Los seductores dibujos de Klimt fascinan en Viena

Una exposición en el Museo Albertina de Viena revela la elegancia y complejidad de los dibujos, varios de ellos estudios de grandes obras, que realizó Klimt como motor de la avant-garde austríaca

Estudio de la Lascivia, uno de los dibujos más fascinantes que se pueden ver en el Albertina. Foto Museo Albertina Modern

Algunos son trazos sutiles, rápidos, pero que destilan ese elegante erotismo que ha caracterizado buena parte de la obra artística de Gustav Klimt, y que le trajo varios problemas con la censura y la sociedad más reaccionaria.

Otros son elaborados dibujos de retratos, así como precisos estudios para algunas de sus obras más consagradas.

La faceta de dibujante de este artista vienes se puede descubrir en Gustav Klimt: los dibujos, que hasta el 17 de julio se puede conocer en el Museo Albertina Modern, la filial del famoso centro de arte de la capital de Austria.

Klimt retrató varias mujeres de la sociedad vienesa de principios del s.XX. Foto Museo Albertina Modern

Un centenar de dibujos en el Albertina

La muestra se compone de un centenar de dibujos, cuya exposición no solo muestra su talento para dibujar los rostros, las manos y otros detalles de cuerpo, sino también la forma en que expresa miradas; como el Retrato para un niño (del estudio de Alegoría del amor) o el Estudio de la Lascivia, en el fascinante Friso de Beethoven.

Una de las obras más atrapantes y sencillas es el abrazo de la pareja desnuda que forma parte del ‘Friso de Beethoven’

De esta obra también hay otro estudio, tan sencillo como potente, que es el abrazo de dos enamorados que pertenece a la obra Este beso, al mundo entero; un par de trazos en lápiz de tanta sencillez que conmueve

‘Retrato de dama con capa y sombrero’. Foto Museo Albertina Modern

El simbolismo de la exposición

La exposición tiene varios detalles simbólicos. Hace 125 años, en 1897, Klimt y otros pintores y escultores abandonaron la Künstlerhaus (Casa de los Artistas) y formaron una nueva sociedad, la Secesión de Viena, que lideró la movida austríaca en torno a la avant-garde; y cuyas obras se expandieron a la arquitectura y las artes gráficas.

A un siglo y cuarto de aquel portazo artístico, Klimt vuelve a la misma casa, porque el Albertina Modern se encuentra en el elegante edificio que albergaba la Künstlerhaus.

Otro dato es que este regreso del autor de El beso también coincide con su primera presentación en este sitio histórico.

La sencillez y fuerza de un estudio para el ‘Friso de Beethoven’. Foto Museo Albertina Modern

Estudios de grandes obras

Las obras, que pertenecen a la colección del Albertina, no solo presenta estudios de grandes obras como las pinturas de las facultades de la Nueva Universidad (encargo que al final tuvo que rechazar por las polémicas por sus desnudos), el citado Friso de Beethoven o los frescos del Burgtheater; sino también retratos de las damas de la sociedad vienesa.

Con estos dibujos, algunos de ellos culminarían en cuadros, el artista exploró los gestos humanos, así como el efecto y detalle de los vestidos de las vienesas de la época.

Un ejemplo de ello es el retrato de Sonja Knips (1898), obra revolucionaria para el pintor que le alejaba de su formación académica para alcanzar su propio estilo, precisa Marina Sera para Efe.

La mirada en este retrato realizado entre Ernest y Gustav Klimt. Foto Museo Albertina Modern

Abriendo caminos

Según explica en el catálogo de la muestra el director del Albertina, Klaus Albrecht Schröder, estas ilustraciones de Klimt “revolucionaron la representación de los desnudos del cuerpo femenino y abrieron el camino a expresionistas como Egon Schiele y Oskar Kokoschka”.

“Klimt era un gran simbolista que exploraba los temas más grandes de la vida”.

Elisabeth Dutz, comisaria de la muestra

“Klimt era un gran simbolista que exploraba los temas más grandes de la vida, como la sexualidad, el nacimiento, el amor, la vejez o la muerte”, dijo Elisabeth Dutz a Efe.

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