Vuelve uno de los trenes a vapor más entrañables de España

El Tren de Arganda retoma los viajes en una antigua locomotora a vapor que recorre parte del antiguo trazado del Ferrocarril de Tajuña, por la Comunidad de Madrid

El Tren de Arganda con la locomotora Henschel, de 1925. Foto Carlos Teixedor Cadenas – Wikipedia

En España sobrevive un puñado de trenes a vapor, donde las locomotoras negras de tanto hollín siguen transitando por rieles que atraviesan valles y campos; impulsadas por el carbón o la hulla que son devorado por calderas que recuerdan a pequeños infiernos.

Estos son los de las minas de Riotinto en Huelva, el Tren de la Fresa que va por el sur de la Comunidad de Madrid, el Tren del Urola en el País Vasco y el Tren de Arganda, que vuelve a la acción.

Un viaje por el tiempo en el tren a vapor

Viajar en estos trenes, aunque sea en un recorrido breve, no es solo para ver el paisaje, sino para sentir cómo se abre una puerta en el tiempo; en donde es posible descubrir antiguos oficios que han desaparecido como el del fogonero o guardafreno, o reciclado como el del maquinista.

Las locomotoras que llevan al Tren de Arganda, impulsadas por carbón, fueron fabricadas en 1925 y 1926

Este 5 de marzo el Tren de Arganda retoma la temporada de primavera, con viajes que se repetirán cada domingo hasta el 28 de mayo, con salidas a las 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00 horas.

Este tren histórico recorre lentamente, a unos 15 km/h, un tramo de cuatro kilómetros entre la antigua estación de La Poveda y el apeadero de la Laguna del Campillo en Rivas Vaciamadrid, tramo que pertenecía al desaparecido Ferrocarril del Tajuña.

El Tren de Arganda en su lento viaje. Foto Santiago López-Pastor – Flickr

Cómo es el trayecto del Tren de Arganda

La casi centenaria locomotora Arganda arrastra los coches de madera fabricados en 1916, en un viaje de 45 minutos donde el convoy atraviesa el río Jarama por el mayor puente metálico de la Comunidad de Madrid, y transita en paralelo a los picos de El Piúl, en dirección a la Laguna del Campillo.

El paseo, que cuesta siete euros, continúa con una visita al Museo del Tren en La Poveda, que exhibe recuerdos centenarios de los trenes de la región, con infraestructuras como el depósito de agua o los mecanismos de un desvío antiguo.

En tanto en el apeadero de La Poveda se enseña una maqueta a escala de este ferrocarril, construida por la Asociación Cultural Ferroviaria de Madrid.

Una de las locomotoras del Tren de Arganda. Foto Vapor-Madrid

El trabajo de los voluntarios

Este tren funciona gracias al trabajo de los voluntarios de la asociación Vapor-Madrid, que se han encargado de la rehabilitación de la citada locomotora Arganda, fabricada en 1925 en Alemania; y de la Aliva Nº 4, que data de 1926, y que se impulsa con la quema de carbón tipo hulla.

El trayecto de 4 km es un recuerdo del servicio conocido como Ferrocarril de Aragón, aunque en realidad llegaba a una localidad de Guadalajara

El antiguo trazado

Estos cuatro kilómetros son un reflejo de lo que fue el servicio también conocido como Ferrocarril de Aragón (aunque nunca llegó allí), una línea de vía estrecha que iba desde Madrid a la localidad de Alocén, en Guadalajara.

Tras la Guerra Civil el servicio sufrió varias interrupciones, y desde los años ’60 solo funcionaba por tramos y para fines industriales. Finalmente se desactivó en 1997.

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