Upgrade de Benidorm desde el Covid: Pasa de tres a cuatro estrellas con 300 millones de inversión
El 83% de las plazas hoteleras de Benidorm en el año 2000 tenían tres estrellas o menos y durante la pandemia se dispararon las reformas para reconvertir hoteles en cuatro estrellas

Hotel Mercure en Benidorm
Benidorm fue, desde los años sesenta del siglo XX, el destino turístico efervescente del «sol y playa», una playa en la que se democratizaron las vacaciones y símbolo del Imserso (cuando era un programa de referencia), lo cual le llevó a ser identificado también como un destino barato. En este primer cuarto de siglo XXI, Benidorm ha experientado uno los cambios más radicales en cuanto a planta hotelera. Ha pasado de ser un destino de tres estrellas o menos a consolidarse con las cuatro estrellas o más tras una vorágine inversora que se desató con la explosión de la pandemia.
Los datos definen cómo era Benidorm a principios de siglo. El anuario estadístico más antiguo de la Conselleria de Turismo se remonta al año 2000, cuando Benidorm contaba con 33.652 plazas hoteleras. La oferta estaba dominada por los hoteles de tres estrellas. 20.217 plazas tenían esta categoría, es decir, el 60,1% de la oferta. Tras ellas, estaban los hoteles de dos estrellas, con 6.783 plazas, que suponían el 20,2%.
Los hoteles de cuatro estrellas no eran lo habitual y tenían 5.585 plazas, equivalentes al 16,6% de la oferta y hoteles con un estrella ofrecían 1.067 plazas (3,1%). No existían habitaciones de cinco estrellas en el año 2000.
La situación a 31 de diciembre de 2019, es decir, justo antes del inicio de la pandemia, reflejan que ya se había iniciado el cambio entre las playas de Levante y Poniente. Entonces había 42.095 plazas, es decir, un crecimiento muy tibio del 25% de las plazas en casi dos décadas. La mayoría de la oferta era de tres estrellas (19.613 camas, que suponían el 46,6%) mientras que los hoteles de cuatro estrellas tenían 17.657 plazas, lo que les daba una cuota de casi el 42%. Habían más que duplicado la cuota pero aún no era los mayoritarios.
Mientras tanto, las plazas de hoteles de una estrella se habían desplomado hasta las 437 (1% del total), las de dos estrellas habían caído a la mitad (3,296, un 7,8% de cuota) y ya habían irrumpido los hoteles de cinco estrellas, con 1.092 plazas (2,6%).
Esto hace que Benidorm en 19 años ha pasado de un oferta hotelera mayoritaria (60%) de tres estrellas, en el que si se le suma la oferta de una y dos estrellas suponían más de un 83% de la oferta en la que no existían las cinco estrellas a abrirse a los establecimientos de mayor categoría pero manteniendo que el ‘core’ de su negocio en las tres estrellas. Asi era Benidorm antes del Coronavirus.
El salto de Benidorm con el Covid
Nuria Montes, secretaria general de Hosbec, explica qué ocurrió a principios de 2020: «Nos dimos cuenta de que el Covid no iba a ser algo puntual y que se iba a prolongar. Era el momento de invertir porque los hoteles iban a estar parados y proyectos previstos para 2022 y 2023 se adelantaron».
El resultado fue: «Sólo entre las operaciones que tenemos controladas en Hosbec, la inversión en hoteles de Benidorm durante 2020 y 2021 superó los 300 millones de euros«.
El resultado de esta decisión es que, según los datos a 31 de diciembre de 2022, la planta hotelera de Benidorm tenía 43.573 habitaciones. Había 22.300 plazas en hoteles de cuatro estrellas, lo que supone multiplicar por cuatro la oferta de este tipo de alojamiento frente a lo que tenía el municipio alicantino al principio de siglo.
Había 417 plazas de una estrella, es decir, no llegaban al 1% del total. Se habían reducido en un 60%. Las plazas de dos estrellas pasaron a ser 2.261, lo que suponía el 5,2% del total. También habían caído más de un 60% este tipo de camas. Los hoteles de tres estrellas sumaban ahora 17.503 plazas, lo que representaba entonces el 40,2% del total.
La inversión después del empuje del Covid ha continuado de manera que con la foto actual se observa la consolidación, ya definitiva, de la subida de nivel (upgrade en el argot hotelero) de Benidorm. El destino tiene ahora 44.485 plazas, de las que 24.562 (55%) son de cuatro estrellas mientras que la oferta de tres estrellas se ha situa en 16.556 (37%). El equilibrio en el reparto de plazas ha cambiado y ahora Benidorm tiene consolidado su avance.
Estos cambios tienen un denominador común. La peculiaridad de Benidorm como destino turístico es que la gran mayoría de la propiedad hotelera está en manos de familias de Alicante que explotan directamente sus establecimientos o lo hacen alquilando sus inmuebles a grandes cadenas hoteleras.
Caso como el gigante hotelero Accor, conocido por marcas como Ibis o Novotel, tiene presencia con el Mercure Benidorm, que fue un obsoleto de tres estrellas propiedad, entre otros, de la familia Tolón, y que ahora es uno de los símbolos de los hoteles cuatro estrella superior que han pasado a ser el estandar de Benidorm.
El destino cuenta con inversión foránea pero el tractor son las familias locales, propietarias y gestoras de los hoteles, las que impulsan el crecimiento.
Al lado del Mercure Benidorm se encuentra el RH Corona, que fue el primer hotel de España reconocido por su ITH TechYroom 1.0 en el que incorporó la IA a la experiencia de cliente en sus habitaciones. No es extraño que los avances de vanguardia tengan esta cadena como punta de lanza pues se trata de uno de los gigantes hoteleros que emerge junto el upgrade de Benidorm.
Otra de las grandes cadenas de la Comunitat Valenciana que se ha convertido en líder local con el crecimiento en calidad del turismo es Magic Hotel Group, que ha dejado atrás su apellido de «Costa Blanca» porque su negocio ha crecido a nivel autonómico con la gestión de lo que fue Marina d’Or. Aunque su salto se produce por su crecimiento en Castellón, en Benidorm crea nuevos proyectos (Pirates) y remodela los existentes (Villa España) convirtiéndose en actor relevante también del destino.
Hay ejemplos en decenas de establecimientos en Benidorm donde se comparte la visión de apuesta por la calidad a través de una cuidada atención al cliente, apuesta por el diseño de las instalaciones y la cuidada gastronomía como argumentos de un destino que sin experimentar un crecimiento ni siquiera significativo cuando se compara con sus rivales sí que hay elevado notablemente su posicionamiento hasta elevar su categoría.