Tarta de queso: el postre que marca tendencia

Jon Cake, en Barcelona, se convirtió en la sensación gastronómica de las redes con sus variedades de tartas de queso, que ahora se consiguen en un local del Born

Jon Cake cuenta con cinco variedades. Foto Alex Froloff

Entre las callejuelas medievales del Born, contiguo al Barrio Gótico de Barcelona, hay una pequeña tienda con paredes de roca que solo vende un producto: tartas de queso. O cheescakes, como le gusta decir a los gourmets.

La tienda que Jon Cake abrió a fines de mayo canaliza el boom gastronómico que está protagonizando en las redes sociales, donde también se pueden encontrar cheescakes de chocolate o de zanahoria.

Pasión por la cocina

Aunque estudio ingeniería aeronáutica y sus primeras experiencias laborales fueron en el campo de la industria petrolera, Jon García (ese es su verdadero nombre) siempre fue una apasionado por la cocina.

Jon Cake con uno de sus cheescakes. Foto JP Chuet-Missé

En su hoja de ruta laboral están los pasos por el área de repostería del Celler de Can Roca, y de los equipos de La Tasquería (de Javi Estévez), Lera (de Luis Lera) y Casa Garras.

Tras tener que dejar el restaurante Casa Garras por la pandemia comenzó a experimentar con tartas de queso. Hoy vende 450 unidades a la semana

En este último establecimiento en noviembre del año pasado la pandemia puso sus planes patas para arriba. Pero fue para bien.

Las primeras pruebas

Impulsado por la curiosidad y el deseo de probar nuevas experiencias comenzó a experimentar con tartas de queso. “Ni bien volví hice la primera prueba. A la semana siguiente ya llevaba como 40 pruebas”.

La clave es dar con la textura justa. Foto Alex Froloff

Sus amigos fueron los conejillos de Indias que le ayudaron a encontrar las texturas y sabores justos, hasta dar con el toque buscado.

“Yo pensaba que vender 10 cheesecakes al día era un objetivo ambicioso”, recuerda. Entre noviembre y diciembre se lanzó a promocionar sus creaciones entre amistades y redes sociales, y la viralización le dio alas al proyecto.

Actualmente despacha 450 tartas, y tiene que esquivar los pedidos del sector de la restauración “porque estamos al límite de la producción”, que prefiere no forzar para resguardar la calidad de este postre.

Su eclosión es paralela al boom que la tarta de queso está protagonizando en diferentes puntos de España, liderados por locales como Zuberoa, Cañadío, Kava, Estimar o La Viña (este último, elogiado por The New York Times).

Tres tamaños para elegir. Foto Alex Froloff

 Las variedades

Jon Cake elabora cinco variedades de tartas: la clásica (con los quesos parmesano, gorgonzola, mascarpone y grana padano), la de queso azul, la de cabra, de idiazábal y la de chocolate.

Cada dos semanas sale del obrador una nueva creación especial. Desde que se lanzó a vender lleva 40 tartas de edición limitada

Cada dos semanas sale del obrador una nueva creación especial, que en las últimas entregas han sido de quesos Mahón-Menorca, cheddar ahumado o camembert. Y ya llevan 40 variedades queseras convertidas en tartas.

La de camembert es la que estaba disponible en la tienda del Born, donde una rápida degustación junto con la clásica y la de queso azul sirvieron para diferenciar sabores, previamente atemperados con un breve toque de microondas.

Jon Cake también cuenta con cheescake de chocolate. Foto Lys Ortega

Opciones para elegir

“Si bien nuestras pruebas en laboratorio marcan que las propiedades de las tartas se conservan durante siete días, lo ideal es comerla en el mismo día”, explica Jon a Tendencias Hoy.

Por ello, se pueden elegir entre los formatos pequeño (12 euros, para dos o tres personas), medio (20 euros, para cuatro a seis comensales) y grande (30 euros, hasta para 10 personas), que se puede comprar online o en la tienda (con un incremento del precio final).

Clientes esperando en el local de Jon Cake. Foto Lys Ortega

Los proyectos de Jon Cake

Entusiasmado con el auge de sus tartas de queso Jon está tanteando la apertura de una sucursal en Madrid, de asociarse a alguna tienda de vinos para ofrecer degustaciones acompañadas de tintos y blancos, de diversificarse a la pastelería con clásicos como el brownie y de reconvertir sus creaciones en cremas heladas.

Por lo pronto, sus cheescakes se pueden disfrutar como un puente al postre (siguiendo la tradición francesa) o como cierre a una comida. Aunque también es posible degustarla a media tarde, con una copa de vino en una delicada danza de sabores.

a.
Ahora en portada