Seis curiosidades de la Catedral de Sevilla que nadie te había contado

Es la mayor catedral gótica del mundo, donde se levanta uno de los campanarios más bonitos que se puedan ver en Europa. En este viaje descubrimos algunos de sus secretos más insólitos

La catedral simboliza el poder que tuvo Sevilla cinco siglos atrás. Foto Byungjei Lim | Pixabay

A la distancia se ve la elegante silueta de La Giralda, el campanario de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Sevilla (ese es su nombre oficial), que deslumbra por su estilo gótico con trazas de la herencia musulmana.

Este templo católico cuenta con muchos secretos y curiosidades que escapan a la mayoría de visitantes.

Vamos a descubrir algunos de ellos.

La catedral sin diseño de catedral

¿Cuál es la catedral gótica más grande del mundo? ¿La de Notre-Dame, la de Burgos, la de Milán? Pues no, es la de Sevilla, y quitando la clasificación por estilos de arquitectura, solo es superada en tamaño por la basílica de San Pedro en Roma.

Este edificio de 11.500 metros cuadrados, al terminar su construcción en 1528, superó en dimensiones a Santa Sofía, de la entonces Constantinopla, como la iglesia más grande del planeta.

Algunas medidas dan cuenta de su magnitud: la nave central tiene una longitud de 126 metros y un ancho de 76. En tanto la altura máxima en el crucero llega a los 42 metros.

Sevilla tiene la catedral gótica más grande del mundo. Foto Sevilla Congress & Convention | Flickr

Pero si su diseño es gótico, ¿por qué su planta no tiene forma de cruz latina sino que es cuadrada?

La razón es que el templo se construyó sobre los cimientos de la mezquita mayor que habían levantado los almohades, como ha sucedido con otros edificios religiosos en España y América.

El alminar musulmán se reconvirtió en la Giralda, que con sus 104,5 metros llegó a ser la torre más alta del mundo.

Otras herencias de la arquitectura árabe en la catedral es el Patio de los Naranjos y la Puerta del Perdón.

Las copias de la Giralda

Una sorpresa de la Girada es que no tiene escaleras sino una rampa. El motivo es que cuando se diseñó como alminar se buscó que el sultán pueda subir hasta la torre y de ahí contemplar la ciudad.

La mejor manera era que use su caballo, y obviamente, las rampas solucionaban el problema.

A diferencia de cualquier campanario en el mundo, la Giralda no tiene escaleras sino una rampa, que permitía al sultán almohade subir la torre en su caballo

La belleza de esta estructura llevó a que tenga varias imitadoras en otras latitudes, como la de un centro comercial en Kansas City; la del pueblo de L’Arboç del Penedés (Tarragona), y la llamada Giraldilla de la iglesia de San Pedro de Carmona, también en Sevilla.

La Giralda es el símbolo de Sevilla. Foto Tom Podmore | Unsplash

Y un detalle: gracias a las pinturas renacentistas y barrocas se descubrió que el campanario estaba pintado de rojo, como se ve en la obra Santas Justa y Rufina, pintado por Bartolomé Murillo en 1666

El emperador disfrazado de santo

La catedral es un catálogo de obras de arte, no solo por su arquitectura, sino por el valor de su pinacoteca, abundante en grandes maestros españoles, con obras de Velázquez, Zurabarán, Goya y Murillo.

Otro récord del que presume este templo es su retablo mayor, el más grande de la cristiandad, que despliega 44 relieves y 200 figuras religiosas.

La catedral tiene varios récords mundiales: es el templo gótico más grande del mundo y su retablo es el de mayor tamaño de la cristiandad

Se necesitó un siglo para completar esta obra de 30 metros de alto por casi 20 de ancho, donde intervinieron tanto maestros flamencos como españoles.

Retablo de la catedral. Foto Dickgoodyear | Flickr

Claro que los rostros de Jesús, María y los santos son producto de la imaginación. Pero en algún caso, el artesano ha querido quedar bien con el poder y esculpió a San Sebastián, en la Portada de los Palos, con los rasgos del emperador Carlos V.

¿Qué hace un cocodrilo ahí colgando?

Si se entra desde el Patio de los Naranjos por la Puerta del Lagarto, y se levanta la vista al techo, se puede ver a un cocodrilo disecado. ¿Cómo llegó hasta allí?

La leyenda señala que el reptil formaba parte de un regalo de animales exóticos al rey Alfonso X ‘El Sabio’ para pedir la mano de su hija.

El cocodrilo que cuelga en un sector de la catedral. Foto Jose R Pizarro

Con poco tacto diplomático el monarca español rechazó la petición pero se quedó con los presentes, que también comprendía una jirafa y un colmillo de elefante, pieza de marfil que también está resguardada en este rincón de la catedral.

Un templo que respira

Una serie de trabajos de investigación en la estructura del 2006 reveló que la catedral, como si fuera un pulmón gigantesco, respira.

Bóveda de la catedral. Foto Jorge Leon | Flickr

En realidad, las bóvedas del edificio se dilatan unos tres centímetros a lo largo del día por los cambios de temperatura, y al llegar la noche vuelven al tamaño original, como si fuera un lento movimiento de inspiración y exhalación.

Cada día la estructura de la bóveda se dilata unos centímetros por los cambios de temperatura, y a la noche vuelve a su posición original; en un movimiento que parece el de un pulmón gigantesco

Este ingenioso truco de la arquitectura gótica permite que la estructura se mantenga en excelente estado de conservación, lo que sería más difícil con la rigidez de la piedra.

La frontera de la catedral

Al caminar desde la Giralda hasta la Puerta de San Miguel se ven en el exterior varias columnas pequeñas, de no más de un metro, unidas por cadenas. En otras partes del edificio también se las puede divisar. Algunas de ellas son de origen romano.

¿Pero para qué están?

Las columnas que salvaban a fugitivos. Foto Avillfoto

Estas columnas marcaban la frontera entre la jurisdicción civil y la eclesiástica en el siglo XVI. Era el denominado derecho de asilo o retraimiento, que impedía a los alguaciles entrar en los lugares sagrados a detener a las personas.

Por supuesto que cualquier persona que era perseguida por la justicia tenía a estas columnas como su salvación provisoria para no ser capturado. Lo que sucediera después es otra historia.

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