Burgos: gastronomía creativa y ocio alternativo entre monumentos

Más allá de su magnífica catedral, Burgos nos propone decenas de planes culturales y gastronómicos para un fin de semana de diez

Gastronomía burgalesa más allá de los clásicos. Foto: El Fogón de Jesusón.

El otoño burgalés nos recibe con un bello manto de hojas de tonos rojizos, naranjas y ocres, que se extiende sobre las riberas del río Arlanzón. En el centro, el Paseo del Espolón está escoltado por árboles cuyas ramas ya lucen totalmente desnudas, esperando que alguien las vista con luces navideñas.

El clima es frío, pero la ciudad nos acoge cálidamente con un sinfín de planes gastronómicos y culturales que nos van a dejar totalmente sorprendidos.

Y es que, Burgos es su magnífica catedral, pero no sólo ella.

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Ciudad Creativa de la Gastronomía

Durante el fin de semana que pasamos en Burgos, tuvimos la oportunidad de comprobar, de primera mano, las razones por las que, desde 2015, esta urbe castellanoleonesa forma parte de la red de Ciudades Creativas de la Gastronomía de la UNESCO.

Burgos es Ciudad Creativa de la Gastronomia de la UNESCO desde 2015. Foto: Burgos Gastronomy City.

En los bares y restaurantes de las céntricas calles de San Lorenzo, La Paloma o Fernán González los platos estrella siguen estando compuestos por la famosa morcilla burgalesa y las carnes al horno o la parrilla. Son propuestas muy sabrosas, pero, sin dejar de lado la fantástica materia prima local, la tratan de una manera mucho más creativa en los restaurantes que probamos.

El mayor ejemplo de ello lo encontramos en El Fogón de Jesusón (Santo Domingo de Silos, 23). “Cucho” – quien nos explicó, en primera persona, cada uno de sus maravillosos platos – es el encargado de mantener vivo, y desarrollar, el sueño que un padre y un hijo tuvieron hace más de dos décadas.

En las propuestas culinarias de este melómano empedernido hay una clara influencia de sus viajes a Oriente, incorporando toques asiáticos a su cocina mediterránea.

Las influencias asiaticas afloran en los platos de Cucho. Foto: El Fogón de Jesusón.

Es así como de sus fogones surgen propuestas tan sublimes como el curry tom yum con rape, las gyozas de cerdo y kimchi y las costillas duroc yakiniku.

Y si el menú de Cucho es excelso, el de Saúl Gómez, chef y fundador del restaurante Blue Gallery (Paseo Comuneros de Castilla, 19), es, simplemente, inexistente.

Saúl, quien ha creado su restaurante en el humilde barrio obrero en el que se crió, ama sorprender a sus comensales con los mejores productos que, cada día, encuentra en el mercado. Ellos son su fuente de inspiración y los cocina con mimo e imaginación desbordantes.

Foto: Blue Gallery.

Al dejarnos totalmente en sus manos supimos que no nos íbamos a equivocar. Y así fue. También fue un acierto cenar en la casa culinaria de Óscar Alonso, chef de Carmen (José María Codón, 9), un restaurante familiar que nació hace décadas en el icónico barrio burgalés de Gamonal.

Allí degustamos un magnífico menú basado en las setas de temporada, que acompañaron a cremas de calabaza, solomillos de vaca, carpaccios de chuleta y otras exquisiteces.

Ocio nocturno y cócteles de primer nivel

Dos de los restaurantes que visitamos en Burgos también tenían funciones de bares de copas. Los mejores cócteles de la ciudad se sirven en Paquita Mariví (Calle Huerto del Rey, 8), un local elegante en el que el chef Isaac Montoya hace auténticas diabluras entre los fogones, combinando el producto local con ideas de la cocina global.

Al acabar el horario de cenas, el lugar se convierte en uno de los sitios de moda de la noche burgalesa. De sus cócteles, nos quedamos con el rumbera, una exuberante mezcla de ron blanco, té chai, fruta de la pasión y espuma de frambuesa.

Algo similar sucede en el Norte Gastrobar (Plaza Huerto del Rey, 6), un restaurante de decoración ecléctica e íntima donde se puede exprimir la velada al máximo.

Pero la noche de Burgos también rinde tributo a sus locales más canallas e históricos. El que más nos gustó de todos ellos es La Pécora (Cardenal Segura, 18).

Situado a unos pasos de la catedral, el local destila rock y buenas historias desde el momento en el que cruzas su puerta. Los viejos discos de vinilo se amontonan en estanterías situadas tras la barra.

Brioche de pastrami. Foto: Norte Gastrobar.

Una máquina de pinball se halla junto a un caballo de madera, mientras un gran cactus – que parece sacado de una película del Oeste americano – señala, con sus brazos llenos de púas, hacia las paredes cubiertas de matrículas metálicas, carteles y tiras cómicas.

La Cuca (Puebla, 17) es otro céntrico bar burgalés de toda la vida, con buenos vinos que nos bebimos mientras nos mecía música de calidad. Sin embargo, el concepto que más nos sorprendió fue el de Siesta Brewing Co. Se trata de una fábrica local de cerveza artesanal llevada por un joven emprendedor.

Hasta aquí, nada fuera de lo común. Sin embargo, además de visitas a las instalaciones, Siesta Brewing Co (Alfoz de Bricia, 24) ofrece una terraza exterior en la que degustar sus bebidas y un par de naves donde jugar al futbolín, leer algo, charlar cerveza en mano o asistir a conciertos y fiestas. Food trucks, monólogos y otros eventos culturales completan el amplio repertorio.

Foto: Siesta Brewing Co.

Cultura alternativa en Burgos

Pero como no todo es comer y beber, al pasar unos días en Burgos también podremos satisfacer nuestra curiosidad cultural.

Por supuesto, no podemos marcharnos sin visitar el interior de su espectacular catedral, que luce impresionante tras los trabajos de restauración realizados durante la pandemia.

El Museo de la Evolución Humana es otro de los imprescindibles burgaleses. En él pudimos aprender todo sobre el yacimiento de Atapuerca y la evolución del ser humano.

Otros dos puntos de cultura mucho más desconocidos son la Sala Andén 56 y La Parrala.

Andén 56 (San Pedro y San Felices, 56), tal y como nos explicaron la amable y trabajadora pareja de gestores que lo llevan, Natalia y Cholo, no es sólo una fantástica sala de conciertos (en la que actúan grupos de renombre nacional e internacional), sino que también incluye una quincena de locales de ensayo que son aprovechados por bandas burgalesas. Su apoyo a la música local es incontestable e inacabable.

Foto: Sala Andén 56.

Uno de esos locales está ocupado por La M.O.D.A. un septeto acústico burgalés con influencias blues, folk, rock & roll y punk que ya sabe lo que es actuar en grandes escenarios, como el Wizink Center de Madrid, donde tocaron recientemente teniendo como teloneros a El Nido, otro buenísimo grupo folk que ensaya en el Andén 56.

En La Parrala (Infantas, 1), Kiko nos guió a través de un mundo de magia y arte. Se trata de un centro de creación de artes escénicas en el que más de una treintena de compañías teatrales burgalesas preparan y ensayan sus números de circo, teatro y otras disciplinas. Allí conocimos a acróbatas, bailarines, músicos, payasos, maquilladores, actores y un sinfín de personas que intentan vivir de su sueño.

Siempre hay que estar atentos a su cartelera de eventos, tanto en La Parrala como en otros escenarios de la ciudad, porque sus espectáculos son de los mejor que se puede ver en Burgos.

Burgos nos sorprendió con una cara mucho menos conocida y realmente fascinante.

a.
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