Dónde comer en Altea: los mejores restaurantes del casco antiguo

La población de Altea, un pequeño paraíso de la Costa Blanca, atesora bellos edificios, calles y plazas empedradas y una excelente propuesta culinaria

Los arroces están entre los fuertes de Altea. Foto: L’Airet d’Altea.

Altea, en la comarca alicantina de la Marina Baixa, es uno de los pueblos más bellos de la Comunidad Valenciana y un icónico destino del veraneo nacional, un genuino tesoro junto al mar Mediterráneo rodeado de playas, entre las que destacan la de L’Olla, Solsida, Cap Negret y Albir.

En este lugar que transmite paz y en el que el tiempo parece detenido, pues aun destila ese sabor antiguo que le confiere haber sido durante siglos una villa de pescadores y labradores, se diferencian claramente dos zonas: una a las orillas del mar, y la otra, su precioso casco antiguo que todavía hoy en día respira la historia marcada por sus antiguos moradores.

El centro histórico de la localidad es un laberinto de calles empedradas, de escaleras que suben y bajan, de casas muy cuidadas y orgullosamente blancas engalanadas con macetas con flores de colores que le dan al pueblo su particular y evocador aire mediterráneo.

Además, junto a un importante patrimonio formado por edificios históricos, iglesias, museos y monumentos, brillan también pequeñas galerías de arte y tiendas de artesanía, así como bares, bistrós y restaurantes que ofrecen una variada y suculenta propuesta gastronómica.

Comer en el casco antiguo de Altea es un placer. Fotos: Visit Altea.

Arroces excepcionales, cocas y empanadas

Altea es un pueblo pesquero que también vive de su huerta, pues si a un lado se avista el mar, al otro tiene la montaña, por lo cual su gastronomía tradicional se basa en pescados, mariscos, hortalizas y verduras en general.

Estando en la Comunidad Valenciana, no se dejan de lado los arroces: en Altea se cocinan buenas paellas, destacando la ‘paella d’aladroc’ (de boquerón), un arroz de invierno elaborado con coliflor, boquerón, alcachofa y habas. En algunos restaurantes tradicionales la ofrecen variando las verduras y las hortalizas según la temporada.

También típico, el ‘l’arròs amb ceba’ (arroz con cebolla) es un plato gustoso e imaginativo, un sencillo arroz elaborado con cebolla y pimientos que podía llevar también algún trozo de pescado azul y que remite a épocas de menos abundancia en las cocinas de los hogares.

La gastronomía de Altea muestra los mejores productos del mar y de la tierra. Fotos: Visit Altea.

Aparte de los arroces, en Altea se preparan las tradicionales cocas que actualmente pueden adquirirse en todas las panaderías los jueves. Es el día para saborear un manjar que consiste en una masa abierta elaborada con harina, agua, levadura, sal y aceite de oliva y recubierta de verduras, pisto, pescados, embutidos, etc.

Tampoco hay que perderse los bollos de ‘bleda’ (acelgas), o los bollos de ‘farina de dacsa’ (empanadas fritas rellenas de espinacas, anchoas y morcilla).

Estos y otros manjares se pueden encontrar en los mejores restaurantes del casco antiguo de la población, con muy buenas propuestas para todos los gustos y bolsillos.

Dos buenos restaurantes tradicionales

Subiendo hasta la parroquia de nuestra Señora del Consuelo, llegamos hasta la calle Sant Pau, una de las vías con más sabor de cuantas podamos encontrar en Altea. Aquí, en el número 8, se localiza el restaurante L’Airet d’Altea, con buenas vistas desde su terraza de las montañas que circundan la localidad.

Foto: L’Airet d’Altea.

En su carta, platos de la cocina mediterránea tan sabrosos como los mejillones al vapor, los chopitos a la plancha o los boquerones frescos fritos, así como los calamares de la bahía y el aspencat con anchoas, entrante típico de las zonas marineras valencianas elaborado con ajo, aceite de oliva y verduras asadas (pimiento rojo y berenjena) que se sirve habitualmente como entrante, frío y acompañado de pan.

También disponen de pescados frescos y carnes, y de deliciosos arroces. Riquísimo el del senyoret, la paella de marisco, el arroz a banda y el de rape y gambas. De postre les recomendamos el biscuit de turrón.

Servicio familiar y cercano, meditada carta de vinos con varios alicantinos y espacio en el que prima la relajación y el silencio complementan una atractiva experiencia culinaria. Precio medio: 35/40 euros.

También de corte tradicional, el restaurante La Capella, muy visitado por los propios alteanos y recomendado por la Guía Michelin. Se halla también ubicado en la calle Sant Pau, en este caso en el número 1. Su filosofía gastronómica se basa en el buen producto de cercanía y en el respeto total por las recetas de siempre cocinadas con un punto de creatividad.

El arroz al horno de La Capella es todo un manjar.

Ocupa el espacio de lo que antaño fue una casa familiar de labranza, con más de tres siglos de historia, y en su interior hallaremos dos salas decoradas rústicamente y una terraza con vistas a la cercana Sierra de Bernia.

Entre los platos más característicos de su carta, entrantes como las cocas, y el espencat, un plato muy arraigado en Altea (pimiento rojo y verde, cebolla, pulpo y pescado seco). Una combinación sorprendente, sabrosa y exquisita. Como platos principales, no dejen de probar el arroz al horno (siempre por encargo) o el cordero con nísperos.

Su bodega es amplia, el servicio adecuado y el ambiente especialmente satisfactorio. Precio medio 35/45 euros.

Bonne cuisine française

Hay varios restaurantes de cocina internacional en Altea porque desde hace décadas ha cautivado también a muchos extranjeros, y algunos de ellos, cocineros de profesión, se instalaron aquí y abrieron sus restaurantes, sobre todo en la década de los 80.

Foto: Restaurante Oustau.

Como ejemplo de la mejor cocina francesa tenemos al Restaurante Oustau, en la calle Mayor. Sugerido por la Guía Michelin, ofrece platos y coctelería con base tradicional gala y un toque de creatividad, servido todo en una amplia terraza con exuberante jardín.

Abre de junio a octubre tan sólo por las noches, y en su carta encontramos un único menú degustación por un precio de 55 euros, en el que se eligen entrantes, plato principal y postre.

Los platos tienen nombres tan cinematográficos como las vieiras Charlize Theron caramelizadas a la mantequilla sobre una crema de endivias, steak tartar Conan, solomillo de ternera Golden Eye, o tarta tatin de manzanas Amelie.

El menú incluye vino y cócteles como el mojito classic, margarita o caipirinha. Aparte, la carta de vinos muestra interesantes propuestas nacionales a muy buenos precios.

Un restaurante que mira al mar

Para una comida con vistas al mar, una buena elección es el Restaurante La Claudia, situado en la céntrica y muy visitada calle Santa Bárbara. Tanto su cocina creativa como su ambiente mundano y cosmopolita así como las bellas vistas de su terraza a la bahía lo convierten en un lugar de peregrinaje en el casco antiguo de Altea.

Muy ricos los arroces en La Claudia. Foto: Restaurante La Claudia.

Su oferta gastro mezcla diversas culturas culinarias del mundo, ofreciendo productos de primera calidad, en una carta que cambia según las estaciones y los productos de temporada.

Muy sugerente y sabroso el carpaccio de gamba roja con huevas de erizos de mar, la pastela de rabo de toro, el cuscús con verduras de temporada, la merluza con infusión de gambas y spaghetti de mar y el milhojas de magret de pato y foie, así como deliciosos postres como la panna cotta de romero o la tarta de queso ahumado con helado de canela.

Como curiosidad, su elegante y moderno espacio interior viene con sus mesas vestidas con manteles de hilo de algodón tejidos a mano por la red de mujeres rurales de Yataity, localidad de Paraguay. Precio medio: 45/55 euros.

La mejor carne

Otro restaurante a tener en cuenta es Amiramar, en el número 13 de la calle San Miguel. Exhibe una cocina plenamente mediterránea que se puede acompañar con los vinos de una carta que contiene algunas de las mejores elaboraciones vinícolas de nuestro país.

Muchos clientes acuden al reclamo de su chuleton gallego. Foto: Restaurante Amiramar.

Es un espacio al que muchos acuden ex profeso, para degustar su chuletón de ternera gallega cocinado a la manera argentina. También habría que pedir algunos de sus pescados de lonja a la brasa y sus pizzas recién horneadas a la manera tradicional. Disponen además, de diversos platos vegetarianos.

Reconocido por su ambiente acogedor y su buen café, una visita a Amiramar no les defraudará. Precio medio: 35/40 euros.

Tapas y cócteles

Y si lo que se busca es una buena experiencia de tapeo, no hay lugar más favorable que el restaurante gastrobar Xef Pirata (calle de l’Àngel, 22). Lo llevan de forma muy diligente un grupo de jóvenes y expertas cocineras que ofrecen tapas de autora con un “toque canalla”.

Una de las propuestas más originales de Altea. Foto: Xef Pirata.

También proponen un menú degustación con 9 pases por 34.50€ (por persona y a mesa completa), que ejemplifica lo mejor de una cocina creativa e inteligente en platos como el nigiri de alcachofa en texturas, o las peculiares lentejas con turrón, curry y gambas, entre otros.

Entre sus tapas, sugerimos las croquetas de rabo de toro, cuscús y especias, el erizo de mar gratinado, el tataki de salmón, wakame y soja o el gofre casero de albahaca, pasas, burrata y trufa.

Llamativa selección de cócteles propios y de cervezas artesanas en un ambiente desenfadado e informal aventuran una óptima estancia en este local. Precio medio: 35/40 euros.

Ricca cucina italiana

Terminamos esta ruta en el Restaurante Quel Que Quieres (calle Alcoy, 2). Es un italiano muy acogedor decorado con mucho gusto, que brinda la oportunidad de degustar en Altea auténtica cocina trasalpina mucho más allá de las pizzas.

Ravioli con butifarra y patatas con masa de remolacha. Foto: Restaurante Quel Que quieres.

Lo encontramos en las cercanías de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, y se reconoce inmediatamente gracias a su fachada blanca y a sus puertas y ventanas pintadas en azul marinero.

Elaboran una cocina de cuidada presentación, en platos tan arrebatadores como la burrata con gambas, el bacalao a la mediterránea, el ravioli con butifarra y patatas con masa de remolacha o la mini berenjena a la caprese.

Buena carta de vinos con algunas propuestas italianas y ambiente placentero y familiar. Precio medio: 30/40 euros.

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