Novi Sad: así es la primera Capital Europea de la Cultura de un país que no está en la UE

La ‘Atenas de Serbia’ es una ciudad multiétnica que aprovecha sus históricos 11 puentes sobre el Danubio para escenificar la idea de encuentro entre orillas y culturas

Novi Sad Capital Europea de la Cultura 2022. Foto: Lazar Gugleta | Unsplash.

Si algo tiene Novi Sad es diversidad. Diversidad de colores en su hermosa arquitectura austro-húngara, de lenguas –hasta seis oficiales-, y de culturas. La segunda ciudad de Serbia solo por detrás de Belgrado es hogar de serbios, húngaros, eslovacos, croatas, montenegrinos y rumanos, entre otros, que viven a caballo entre las dos orillas del Danubio. No es de ahora. Importante centro económicos y artístico, es conocida como la ‘Atenas serbia’ desde tiempos otomanos. Ahora estrena título como Capital Cultural Europea.

Un título que comparte este año con las ciudades de Esch-sur-Alzette, en Luxemburgo, y Kaunas, en Lituania. Sin embargo, Novi Sad, capital de la provincia autónoma de Vojvodina, es la primera ciudad en ostentar este cargo sin pertenecer a la Unión Europea.

La Atenas de Serbia

A orillas del Danubio, la zona que ocupa la actual ciudad fue habitada desde la Edad de Piedra. Celtas, romanos, hunos, otomanos, húngaros y austríacos la habitaron también hasta que, en 1748, el establecimiento en la ribera izquierda del río se denominó Novi Sad.

Novi Sad llegó a tener 11 puentes sobre el Danubio. Foto: Nikola Rakic | Unsplash.

Durante los siguientes dos siglos sería el mayor núcleo económico, pero también el centro cultural de la nación serbia (entonces repartida entre el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano), de ahí su sobrenombre como la ‘Atenas de los serbios’.

Hoy, entre sus principales atractivos se cuentan desde la Fortaleza Petrovaradin, conocida por acoger el famoso festival EXIT, a los vinos y la sabrosa gastronomía de Vojvodina, una playa de arena en el Danubio y un puñado de museos interesantes, además del conocido como ‘reloj borracho’ o la historia de una de sus hijas más famosas, Mileva Marić, matemática y física, colega y luego primera esposa de Albert Einstein, a la que muchos atribuyen diferentes contribuciones a sus descubrimientos.

Fortaleza Petrovaradin

Hay que descubrir a fondo la Fortaleza Petrovaradin, que llegó a ser la mayor fortificación de Europa en el siglo XVII.

Fortaleza Petrovaradin. Foto: Pixabay.

Custodiando el Danubio (se eleva 40 metros sobre el río), y protegido por murallas, se extienden galerías, trincheras y fosos construidos por los austrohúngaros como defensa. Lo más especial, sin embargo, está en el subsuelo: una red de túneles subterráneos de 16 km única en el mundo.

También es curiosa su torre del reloj, blanca y de estilo barroco, que cuenta con algunas particularidades, entre ellas que la aguja que marca las horas es más larga que la de los minutos, al contrario de lo usual, lo que permitía a los barqueros ver la hora desde lejos.

Además, desde 2011, la fortaleza es el hogar de EXIT, uno de los mayores festivales del sur de Europa.

Reloj de Petrovaradin. Foto: Jure Tufekcic | Unsplash.

Centro histórico

Pasear por las calles del casco histórico de Novi Sad –totalmente peatonal- es como asistir a una clase de arquitectura. Entre coloridos edificios de estilos Secesión, Neogótico y Neorenacentista destacan la Catedral Católica y el Ayuntamiento, ambos en la plaza Libertad, la Iglesia Ortodoxa, la Sinagoga y el Palacio Arzobispal.

Cafés, boutiques y galerías ocupan hoy muchos edificios señoriales. El antiguo Hotel Vojvodina, el Teatro Nacional o el banco Vojvodjanska son algunos de los más hermosos.

Iglesia Ortodoxa. Foto: Snezana Stanojevic | EFE.

Otro lugar interesante es Matica Srpska (fundada en Budapest en 1826 y trasladada a Novi Sad en 1864), una de las instituciones culturales más prestigiosas de Serbia. Incluye una biblioteca y una galería con una colección de centenares de piezas entre pinturas, gráficos y dibujos de los siglos XVI al XX.

Una playa en el Danubio

No tiene salida al mar pero Novi Sad cuenta con su propia playa, directamente en el Danubio. De alrededor de 700 metros de largo, se abrió a los visitantes en 1911 y hoy sigue siendo uno de los lugares preferidos por los residentes para relajarse, pasear y disfrutar de sol en verano.

Cuenta con todo lo necesario para un día playero, desde hamacas a espacios para practicar vóley playa y, por supuesto, chiringuitos para tomar una cerveza fresquita. En verano es sin duda uno de los lugares más animados de la ciudad y acoge diferentes competiciones deportivas y festivales.

Playa Strand. Foto: Turismo Novi Sad.

También junto al río, Danube Park es el espacio verde por excelencia de la Novi Sad.

Capital Europea de la Cultura

‘Por los nuevos puentes’ es el lema de la programación que Novi Sad ha preparado con motivo de su capitalidad cultural europea, una declaración de intenciones que hace referencia tanto a los cruces históricos sobre el Danubio -llegó a haber 11 de los que solo quedan tres, con varios destruidos durante los bombardeos de la OTAN durante la Guerra de Kosovo de 1999- como a la metáfora de la unión.

Según sus responsables, los puentes simbolizan la conexión entre orillas que a veces se ven pero no se comunican y la necesidad de conectar regiones y gentes de toda Europa.

Pasear por Novi Sad es como asistir a una clase de arquitectura. Foto: Pixabay.

En cuanto a la programación, incluirá alrededor de 1.500 eventos durante todo el año con la participación de unos 4.000 artistas nacionales y extranjeros.

Con este concepto de puente de unión, abordarán temas como las migraciones, con la participación de la Barcelona Gipsy Balkan Orchestra, referente de la nueva ola de músicas del mundo, o la igualdad de la mujer, con propuestas entorno a la matemática serbia Mileva Maric Einstein o a la pionera del feminismo en los Balcanes Milica Tomic.

Con el objetivo de atraer público hacia barrios alejados del centro se han creado las ‘estaciones culturales’, con diferentes propuestas que esperan mantener una vez terminada la capitalidad cultural. Es el caso del barrio de Almas, el más antiguo de Novi Sad, donde se podrán visitar sus patios escondidos, lugares que recuerdan a los cordobeses (y en cuyo proyecto ha participado esta ciudad española).

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