las discotecas exigen a los clientes fumadores que disfruten de sus cigarros en las salas y prohíben la salida temporal de la discoteca para fumar por el temor a que los clientes consuman fuera. “Tienes que fumar dentro. No se puede salir y no tenemos terraza”, explica un trabajador de seguridad de la discoteca Amnesia. Una trabajadora de la sala Space da el mismo razonamiento y explica que se puede fumar en el vestíbulo, un espacio techado e interior.

Barras vacías

Los altos precios (aunque más reducidos que otros veranos) han hecho que muchas barras de discoteca permanezcan vacías prácticamente toda la noche. El último domingo de agosto, día en que se presentaba la cantante Soraya en la discoteca Amnesia, todas las barras del inmenso local permanecían vacías. Las camareras encuentran una explicación sencilla. “O vienen después de haber bebido en los hoteles o consumen otras cosas”, explicaba una trabajadora del local.

Los empresarios de la isla han mostrado su preocupación por la caída del consumo, aseguran los integrantes de la Federación de Ocio Nocturno de Catalunya, Fecalón, que mantiene un contacto permanente con los empresarios.

El fenómeno coincide con el crecimiento de botellones, fiestas ilegales y bajada de precio en muchas discotecas. Los empresarios, preocupados por su merma de ingresos, han exigido al gobierno más control sobre este fenómeno que también atenta contra la facturación.

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