Los 7 viajes en tren más alucinantes para el invierno

Del tren que conquista el Círculo Polar Ártico al que cruza las Montañas Rocosas pasando por los que recorren los Alpes, estos son los ferrocarriles más increíbles a través de la nieve

Glacier Express, Suiza

El Glacier Express, uno de los trenes para amar el invierno. Foto: Turismo de Suiza.

Decía el escritor estadounidense Paul Theroux en su obra El gran bazar del ferrocarril (1975) que si un tren es grande y cómodo, ni siquiera necesitas un destino. Basta, apuntaba, un asiento en cualquier rincón para “ser uno de esos viajeros que están quietos en movimiento, avanzando sin llegar ni sentir la necesidad de llegar a ninguna parte”.

También sostenía el autor de El viejo expreso de la Patagonia (1979), siempre lúcido y defensor del viaje sin más propósito que la diversión y la aventura, que solo un trayecto en tren es viaje. El resto, apuntaba, no son más que desplazamientos, ya que la verdadera travesía comienza solo cuando ponemos un pie en el destino.

No es así con los trenes.

En una época en la que el tiempo es uno de los bienes más escasos, abandonarse a la contemplación del paisaje que se dibuja en la ventanilla de un ferrocarril sin importar horarios ni distancias se convierte en una experiencia de auténtico lujo, un viaje en sí mismo.

Glacier Express. Foto: Turismo de Suiza.

Y el invierno es uno de los momentos más especiales para este tipo de viajes. Glaciares y lagos azul turquesa, espectaculares paisajes cubiertos por un manto nevado, túneles y puentes que son auténticas obras de arte de la ingeniería, los más impactantes picos alpinos y quién sabe si alguna aurora boreal colándose por la ventana: estos viajes en ferrocarril son un catálogo de maravillas que brillan especialmente en esta estación.

Glacier Express, Suiza

Llevar con orgullo el título de expreso más lento del mundo es toda una declaración de intenciones por parte del Glacier Express.

En Suiza, un total de 8 horas y 3 minutos se tarda exactamente en recorrer los 291 km que separan las elegantes localidades de St. Moriz y Zermatt.

91 túneles y 290 puentes entre giros y curvas ‘amenizan’ el recorrido, que discurre entre los picos más asombrosos de los Alpes, entre ellos el Cervino que vigila, desde sus 4478 metros, la llegada al exclusivo centro invernal de Zermatt.

Foto: Glacier Express.

Sus ventanas panorámicas que llegan hasta el techo ofrecen extraordinarias vistas de los paisajes, mientras en su clase Excellence, la oferta premium del Glacier Express con vagones inspirados en hoteles de alta montaña, se sirven champán, aperitivos y un completo menú de cinco platos.

Tren de Círculo Polar Ártico, Noruega

Uno de los viajes en tren más remotos y espectaculares que existen es, sin duda, el Tren del Círculo Polar Ártico (The Arctic Nordland Line).

También llamado el Tren del sol de medianoche (en verano, cuando el cielo está despejado, el sol permanece visible las 24 horas del día), es en invierno cuando las auroras boreales pueden sorprender a sus pasajeros con cielos encendidos con luces de increíbles tonalidades.

El único tren que atraviesa el Círculo Polar Ártico. Foto: Sergi Reboredo.

La ruta parte de la ciudad de Trondheim y recorre durante casi 10 horas un sorprendente y agreste paisaje hasta llegar a la remota localidad de Bodø, al norte del Círculo Polar Ártico, el lugar desde el que visitar las afamadas islas Lofoten.

En el trayecto, 44 estaciones, 293 puentes y 154 túneles forman parte de la línea ferroviaria más larga de Noruega, de 729 kilómetros, además de la única que cruza el Círculo Polar Ártico.

Con 29 kilómetros, el Tren del Círculo Polar Ártico es la línea ferroviaria más larga de Noruega (y la única que cruza el Círculo Polar Ártico)

Con dos salidas diarias, una diurna y otra nocturna, y una velocidad de hasta 140 km/h, así como confortables asientos y un vagón restaurante aunque lo más interesante, sin duda, es el catálogo de paisajes, culturas y climas que discurren tras las ventanillas y que van de los frondosos prados y bosques de Trøndelag hasta fiordos del norte del país.

Semmering, Austria

Mucho más corta, de solo 41 km, es la línea ferroviaria de Semmering, un tramo del Ferrocarril del Sur de Austria que corre desde Gloggnitz hasta Mürzzuschlag.

Construido entre 1848 y 1854 en un abrupto terreno montañoso, el ferrocarril es una de las grandes proezas de la ingeniería en los comienzos del ferrocarril lo que le valió la catalogación como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El viaje a través de los Alpes austriacos incluye 16 viaductos suspendidos en el vacío, 15 túneles y un centenar de puentes de piedra que le sirven para salvar los obstáculos que ofrece un espectacular paisaje montañoso.

Foto: Turismo de Semmering.

El punto más alto se encuentra a 883 metros sobre el nivel del mar, en un paisaje tapizado de blanco, con miles de pinos con matices de nieve y grandes macizos rocosos.

Debido a la solidez de sus túneles, viaductos y otras obras de ingenierí­a, la lí­nea se ha seguido utilizando sin interrupción hasta nuestros dí­as.

Actualmente el viaje se puede hacer en unos 42 minutos, pero es mucho más recomendable bajarse en las diferentes estaciones que permiten visitar lugares como el Castillo de Gloggnitz, el museo de trenes de Höllentalbahn, la pintoresca oficina postal histórica de Küb o, ya en Semmering, el elegante interior del Hotel Panhans.

Doğu Express

Expreso del Este en español o Dogu Ekspresi en turco, se trata de un ferrocarril que recorre un total de 1310 km atravesando Turquía para conectar las ciudades de Ankara y Kars, cerca de la frontera con Armenia.

Aunque tiene una opción de ruta clásica y otra turística, no es un tren de lujo, sino un ferrocarril de larga distancia con coches cama que tarda nada menos que 24 horas en realizar el trayecto mientras atraviesa las provincias de Kırıkkale, Kayseri, Sivas, Erzincan y Erzurum.

Vista del Doğu Express en un paisaje nevado
Doğu Express. Foto: Turismo de Turquía.

El tren, que incluye vagones Pullman y coches litera, cuenta también con un vagón comedor con catorce mesas y sillas para 56 comensales.

Casi desconocido fuera de Turquía, el tren saltó a la fama hace unos años tras causar furor entre instagramers turcos, que subían todo tipo de fotos en compartimentos que decoraban expresamente para el viaje.

El destino final del expreso, la ciudad de Kars, es también uno de los asentamientos más antiguos de Anatolia por el que han pasado diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia, entre ellas persas, romanos y otomanos.

Ubicado en una importante ruta comercial donde antaño confluía la famosa Ruta de la Seda, también aquí se encuentra la antigua ciudad de Ani, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y datada en el año 5000 a.C.

Ciudad Antigua de Ani, en Kars. Foto: Turismo de Turquía.

Tampoco hay que perderrse el Castillo de Kars, los bastiones y el Segundo Puente de Piedra, la Mezquita de Ebu’l Menûçehr, la Iglesia de San Prkich, la Iglesia de Tigran Honents, el Monasterio de las Vírgenes y el Museo de Kars.

Con un centro invernal, el de Sarıkamış, muy próximo, en invierno el lago Çıldır, en la frontera entre Kars y Ardahan, se congela, dejando paso a trineos tirados por caballos.

Rocky Mountaineer, Canadá

Espina dorsal de Norteamérica, las Montañas Rocosas son sinónimo dramáticos paisajes donde se suceden imponentes picos, lagos cristalinos y frondosos bosques en los que habitan osos, águilas o alces.

Nada mejor para descubrirlo que el Rocky Mountaineer, un tren que recorre los casi 800 km que separan Vancouver y el Lago Louise, en Canadá.

Un tren panorámico por las montañas rocosas.
Un tren panorámico por las montañas rocosas. Foto: Rocky Mountaineer.

Operativo desde 1990, en los últimos años el ferrocarril ha introducido vagones panorámicos de lujo con paredes y techos de cristal (GoldLeaf Service y SilverLeaf Service) que permiten obtener una visión sin obstáculos del exterior (y quizás descubrir en su hábitat a un oso negro o grizzli).

La compañía ofrece diferentes rutas e itinerarios que van de dos a tres días de viaje (combinando el ferrocarril con hoteles) atravesando el macizo montañoso de 180.000 km2 hasta Banff o Jasper, con diferentes visitas a lugares como el Parque Nacional de Banff o los bosques que rodean a la ciudad de Jasper, así como menús.

También se pueden combinar para hacer rutas circulares. En 2021, Rocky Mountaineer estrenó su primera ruta por EE UU entre Denver (Colorado) y Moab (Utah) con una parada nocturna en Glenwood Springs, Colorado.

Transiberiano

Es el trazado ferroviario más largo del mundo, que recorre 9.656 kilómetros y atraviesa ocho zonas horarias. Su trayecto de Moscú a Vladivostok, en el extremo oriente de Rusia, hace del Transiberiano uno de los viajes en tren más épicos. Pero tampoco quedan atrás los ramales que llegan hasta Pekín por Mongolia o por Manchuria.

Durante el trayecto, a una velocidad media de 70 km/h, impactan paisajes como los del lago Baikal, entre acantilados y túneles, y Siberia, que regala vistas de horas y horas de desérticos paisajes esteparios.

El Transiberiano al pasar por el lago Baikal. Foto: Lynne Atwood | Golden Eagle.

Según el tramo y el trayecto escogido, el viaje una duración (puede llegar hasta 15 días o más), según se quieran realizar paradas en los pueblos y ciudades donde llega.

A lo largo de este trazado de epopeya circulan diferentes tipos de trenes, como los lujosos Águila Dorada, El oro de los zares o el Rusia Imperial; en donde los camarotes, los salones comedor y los vagones despliegan una opulencia digna de los Romanoffs.

Tren cremallera de Nuria

Mucho más próximo y accesible, el tren Cremallera de Núria es también una auténtica experiencia invernal, además del único medio de transporte que permite acceder a la estación de esquí y montaña del Valle de Núria en la Vall de Ribes, en el Pirineo Oriental (Girona).

Por supuesto, también se puede acceder caminando, aunque esta es una vía bastante más exigente si se tienen en cuenta las montañas de más de 3.000 metros de la zona o la altitud de la propia estación, exactamente a 1.964 sobre el nivel del mar.

Tren cremallera de Núria
El cremallera de Nuria es uno de los trenes mas impresionantes de Cataluña. Foto: FGC.

El ferrocarril, con un trazado de 12,5 km en los que salva un desnivel de 1000 metros, parte del municipio de Queralt y realiza paradas en cuatro estaciones: Ribes-Enllaç, Ribes-Vila (en el pueblo de Ribes de Freser), Queralbs (último punto donde se puede llegar en coche) y, finalmente, Núria, a 1964 metros de altitud.

Considerado el tren cremallera más alto del sur de Europa, durante el viaje, de 40 minutos, una audioguía gratuita accesible través del móvil permite descubrir secretos del valle y sus pueblos, pero también la historia del tren, inaugurado en 1931 y que ha permitido que la Vall de Núria sea un espacio sin coches, garantizando así la preservación de la puerta de entrada al Parque Natural de las Cabeceras del Ter y del Freser.

Comenta el artículo

Deja una respuesta

a.
Ahora en portada