Alcañiz, uno de los paradores más fascinantes de España
Es uno de los paradores más llamativos de España y merece mucho la pena visitarlo, ¡descubre esta joya oculta en la provincia de Teruel!

El castillo del Parador de Alcañiz. Foto: Paradores
Ubicado en lo alto de la loma de Pui Pinos, en el encantador municipio de Alcañiz, Teruel, el Parador de Alcañiz es mucho más que un hotel; es un viaje en el tiempo, un lugar donde se mezclan siglos de historia, arte y cultura. Situado en un antiguo castillo-convento que ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos, este parador es una de las joyas más apreciadas de la red de Paradores de Turismo en España. Tanto por su majestuosidad como por los tesoros artísticos que alberga, se ha convertido en un destino obligado para los amantes de la historia y la arquitectura, así como para aquellos que buscan disfrutar de una experiencia única en un entorno inigualable.
Un castillo medieval con historia
El Parador de Alcañiz se encuentra en lo que antiguamente fue el Castillo de los Calatravos, una fortaleza medieval construida en el siglo XII por la Orden de Calatrava, una de las órdenes militares más poderosas de la Edad Media en España. Esta fortaleza, en su origen, tenía un propósito militar y defensivo, dominando desde su posición estratégica toda la comarca del Bajo Aragón. Su robustez y su imponente arquitectura la convirtieron en un baluarte casi inexpugnable, diseñado para proteger a sus ocupantes en tiempos de conflicto.
Con el paso del tiempo, el castillo fue adaptándose a diferentes usos. Desde residencia nobiliaria hasta prisión y cuartel, cada una de sus etapas dejó una huella en su estructura y su diseño. El edificio también acogió a un convento, lo que añadió una dimensión religiosa a su ya rica historia. Hoy en día, el parador conserva vestigios de todas estas épocas, incluyendo su torre del homenaje, que aún se yergue como un símbolo de poder y resistencia.
Tesoros artísticos y patrimonio cultural
Uno de los mayores atractivos del Parador de Alcañiz es, sin duda, su riqueza artística. Dentro de sus muros, los visitantes pueden maravillarse con las exquisitas pinturas góticas que decoran algunas de sus estancias. Estas pinturas, datadas en la primera mitad del siglo XIV, son consideradas uno de los conjuntos de pintura mural más importantes de Aragón. Estas obras, con sus colores vibrantes y detalles minuciosos, cuentan historias de caballeros, santos y escenas bíblicas, transportando a los espectadores a una época en la que el arte y la religión estaban profundamente entrelazados.
La capilla y el claustro son otros de los elementos que resaltan en la estructura. El claustro, de estilo gótico, invita al recogimiento y la reflexión, con su arquitectura austera pero elegante, propia del siglo XIV. A medida que se camina por sus pasillos de piedra, es fácil imaginar a los antiguos monjes que una vez habitaban este espacio, envueltos en el silencio y la contemplación.
Además, el parador esconde rincones llenos de historia, como la cripta y las antiguas mazmorras, que recuerdan su pasado militar y de defensa. Cada rincón del edificio evoca una historia diferente, y recorrerlo es como pasear por un museo viviente.
El Parador hoy: un refugio de lujo con encanto medieval
Desde que fue convertido en Parador Nacional de Turismo en los años 60, el castillo-convento ha sido restaurado y adaptado para ofrecer todas las comodidades modernas, sin perder un ápice de su encanto histórico. Las habitaciones, decoradas con un estilo que mezcla lo tradicional y lo contemporáneo, ofrecen vistas espectaculares de la comarca. Desde sus ventanas se pueden contemplar los paisajes áridos pero bellos del Bajo Aragón, que se extienden hasta el horizonte.
El parador cuenta con todas las instalaciones que se esperan de un hotel de lujo: gimnasio, jardín, sauna, salones de conferencias, y parking exterior. A pesar de estas modernizaciones, la esencia del edificio sigue intacta, y los huéspedes pueden sentir que están viviendo dentro de un capítulo de la historia medieval mientras disfrutan de todas las comodidades modernas.
Un banquete para los sentidos: la gastronomía aragonesa
Otro de los grandes atractivos del Parador de Alcañiz es su oferta gastronómica. En el restaurante «La Concordia», los comensales pueden deleitarse con los sabores de la región. La cocina aragonesa es rica en tradición y sabor, y en este restaurante se pueden degustar algunos de los platos más emblemáticos de la zona, preparados con productos locales y de temporada.
Desde las migas aragonesas, que son un plato humilde, pero delicioso, hasta el ternasco de Aragón, uno de los emblemas de la gastronomía de la región, la carta del restaurante ofrece una experiencia culinaria completa. También se pueden degustar especialidades como el bacalao a la baturra, las borrajas y, por supuesto, el famoso jamón de Teruel. Para el postre, nada mejor que el melocotón de Calanda, una auténtica delicia dulce que pone el broche de oro a cualquier comida.
Un destino imperdible
El Parador de Alcañiz no es solo un lugar para hospedarse; es una inmersión total en la historia, el arte y la cultura de Aragón. Cada rincón de este castillo-convento cuenta una historia, y cada detalle arquitectónico es un testimonio de los siglos que han pasado por sus muros. Ya sea que te atraigan los paisajes, la historia o simplemente la oportunidad de alojarte en un entorno único, el Parador de Alcañiz es una parada obligatoria para cualquier viajero que quiera descubrir los tesoros ocultos de Teruel.