5 hoteles especiales para una escapada otoñal de lujo

Queríamos otoño y ya lo tenemos aquí. La bajada de las temperaturas y la mágica transformación de los paisajes en toda España invitan a pasear por bosques misteriosos, salir a buscar setas, calentarse el cuerpo con platos de cuchara y acurrucarse frente a chimeneas.

También, ahora que la playa deja de ser prioridad, a mirar hacia el interior para descubrir fantásticos hoteles boutique con un punto (o muchos) de originalidad. Establecimientos no convencionales que, sin renunciar al confort, al diseño y al lujo, ofrecen experiencias totalmente diferentes.

Cabañas de diseño entre los árboles, grandes barriles que alojan coquetas suites, habitaciones-cueva junto a un lago termal o un faro reconvertido en hotel para dormir arrullado por el Atlántico son algunas de las mejores propuestas.

Retiro da Costiña: un poblado celta versión siglo XXI

Restaurador y ahora, también, anfitrión. En el corazón de Santa Comba, en la provincia de A Coruña, el chef Manuel Costiña, tercera generación una conocida familia de cocineros gallegos con 80 años de historia y galardonado con una estrella Michelin y dos Soles Repsol, inauguraba el pasado verano un alojamiento que viene a complementar la experiencia gastronómica en un entorno natural excepcional.

Lejos de decantarse por un establecimiento convencional, sus villas Costiña son siete pequeñas construcciones inspiradas en los castros celtas de la zona (de hecho, cada una de ellas lleva el nombre de un castro real).

Y como castros del siglo XXI, las villas, de pequeñas dimensiones, se inspiran en la arquitectura tradicional y están diseñadas para que el agua y el aire circulen libremente.

El interior no se priva de ningún lujo: materiales nobles, lencería y elementos naturales recuperados hablan de Galicia y su historia en este original espacio, donde cada detalle está pensado para disfrutar de la calma del interior de Galicia en esa zona rodeada de pazos, cascadas y bosques.

El proyecto, además, no acaba aquí, y ya está diseñada la siguiente fase del complejo, que incorporará una zona wellness, piscina climatizada y otras propuestas vinculadas al cuidado del cuerpo y la mente.

Sin duda, el mejor broche para culminar una experiencia gastronómica en Costiña, donde la cocina basada en el empleo de productos locales y el recetario tradicional se adereza con un punto de vanguardia.

Finca Seguró: dormir en una barrica gigante de vino

En el municipio de Sella, ubicado en la alicantina Sierra de Aitana, a 800 metros sobre el nivel del mar, Finca Seguró es el proyecto de toda una vida de René Roman Andres y Doris Violette Andres-Lüscher. La pareja, de origen suizo, compró la finca con una vivienda del siglo XVIII y la transformó en lo que sería una de las primeras casas rurales en la provincia al abrir sus puertas en 1997.

Después, llegaron los vinos, una suerte de hobby que se desarrolló alrededor de las dos hectáreas de viñedos de la finca y que hoy tiene como resultado una colección de vinos naturales, blancos y tintos, elaborados con las variedades tempranillo, chardonnay, merlot o pinot noir, sin pesticidas y con levaduras autóctonas bautizados como 7 Bancales.

La última incorporación del espacio, sin embargo, vuelve a mirar al alojamiento: entre viñedos, olivos, almendros y con unas vistas maravillosas a la sierra se han “plantado” enormes toneles de vino que albergan originales suites.

Cada uno independiente y lo suficientemente apartados para garantizar la privacidad y la inmersión en la naturaleza, cuentan cama king size (1,80m x 2m) y están equipados con calefacción, iluminación LED y USB, así como terraza privada.

La ‘tapa’ del barril se ha sustituido por una ventana acristalada que deja entrar los rayos de sol que regalan el mejor despertar que hay que continuar, sí o sí, con un desayuno a base de productos de proximidad en la terraza.

Otros barriles más pequeños acogen los baños, cada uno con baño, inodoro y lavabo, complementan las barricas-dormitorio.

La experiencia se redondea con un paseo por los viñedos y, más allá, la sierra que, puestos a pedir, acabe con un picnic con los vinos de Finca Seguró y alguna de las especialidades de la cocina local.

Las Cabañas (de diseño) de Oller del Mas

¿Quién no ha soñado de pequeño con una casita entre los árboles? Una espinita que ahora podemos sacarnos con Oller del Mas, que ha colocado, en medio de bosque de encinas, robles y pinos con vistas únicas a Montserrat, hasta 22 cabañas de madera que se funden con la naturaleza.

En Manresa, en la provincia de Barcelona, estas coquetas cabañas recientemente premiadas con el galardón Vinari al Mejor Alojamiento Enoturístico de Cataluña 2023 cuentan con una ubicación estratégica y un diseño diferente (pero todas igualmente estilosas).

Con grandes ventanales para crear una conexión profunda con el entorno, todas disponen con terraza y están decoradas con gusto exquisito, materiales naturales y tejidos nobles como algodón egipcio de 300 hilos en las camas o toallas 100% algodón.

Están agrupadas en tres núcleos: Las Viñas, Las Encinas y Los Pinos y cuentan con una superficie de 35 m2 con baño completo, habitación y zona de estar (con televisión y chromecast), además de terraza.

La sostenibilidad es el gran pilar de este alojamiento, que funciona con geotermia y aerotérmica como principales fuentes energéticas. Una depuradora biológica cierra el círculo de las aguas residuales y las depura para reutilizarlas.

A menos de una hora de Barcelona, este complejo combina, además de alojamiento y naturaleza, vino y gastronomía, ya que complementa a la bodega Heretat Oller del Mas (Denominació de Origen Pla de Bages), sus viñedos milenarios y su destacado restaurante Bages 964.

O Semaforo

Puede que no lo soñásemos de pequeños, pero pasar la noche en un faro junto al rugiente Atlántico es otra de las experiencias más impresionantes que se pueden reservar en España, más aún si lo encontramos en una ubicación tan espectacular como la Costa da Morte y el cabo Finisterre.

Considerado el fin del mundo durante miles de años, último hito antes de una región de tinieblas poblada por monstruos marinos, cuando el faro se levantó en 1853 ya se sabía que había mundo más allá.

A 138 metros sobre el nivel del mar, el faro de Finisterre, con su potente haz de luz que alcanza los 65 km, ha avisado desde entonces a los navegantes de la peligrosísima costa a la que se aproximaban.

En 1888 se construyó un edificio anexo al faro, la sirena –o ‘vaca de Fisterra’ como se la conoce- reconvertido en 1999 y reformado en 2016 en un sorprendente alojamiento: El Hotel O Semáforo.

Cuenta con seis exclusivas habitaciones, un restaurante, cafetería y terrazas con vistas infinitas desde donde se vislumbran desde increíbles puestas de sol a bravos oleajes en los días de tormenta, pero también densas nieblas que llenan de misterio el entorno y nos arrastran a antiguos tiempos de leyendas y mitos.

Todas las suites son diferentes, pero cuentan con camas king size, edredón nórdico, bañera hidromasaje y amenities bionature.

Aunque se ofrece room service, merece la pena pasar por O Refuxio, un espacio que acoge a los modernos peregrinos y les agasaja con su concepto taberna “mariñeira” actualizado, con propuestas de picoteo (montaditos, empanadas y raciones), y por el restaurante El Semáforo, con una oferta gastronómica más elaborada que orbita en torno a los productos de Galicia, la cocina de mercado y de temporada, con guisos tradicionales y platos de la zona, del longueirón al berberecho y del lubrigante (bogavante) al mejillón.

El Bálsamo Hotel Boutique

Primer alojamiento cinco estrellas de la provincia de Cuenca, El Bálsamo Hotel Boutique es sobre todo un establecimiento poco convencional donde, además de una casa solariega del siglo XVI restaurada que acoge las habitaciones, se puede disfrutar de una antigua cueva excavada a cincel en el terreno y que funciona hoy como una piscina termal.

El Bálsamo Hotel Boutique se ubica en la localidad de Belmonte, dentro de la Ruta del Quijote de la Mancha (no te pierdas los tres imponentes molinos que aún se erigen en sus cerros) y cuenta con siete habitaciones y dos apartamentos (para 2 y 4 personas) perfectamente equipadas con detalles de lujo.

Lo más llamativo, quizás, es su cueva termal donde tomar un baño en una piscina cavada en roca natural, un antiquísimo aljibe con agua salina que permanece a 34ºC todo el año. Se usa mediante un sistema de reservas, lo que garantiza el absoluto (y privado) relax.

Una segunda cueva, en tiempos empleada como bodega, funciona como alacena y alberga tinajas centenarias, cocina y chimenea.

Además, el conjunto cuenta con un patio porticado del siglo XVI, un hermoso jardín exterior con una gran parra que aporta sombra y un ambiente de lo más acogedor, una piscina exterior y un comedor también decorado en estilo rústico perfecto para disfrutar del desayuno elaborado con productos frescos de proximidad.