El laberinto más grande de España, a punto de abrir en uno de los pueblos más bonitos de Castellón

Con su castillo encaramado sobre el mar, su trazado medieval y sus balcones al Mediterráneo, Peñíscola es una de las ciudades más hermosas de Castellón. Reconocido además como uno de los pueblos más bonitos de España, ahora, además, suma un nuevo atractivo a las historias de caballeros templarios, papas díscolos y hermosas playas: el laberinto más grande de España.

Más de 7.000 metros cuadrados y 4.000 plantan dan ya forma a este espacio, que contará con un recorrido de más de tres kilómetros, lo que le convierte en el laberinto más grande de España y el tercero de Europa.

El laberinto se inaugurará en abril

El vivero Peñisverd Garden Center ha sido el artífice de este nuevo proyecto, de iniciativa totalmente privada y que estará listo antes de Semana Santa, según sus responsables.

Han sido necesarios cuatro años de trabajos para dar forma a este proyecto, ubicado cerca del acceso a la localidad en la carretera N-340, que comenzó a gestarse en 2018 (iniciando la plantación del trazado verde y su diseño en 2020) y que ultima ya los detalles para su apertura.

De tipo multicursal; es decir, con posibilidad de recorrerlo escogiendo varios caminos, el laberinto cuenta con 7.000 metros cuadrados de superficie y tres km de recorrido y en su composición se han empleado hasta 4.000 plantas Ligustrum Japonica.

Un gran cuadrado central de la variedad Photinia Red Robin, epicentro del laberinto, lucirá la escultura de dinosaurio de grandes dimensiones, también realizada con especies vegetales.

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Un nuevo atractivo para Peñíscola

El recinto contará con más de 70 plazas de aparcamiento y tendrá una zona anexa al propio laberinto con espacios para ocio orientados al público infantil.

El laberinto suma así un nuevo atractivo para Peñíscola, conocida como centro vacacional de sol y playa familiar gracias a sus aguas cálidas y su litoral de 17 km, en el que se encuentran desde extensas playas de arena fina al norte a hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados al sur.

La ciudad antigua, coronada por la que fuera morada del Papa Benedicto XIII (el Papa Luna), un castillo-fortaleza del siglo XIV, ocupa un imponente peñón que se alza 64 metros sobre el azul del mar. No hay que perderse el patio de Armas, con excelentes panorámicas sobre el Mediterráneo, ni la torre del Homenaje.

Formando una pequeña península, se une al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era barrido por las olas durante los temporales, transformando a la ciudad en una efímera isla.

Aún hoy se siguen celebrando dentro del recinto amurallado diferentes eventos y festivales, como los de cine de comedia española y el de música antigua y barroca.

Más allá de esta pequeña joya se extiende un municipio poblado por modernos hoteles, apartamentos y restaurantes, muchos de ellos con excelentes terrazas para disfrutar de una cena o un buen cóctel entre la brisa del mar.