Saona: el restaurante que atrapa el espíritu del Mediterráneo
La apertura del restaurante Saona en el centro de Barcelona refuerza la propuesta de este grupo gastronómico nacido en Valencia de ofrecer menús de calidad a precios accesibles
La apertura del segundo local de Saona en Barcelona refuerza la propuesta de cocina y ambiente mediterráneo de esta cadena fundada hace ocho años en Valencia.
Tras su desembarco en la capital catalana en el centro comercial de La Maquinista, Saona inauguró el pasado 8 de julio un restaurante que busca su lugar en la abundante oferta gastronómica de Eixample Esquerra.
Éxito tras la apertura
Ubicado en la calle Aribau 131, a pasos de Diagonal, despliega un generoso espacio de 450 metros cuadrados apto para recibir 150 comensales. Pudimos ir a la semana siguiente de su apertura oficial y estaba lleno de punta a punta.
El local de la calle Aribau, en Barcelona tiene una capacidad para servir a 150 comensales por turno
Ya en el acceso recibe una escultura de una tortuga marina y un cuadro con cerámicas de estos simpáticos reptiles, que recuerdan la colaboración del grupo gastronómico con la Fundación CRAM y la Asociación Xaloc.
Recuerdos del Mediterráneo
A partir de ahí, cada detalle es un guiño al Mare Nostrum, ya sea por la cerámica y los tapices de inspiración mediterránea, el uso de colores que recuerdan al mar y la tierra, las lámparas revestidas en mimbre y el uso de mucha luz pero sin aturdir.
De hecho el nombre remite a una cala de Formentera que el dueño del grupo Saona, Gonzalo Calvo, eligió por un motivo particular: allí conoció a su esposa.
La propuesta gastronómica se basa en productos de cercanía, elaborados con recetas tradicionales e interesantes toques de fusión internacionales.
La elección del menú degustación
Si se trata de sacar el máximo partido a la visita se sugiere probar los menús degustación, que presentan un despliegue de cinco a siete tapas y un plato principal a elegir, a un precio que oscila entre los 10,95 euros (mediodías de lunes a viernes) y los 18,95 euros (mediodías de fin de semana y festivos), sin contar bebida.
Esa fue nuestra opción elegida, y así fueron desfilando las croquetas de pato Pekín, las gyozas de longaniza de requena, jamón y cebolla caramelizada, la gamba crujiente con kimchi, ajos tiernos y jamón y la tortita de tataki de atún sobre aguacate y mahonesa de wasabi.
Le siguieron la ensaladilla rusa sobre tosta de wanton y huevo de codorniz y el pulpo sobre alioli de patata, aceite de pimentón y crujiente de jamón.
Si se trata de sacar el máximo partido a la visita al Saona se sugiere probar los menús degustación
Así nombrados parece un canto a la gula, pero son porciones pequeñas, para degustar más que para quedar extasiado.
Los platos principales
Lo que sí calma el apetito son los platos principales. En nuestro caso nos decantamos por un arroz meloso de bogavante (se echó de menos tener mejores cuchillos y tenazas para abrir al crustáceo) cocinado en su punto justo.
Pero también se pueden optar por el costillar ibérico cocinado a baja temperatura, que al mirar el transitar de los camareros se veía que era uno de los platos con más demanda; el arroz en llanda de costilla ibérica, longaniza y garbanzos; el canelón trufado de longaniza, setas y parmesano; el secreto ibérico con patatas a lo pobre y reducción de Pedro Ximénez o el pollo teriyaki sobre arroz basmati, salsa de sésamo y ajos tiernos, entre otras opciones.
De postre se ofrecen dos chupitos (uno de chocolate blanco y sirope de mango y el otro de milhojas de mango con fresas) con una tarta a elegir, ya sea de lima, de queso con mango o arándanos, o la de chocolate y nueces.
Crecimiento del grupo
Esta combinación de platos de calidad y precio accesible impulsó el crecimiento del grupo gastronómico, que cuenta con 16 locales en la Comunidad Valenciana y nueve en Madrid; y presentados bajo cuatro marcas: la citada Saona, Turqueta, TagoMago y QuickSaona.