Pirinexus: una ruta en bici para unir el norte de España con el sur de Francia

Entre las comarcas de Girona y la cara norte de los Pirineos hay una ruta de 353 km para hacer en bicicleta. Historia y paisajes para descubrir pedaleando

Tramo por la hermosa Costa Brava. Foto Batista Sans

El norte de Cataluña cuenta con una media docena de vías verdes, algunas de 50 km de largo y otras que se recorren en media hora, que ofrecen una interesante opción de turismo activo para estos días que el verano está en retirada.

Pero para los amantes del cicloturismo más ferviente, esos que son capaces de pasar una semana moviendo los pedales, hay una alternativa de largo aliento llamada Pirinexus, que es la unión de recorridos de Girona con un breve paso por el sur de Francia.

Pirinexus une varias de las vías verdes y enlaza con otras carreteras secundarias para trazar un recorrido de 353 km, que se dividen en siete etapas de diferente intensidad y longitud.

Ruta del Carrilet

Al ser una ruta circular se puede iniciar en cualquier punto. Quizás la mejor base para iniciar el recorrido sea la ciudad de Girona, por su facilidad de comunicaciones viales y ferroviarias, y su amplia oferta de alojamientos y empresas con servicios para la bicicleta, desde venta y alquiler a reparaciones.

Desde aquí se puede subir hasta Olot por la Ruta del Carrilet, un recorrido que hereda el trazado del antiguo ferrocarril de trocha angosta que comunicaba los pueblos, campos e industrias de la Garrotxa y el Gironés con el Mediterráneo.

El trazado del antiguo ferrocarril que iba desde Olot a Girona y de allí a Sant Feliu de Guíxols se convirtió en la vía verde de la Ruta del Carrilet

Un antiguo puente enlanza la Ruta del Carrilet. Foto Consorci de les Vias Verdes de Girona

Son 54 km por prados cultivados, con pueblos como Anglès o Amer con interesantes cascos medievales, con el río Ter acompañando en varios sectores, y en el último tramo, con los volcanes apagados y tapizados de verde que preceden a Olot.

Es una ruta sencilla, de un desnivel de solo 1,5%, que está bien para ponerse en forma.

De Olot a Sant Joan de les Abadesses

Dado que el camino ciclista desde Olot a Sant Joan de les Abadesses no está terminado, desde Turismo de Girona – Pirineos – Costa Brava y el consorcio de Vías Verdes sugieren tomar la antigua carretera GI-521, unos 22 km con un desnivel del 4%.

Paisaje del Valle de Campodrón. Foto Consorci de les Vies Verdes de Girona

En un recorrido un poco más intenso, donde se puede descansar en la fuente de Els Vermells y que pasa por el puente gótico y la iglesia románica de Sant Pol, del s.XII, antes de llegar a ese pueblo.

Vall de Campodrón

Desde Sant Joan de les Abadesses a Molló median 37 km, con los Pirineos al frente de la vista.

La ruta tiene un desnivel del 4%, pero hay partes más duras que se incrementan al 7% o el 8%. Pero el esfuerzo se compensa con los paisajes montañeses, los pequeños centros medievales como el pueblo de salida o Molló, o la herencia de las villas burguesas de Campodron (atención a sus famosas galletas).

En la collada de Ares se pueden divisar la divisoria de aguas que marca la frontera entre España y Francia.

En cada rincón asoma un vestigio histórico. Foto Batista Sans

De Prats de Molló a Morellàs i les Illes (Francia)

Esta etapa, desde Prats de Molló a Morellàs i les Illes, con 73 km es la más larga de todo el recorrido, y quizás lo mejor sea subdividirlo en dos etapas. Eso va en cada uno.

El desnivel es menor, de un 2 al 3%, y es un tramo que ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la cordillera montañosa.

El tramo de Prats de Molló a Morellàs, de 73 km, es el más largo de todo el recorrido y conviene subdividirlo

También hay mucha historia, como el citado Prats de Molló, en Arles de Teca o El Voló. Banys d’Arles, ya en el lado francés, es ideal para relajarse en sus aguas termales.

En Ceret no se puede dejar de visitar su Museo de Arte Moderno y recordar que aquí pintaron Picasso, Juan Gris y Georges Braque.

Llegada a Prat de Molló. Foto Consorci de les Vies Verdes de Girona

Si hay un par de días disponibles, desde El Voló se puede desviar al municipio de Argelers y visitar su castillo o conocer pueblos como Sant Genís de Fontanes, Sant Andreu de Sureda o Collioure, sobre el Mediterráneo.

Morellàs tiene un Museo del Corcho que recuerda esta antigua industria, y en la cercana Sant Martí de Fenollar hay edificios prerrománicos que se pueden visitar.

Desde El Voló a L’Escala

Esta etapa regresa a las tierras catalanas, y se inicia en el pequeño pueblo francés de El Voló, en un trazado de casi 52 km hasta la villa costera de L’Escala.

El desnivel es variable: hay muchos tramos llanos en buen estado, con un ligero descenso, pero otros como el sector de La Jonquera a Masarac es bastante exigente, como las fuertes pendientes del Coll de Panissars.

Tras La Jonquera, que tiene pocos atractivos -excepto por el Memorial del Exilio-, el paisaje cambia terrazas con viñedos, en unas tierras de excelentes vinos bajo la DO Empordà.

Se los puede probar en Peralada, pueblo amurallado con un castillo con museo y jardines que suelen acoger un importante festival musical en verano.

Una ruta para capturar hermosos paisajes en bicicleta. Foto Batista Sans

También hay interesantes testigos de la historia medieval en el Castelló d’Empúries o en la Ciudadela de Roses, mientras que el paisaje de los Aiguamolls de l’Empordà son de una gran belleza.

En Sant Pere Pescador el viento puede ser una molestia que hay que soportar; hasta que se llega a L’Escala, donde está el núcleo medieval de Sant Martí d’Empúries y que tiene una de las anchoas más ricas de Cataluña.

De Bellcaire a Palamós

La etapa siguiente atraviesa la comarca del Baix Empordà, unos 30 km ideales para descansar las piernas porque su trayecto tiene un desnivel prácticamente nulo.

Con el macizo de Montgrí de fondo se puede conocer el poderoso castillo de los condes de Empúries, pueblos como Ullà y Torrella de Montgrí; y otros que parecen detenidos en el tiempo como Palau-Sator y sobre todo Peratallada, declarado conjunto histórico y artístico.

Pueblos como Peratallada, Pals y Peralada conservan cascos medievales en excelente estado, listos para ser visitados

Pals, famoso por su arroz, también tiene bastantes vestigios medievales, y en Palafrugell hay bastantes edificios modernistas, arte urbano y contemporáneo para descubrir en sus calles.

Vía verde por Palafrugell. Foto Xevi Güell – Consorci de les Vies Verdes de Girona

Queda un pequeño tramo de Palafrugell a Palamós, de 6 km con un desnivel de solo el 1%, para emprender la última parte de Pirinexus.

Ruta del Carrilet II

Desde Sant Feliu de Guíxols a Girona sube este camino de casi 40 km casi llano, que a lo sumo tiene su punto más alto en Cassà de la Selva.

Este es el segundo tramo que transcurre por el antiguo ramal ferroviario de Olot y Girona al mar, donde se pasa por los poblados medievales de Castell d’Aro y Santa Cristina d’Aro, así como un paisaje de gran belleza como el valle de las Gavarras y los bosques de alcornoque.

La Ruta del Carrilet en su camino a Girona. Foto Pere Duran

Estas tierras son antiguas productoras de corcho y cerámica, donde las antiguas estaciones se han convertido en pequeños bares o centros comunitarios.

Girona es el punto final, la ciudad que conjuga el pasado romano, medieval y modernista en una villa amable y con una estupenda propuesta gastronómica.

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