‘Mamá María’: Isabelle Huppert se pasa al narcotráfico

La gélida reina del cine francés presentó en el BCN Film Fest la desenfadada comedia en la que se hace pasar por una gran traficante de hachís

Isabelle Huppert. Foto: Marta Pérez | EFE.

Ya se sabe que la historia de los Oscar es un cúmulo de despropósitos, aunque uno de los puntos más álgidos en este sentido fue cuando Isabelle Huppert, por primera vez nominada a la Mejor Actriz, se quedó sin su correspondiente estatuilla, después de haber ganado el Globo de Oro y otros muchos galardones por Elle (2017), el magnífico film de Paul Verhoeven. Se lo arrebató la pizpireta Emma Stone por La La Land, película que fue debidamente castigada al final de aquella noche aciaga con doble sorpresa final.

Aquella dorada estatuilla hubiese sido una buena manera de reconocer a la Gran Dama del Cine Francés, que lleva trabajando desde principios de los años 70. Huppert, que ya suma 68 años, no ha dejado de prodigarse desde entonces, en el cine, pero también en el teatro, y a las órdenes de directores tan estimulantes como Hong Sang-soo, Michael Haneke, Serge Bozon, Benoît Jacquot o Ira Sachs, muchos de ellos viejos amigos con los que se ha dado el gusto de repetir, o incluso de tripitir. Con el bávaro, de hecho, ya van cuatro ocasiones.

Y también, con la pandemia de por medio, lleva más de un año promocionando esta Mamá María, del brazo de su director, Jean-Paul Salomé, con el que fraguó una sólida complicidad cuando este era presidente del Unifrance, el Icaa galo, es decir la entidad que se dedica a promocionar el cine francés por el mundo. Y así llegaron juntos al BCN Film Fest, exhibiendo una sintonía que se remonta a cuando leyeron la novela de Hannelore Cayre cada uno por su lado.

Una adaptación de serie negra

La novela de Hannelore Cayre, aquí traducida como La madrina (Siruela), fue todo un fenómeno en Francia. Ganó premios, y congració a la crítica y al público. Salomé y Huppert la leyeron cada uno por su lado: “La leí, y enseguida pensé que sería una gran película, pero en ese momento no tenía ni idea de que la acabaría protagonizándola yo, ni la leí con intención alguna en ese sentido. Hasta que me llamó Jean-Paul. ¡A veces leo por placer!”, exclama la diva.

«El cine es un espacio para confesar nuestros secretos más inconfesables»

Isabelle Huppert

“Ya se sabe que las grandes novelas no siempre dan grandes películas, y al revés, todo el mundo lo sabe, es un lugar común, y además son productos totalmente distintos, que no tienen nada que ver. Es un poco como cocinar, aunque tengas los mismos ingredientes, sale distinto”, continúa.

“La pianista, por ejemplo. Había leído otras novelas de Elfriede Jelinek, pero esa no. Me gustan los austríacos, Por los pueblos, de Peter Handke, me parece algo muy hermoso. Pero La pianista sigo sin haberla leído, sólo algunos fragmentos”, comenta, vacilona, de la película que le valió su segundo premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes de 2001.

Isabelle Huppert en Barcelona durante la presentación de Mamma Maria. Foto: Marta Perez | EFE.

Con Mamá María no conseguirá otro premio en Cannes, ni siquiera uno en los Oscar, pero la película nos permite pasar un buen rato. En primer lugar, porque tiene algo de ese cine negro francés de los años 60 y 70, el llamado polar, que ya no se hace, y en segundo porque es divertida y nos permite disfrutar de la Huppert en su versión más desenfadada, travistiéndose en narcotraficante marroquí para liquidar unas toneladas de hachís que el destino ha dejado en sus manos. La Huppert nunca le ha hecho ascos a la comedia popular, y aquí está en su salsa.

Una película con velo a medida

El propio Salomé se encargó de reescribir la novela para la pantalla, pero atendiendo a todos los requerimientos de Huppert. “Cuando leí la novela me sedujo que mezclara géneros. Además de su estructura de thriller, tiene momentos muy divertidos y otros más emocionantes o incluso dolorosos».

‘Mamma Maria’ tiene algo de ese cine negro francés de los años 60 y 70, el llamado polar, que ya no se hace

Philippe Engel

«Me gustó además que fuese un personaje muy conectado con la realidad de las calles de hoy en día, ese París que no se ve tanto en el cine. Se notaba mucho que la escritora, al haber sido abogada penal, conocía de cerca el mundo del hampa, y aportaba apuntes sociológicos interesantes. Pero hicimos algunos cambios, subrayando sobre todo el aspecto de retrato femenino”.

Huppert en Mamma Maria. Foto: Guy Ferrandis.

“Otro cambio que introdujimos respecto a la novela fue devolver a la vida al personaje de Farida Ouchani, que en la novela muere. Ella es la razón por la que se mete en este lío, y me gustaba la idea de que cultivaran una cierta amistad. Lo mismo que con la mujer china, que se dedica a lavar dinero. Me complace que haya una gran sororidad entre mujeres tan distintas, que aprenden a conocerse a pesar de las diferencias culturales. Eso también está más acentuado en la película”, prosigue.

“Todas tienen un gran sentido de la familia, además”, señala. “Mi personaje puede ser amoral, pero piensa en los suyos. De hecho, no piensa demasiado lo que hace: sabe que es anarquista una vez que se ha convertido en anarquista, no tenía un teoría previa sobre la cuestión. Tiene cierta facilidad para cruzar la línea roja, porque es algo que lleva en los genes, por su padre. Me gusta que sea un personaje fuera de la ley, como el propio cine, porque el cine, como el arte en general, no puede tener reglas. Es un espacio para confesar nuestros secretos inconfesables”.

Cultivar el fuera de campo

El personaje de Huppert, que además se llama Pacience (la madre de la ciencia), trabaja como intérprete para la policía, y así se entera que las fuerzas del orden van tras el hijo de Kadidja, la mujer que cuida a su madre en una residencia de ancianos. Y así se mete en el lío. Para complicarlo todo un poco más, sale con el policía al cargo de la operación, encarnado por el también veterano Hippolyte Girardot.

Mamma Maria. Foto: Guy Ferrandis.

“Esa historia de amor también me gusta, porque no es recíproca, está desincronizada”, comenta Huppert. “Me interesaba que fuese un amor que no llega a consumirse del todo, que se queda en el aire, eso le da cierta poesía. Es algo que podría llegar a ser, y no acaba de concretarse. Tiene mucho fuera de campo, y en el cine lo bonito es el fuera de campo. Es decir, lo que presentimos del personaje, pero que no llegamos a saber nunca. Michael Haneke es muy bueno en eso”.

Estreno en salas: 23 de abril.

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