El récord mundial de aviación que nadie puede romper desde hace 60 años

En 1959 en Las Vegas una pequeña avioneta logró el récord del vuelo más largo de la historia: casi 65 días sin tocar tierra. ¿Y cómo hacían para repostar y comer? Con un ingenioso sistema

El Cessna del casino Hacienda volando a baja altura

En el pasado agosto el dron Zephyr del Ejército de EEUU, impulsado por energía solar, voló sin interrupciones por 64 días, 18 horas y 26 minutos. Inesperadamente cayó a tierra, y estuvo a solo cuatro horas de alcanzar un récord mundial que nadie puede romper desde 1959: el mayor vuelo sin tocar tierra de la historia.

Y si esa aeronave autónoma hubiera resistido un poco más, todavía habría otro récord que romper: el del mayor vuelo tripulado sin escalas.

La hazaña de 1959

Hace 64 años Robert Timm y John Cook lograron la increíble hazaña de estar volando sin parar durante 64 días, 22 horas y 19 minutos. Y no eran pilotos de prueba ni estaban en una aeronave con la última tecnología: estuvieron más de dos meses en una pequeña avioneta Cessna 172 para impulsar una campaña publicitaria.

El vuelo sin escalas más largo de la historia duró 64 días, 22 horas y 19 minutos

La hazaña sucedió en Las Vegas, donde el casino y hotel Hacienda que había abierto en 1956 buscaba un impacto para seducir a jugadores y huéspedes.

Cook limpiando el parabrisas del Cessna

Robert Timm, un técnico que reparaba tragaperras y fue piloto en la Segunda Mundial, le propuso romper el récord de resistencia en el aire, que estaba en 47 días.

Según informa CNN en una entrevista a la historiadora de la aviación Janet Bednarek, Timm transformó el Cessna para el maratoniano vuelo: quitó los dos asientos traseros, colocó un pequeño colchón, sacó casi todos los accesorios para ganar peso y creó un pequeño habitáculo para la higiene personal.

La solución para repostar

El problema para repostar merece un premio al ingenio: instalaron un tanque que se podía llenar desde un camión en el suelo.

“Cuando necesitaban repostar, bajaban y volaban muy bajo y justo por encima de la velocidad de pérdida. Luego llegaba el camión, levantaba una manguera y usaba una bomba para transferir el combustible al avión”, explica esta historiadora.

Para repostar conectaban una manguera con un camión cisterna que viajaba por una carretera. Y de noche

El ingenioso mecanismo para repostar la aeronave

Y además, todo el proceso se realizaba de noche en una larguísima carretera en la frontera entre California y Arizona.

En esas oportunidades se aprovechaba para despachar termos con comida triturada del hotel Hacienda y otros suministros para los pilotos.

Los intentos frustrados

Hubo tres intentos previos de alcanzar el récord, pero otro equipo -también volando con un Cessna 172– se les adelantó, y situó la marca en 50 días.

Timm no bajó los brazos, eligió al mecánico de aviones John Cook como copiloto, y despegó el 4 de diciembre de 1958 para iniciar un nuevo vuelo por los cielos del suroeste de EEUU.

Cómo eran los vuelos

Como podían dormían en el pequeño colchón de atrás, pero la falta de sueño de Timm mientras piloteaba en el día 36 casi provoca un accidente, de no ser por el rudimentario piloto automático que condujo la nave una hora a 1.200 metros de altura.

El Cessna 172 se exhibe en el aeropuerto de Las Vegas. Foto Daniel Piotrowski – Wikipedia

Pocos días más tarde falló la bomba eléctrica que enviaba combustible, y los problemas técnicos se fueron sucediendo con averías en la calefacción, las luces de aterrizaje y algunos indicadores.

Pero siguieron adelante 15 días más, hasta que aterrizaron el 7 de febrero de 1959 tras haber volado más de 241.000 kilómetros.

Agotados pero felices

Tuvieron que ser sacados del avión porque apenas podía moverse por tantas semanas de inmovilidad. Estaban agotados pero felices por la hazaña. Sabían que a nadie se le ocurría la locura de pretender volar casi dos meses sin interrupciones.

Los dueños del casino, la familia Bayley, tuvieron el impacto publicitario que buscaban y llegaron a crear una compañía con 30 aeronaves que ofrecía vuelos desde Los Ángeles con estancias en el Hacienda.

Y ahí sigue vigente ese récord, que ni siguiera un dron no tripulado equipado con la última tecnología militar pudo quebrar décadas después.

a.
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