Esencia mediterránea y lujo discreto: así es el nuevo hotel de Richard Branson en Mallorca

Le ha costado más abrir el hotel en Mallorca que llevar a gente al espacio, pero ya está aquí: así es el hotel que Richard Branson ha inaugurado por fin en la isla balear

Son Bunyola está en una finca de 520 hectáreas. Foto: Virgin Limited Edition.

Una finca de 520 hectáreas del municipio de Banyalbufar, en el corazón de la Sierra de Tramuntana (Mallorca), fue el destino escogido por el multimillonario británico Richard Branson para crear el que él mismo definió como “el mejor hotel del mundo”.

Han tenido que pasar, sin embargo, más de 20 años para que el proyecto sea una realidad materializada en Son Bunyola, un complejo que aúna hotel y tres villas privadas en una finca del siglo XVI con la gastronomía del aclamado chef Samuel G. Galdón.

Más difícil que llevar a gente al espacio

El periplo ha sido, según explicó el magnate propietario de Virgin durante la presentación del hotel, inaugurado oficialmente el 16 de junio, más difícil que llevar a turistas al espacio, en relación a otro de los negocios de su conglomerado de empresas, en concreto el que explora el turismo espacial, un segmento en el que compite con Jeff Bezos y Elon Musk.

Son Bunyola Hotel ya recibe huéspedes. Foto: Virgin Limited Edition.

“Me ha costado tanto abrir este hotel como llevar a la gente al espacio”, apuntaba Branson.

Entre las dificultades, las complejas tareas de restauración de los edificios originales de Possessió de Son Bunyola y, más especialmente, las trabas al proyecto, que lo llegaron a dejar en suspenso en varias ocasiones como consecuencia del elevado impacto sobre el entorno de la finca, ubicada en plena Serra de Tramuntana, una zona declarada Patrimonio de Humanidad de la UNESCO en 2011.

También complicada ha sido su propia historia con el lugar. Enamorado de Mallorca, Branson impulsó a finales de los 80 del siglo pasado la reconversión en hotel de un antiguo monasterio del municipio de Deià, también en la Serra de Tramuntanana, que después vendió a Orient-Express Hotels en 2002 y que hoy funciona como Belmond La Residencia.

Richard Branson tiene por fin su hotel en Mallorca. Foto: Virgin Limited Edition.

A mediados de los años 90, Branson puso los ojos en la finca de Son Bunyola y adquirió la propiedad, con la idea de crear un macroresort, si bien tras la negativa de las autoridades al proyecto se desprendió de ella en 2002.

Branson sustituyó la idea original de crear un gran resort vacacional por un hotel ecosostenible de solo 26 habitaciones

El pasado 2015, el propietario del imperio Virgin volvió a comprar, por 15 millones de euros, la emblemática finca, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), y retomó el proyecto hotelero, aunque ahora con diferente enfoque: solo 26 habitaciones y un marcado carácter ecosostenible.

Piscina y terraza de Son Bunyola. Foto: Virgin Limited Edition.

Cómo es el hotel de Richard Branson en Mallorca

Incluida en la colección de hoteles de lujo Virgin Limited Edition, Son Bunyola se une a las propiedades de Branson en Isla Necke, Isla Moskito en las Islas Vírgenes Británicas, la Reserva Privada de Caza Ulusaba en Sudáfrica, Kasbah Tamadot en Marruecos, The Lodge en Verbier, Mahali Mzuri en Kenia y Mont Rochelle Hotel and Mountain Viñedo en Sudáfrica.

Entre las montañas de la Sierra de Tramontana y desde 600 euros por habitación la noche, el hotel se alza entre bancales ‘marjades’ elaborados en la tradicional piedra en seco ‘pedra en sec’ donde crecen viñedos, olivos, almendros, naranjos y limoneros

A tiempo para el verano, el hotel boutique abre sus 26 habitaciones y suites diseñadas por el estudio de interiorismo Rialto Living, que conservan elementos originales que entremezclan con una colección textil diseñada en exclusiva para el lugar por la Fundación Eve Branson y tejida por mujeres en el Centro de Tejidos Tamgounssi del Alto Atlas con fibras manuales como algodón y lino.

Son Bunyola. Foto: Virgin Limited Edition.

El estudio mallorquín Gras es el responsable de la rehabilitación de este lugar destila encanto y que incluye el edificio principal y otros espacios como la Tafona, donde se alojaba la almazara de la finca y ahora reconvertida en dos impresionantes suites con terraza.

En todos pueden verse elementos tradicionales como techos con vigas vistas, suelos de terracota, contraventanas de madera y piedra local de Binissalem. Las obras de arte y el mobiliario, que mezcla piezas antiguas y actuales, les dan un toque contemporáneo.

Entre las habitaciones, destacan especialmente las dos Tower Suites con vistas panorámicas a la montaña y al mar, una de las cuales ocupa lo que fuera torre defensiva medieval del siglo XV.

Además, salas de tratamientos de spa y una impresionante piscina de 28 metros con jacuzzi e increíbles vistas de la campiña que se extienden hacia la península de Sa Foradada.

Una de las tower suites de Son Bunyola. Foto: Virgin Limited Edition.

Villas para una experiencia exclusiva

La propiedad incluye también tres exclusivas villas: Sa Terra Rotja, de cuatro dormitorios, cocina, salón, comedor así como terraza y piscina propias; Sa Punta de S’Aguila, con cinco dormitorios, piscina climatizada privada, cocina, salón y comedor, además de vistas al mar; y Son Balagueret, con tres plantas en torno a un coqueto patio central, con piscina privada y cuatro dormitorios.

Cualquiera de ellas se puede reservar en régimen de solo alojamiento o bien todo incluido; en esta última opción, un chef privado se encarga de preparar las comidas de los huéspedes, que pueden también reservar mesa en los restaurantes del hotel.

Restaurantes en Son Bunyola

Dos restaurantes componen la oferta gastronómica del hotel, que incluye también diferentes terrazas en las que comer al aire libre.

El chef Samuel G. Galdón, con dilatada experiencia en restaurantes con estrella Michelin y creador de la consultora gastronómica Methodo Kitchen, dirige la cocina, en la que aboga por el concepto ‘de la granja a la mesa’ en cuanto a los alimentos y las bebidas.

Sus platos mallorquines maridan así como la arquitectura y el pasado agrícola de la finca en la que se ubica el hotel.

La carta del restaurante principal, Sa Terrassa, muestra una cocina contemporánea y orgánica basada en la utilización de productos de proximidad y de temporada cocinados con técnicas internacionales con un enfoque en el sabor, las texturas y el color. Por la noche se ofrece, además, un menú degustación de siete pases a modo de “experiencia gastronómica y creativa”, explican sus responsables.

Samuel F. Galdón es el chef ejecutivo del hotel.

El segundo restaurante, Sa Tafona, ocupa el lugar de la almazara histórica y su concepto gira en torno a la reinvención de las tapas españolas y, más específicamente, mallorquinas elaboradas con productos cultivados en la huerta propia de Son Bunyola (cítricos, aceitunas, almendras o miel de las propias colmenas de la finca).

Cabe mencionar que se han replantado viñas en la finca de la variedad local malvasía con el fin de volver a elaborar vino como ya se hacía en siglos anteriores (está documentado desde 1275).

a.
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