Torredembarra, un destino total en la Costa Dorada

En el norte de la provincia de Tarragona, Torredembarra es una pequeña localidad que esconde tesoros patrimoniales, paisajísticos y gastronómicos totalmente inesperados

El faro, símbolo de Torredembarra. Foto: Ayuntamiento de Torredembarra.

La llegada del verano, con un calor que va en aumento cada año, es el mejor momento para refrescarnos recorriendo la costa española en busca de esos pequeños pueblos encantadores que permanecen adormecidos durante gran parte del año, para despertar y relucir de vida en la época estival. Una de estas localidades es Torredembrarra.

Torredembarra es una población de unos 17.000 habitantes que se halla en la parte norte de la provincia de Tarragona.

Esta pequeña joya de la Costa Dorada tiene un poco de todo: buenas playas en las que refrescarnos, un patrimonio cultural y monumental de considerable importancia, una gastronomía sabrosa y variada, y una gente local hospitalaria y siempre dispuesta a lograr que nos llevemos grandes recuerdos de nuestra visita.

Playas de Torredembarra. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Playas de Bandera Azul

Cuando el sol luce alto y sin oposición, entre los meses de junio y septiembre, querremos encontrarnos cerca de alguna de las maravillosas playas que ofrece Torredembarra.

Estaremos de suerte, pues los cuatro arenales que encontramos en los 7 km de litoral que posee la localidad han sido galardonadas con el distintivo de la Bandera Azul.

La playa de La Paella es una de las preferidas por la gente local, por su proximidad al centro y su arena fina y dorada.

Además, cerca de ella se encuentran el puerto deportivo y pesquero, y la lonja de pescado, donde resulta curioso acudir a una subasta.

Playa Canyadell. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Una cala escondida entre acantilados

Al atardecer, es una buena idea pasear por el sendero que atraviesa los acantilados del Roquer – bellas paredes rocosas que alcanzan los 25 metros de altura – para alcanzar la Cala Canyadell.

Esta cala es la más salvaje de las playas de Torredembarra. Muy pequeña (60 metros de largo), pero de gran belleza. Junto a ella se encuentra un moderno y curioso faro que data del año 2000.

Sin embargo, los amantes de la naturaleza suelen tumbarse al sol en la playa de Els Muntanyans. En sus 2 km de longitud podemos disfrutar de unas bellas marismas y dunas saladas.

Por último, la playa de Baix a Mar se encuentra en el barrio de pescadores de Torredembarra, siendo un lugar ideal para degustar pescados y mariscos frescos en alguno de sus restaurantes, como Blau Marí y El Capitán.

Casco antiguo de la villa tarraconense. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Castillos, murallas, iglesias y torres

Más allá de sus playas, Torredembarra también nos enamora con un patrimonio que mezcla su centenario legado histórico con obras algo más recientes derivadas de la fortuna que muchos indianos hicieron en las Américas.

El Castillo de los Icart es un ejemplo. Esta construcción tiene el honor de ser el único edificio civil de nueva planta del Renacimiento catalán que se conserva en Cataluña.

Fue construido, entre 1565 y 1580, por orden de un poderoso señor de la villa, Lluís Icart, con la intención de que sirviera de residencia y fortaleza desde la que dominar al pueblo.

Impresionan sus cuatro torres y su patio porticado. Hoy en día, sirve como sede del Ayuntamiento.

Un poco más tardío es el origen de la antigua muralla que protegía la ciudad. Data del siglo XVII y podemos encontrar dos de sus portales originales –los de Padrines y Bassa– al caminar por algunas de las calles más emblemáticas de Torredembarra.

Castillo de los Icart. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

A finales del mismo siglo, se concluyó la construcción de otra de las perlas patrimoniales de la ciudad: la iglesia parroquial de Sant Pere.

Unida con una antigua iglesia para formar un solo cuerpo, en su interior destaca su precioso órgano barroco, de 1705.

Al salir de la iglesia nos topamos con el edificio histórico más importante de Torredembarra. Se trata de la impresionante Torre de la Vila, un legado de estilo mudéjar, con casi 900 años de historia, que posiblemente se levante en el mismo lugar en el que existió un antiguo castillo.

Remodelada en varias ocasiones a lo largo de los siglos, en 1981 fue restaurada.

Torre de defensa. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Caminando por las calles históricas de Torredembarra

Cerca de la plaza del Castell, en el centro neurálgico de la ciudad, nos encontramos algunas de las calles más icónicas de Torredembarra.

Son las de Ample, Eduard Benot, Baix de Sant Pere y Carnisseria. Caminar por ellas es como entrar en una máquina del tiempo.

Levantando la mirada, podemos admirar un buen número de bonitas casas, y otras edificaciones, de los siglos XVIII y XIX.

Caminar por las calles de Ample, Eduard Benot, Baix de Sant Pere y Carnisseria es como entrar en una máquina del tiempo

También se deja sentir la huella de los indianos –aquellos comerciantes que se lanzaron a la aventura americana y regresaron enriquecidos– en la calle Antoni Roig, principal exponente de la expansión urbanística y en la que llaman la atención los prósperos comercios que se instalaron en el siglo XVII, y los edificios barrocos y modernistas.

La Residencia de Pere Badía (un antiguo Hospital de la Caridad de estilo barroco) y el edificio Antoni Roig (modernista y donado por el indiano local Antoni Roig i Copons) son dos muestras de estas joyas arquitectónicas.

Playa de Els Muntanyans. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Huellas romanas y una gastronomía de primera

A un par de kilómetros del centro de Torredembarra se encuentra la Villa del Moro.

En este yacimiento arqueológico se hallaron restos de termas romanas y algunas domus (las antiguas casas romanas) de los siglos II y I a. de C.

Esto prueba que esta zona de la costa de Cataluña ya se consideraba un punto estratégico y, sobre todo, un buen lugar donde vivir en los tiempos del Imperio Romano.

Tras tanto caminar, admirar monumentos y edificios históricos, y disfrutar del sol y el mar, seguro que tenemos ganas de probar la buena mesa que nos ofrece Torredembarra.

Aquí son famosos sus pescados y mariscos, pero también los productos del campo.

Así, el plato torrenco más famoso es el “ranxet”, que es un término que se aplica a una comida compartida por varias personas (como el rancho).

Playa de la Paella. Foto Ayuntamiento de Torredembarra

Los ranxets siempre han estado presentes en la dieta local durante muchas generaciones. Están hechos con los productos típicos de la zona: frutas, tomates, frutos secos, vino, verduras y pescados del tiempo.

Hay una variedad de platos que va desde escabeches al bacalao con tomate, pasando por chirlas con ajo y cebolla, y otros muchos platos deliciosos. Los restaurantes Cal Pastoret y SaOna son dos buenos sitios en los que probar estas y otras delicias culinarias de Torredembarra. Un destino total en la Costa Dorada.

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