La banca se pone dura con los Ferrer

Los avales aportados por la familia propietaria del 42% de Freixenet no convencen a las entidades financieras, que piden más garantías para concederle el crédito de 120 millones

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El proceso de venta de Freixenet avanza ya a toda velocidad. Tras la llegada de la oferta de la multinacional Henkell al consejo de administración, el pasado lunes, se dio el pistoletazo de salida formal del proceso, y tanto el grupo alemán como los Ferrer, que quieren retener la compañía comprando el 58% que no poseen, avanzan. Pero esta rama de la familia está topando con más resistencia de la banca de la que preveía para conseguir el crédito que necesita para hacerse con el cien por cien de las cavas.    

Las entidades financieras a las que han acudido los Ferrer Noguer, propietarios del 42% de Freixenet, para obtener el crédito de entre 120 y 130 millones de euros, han pedido un cambio en la gestión de las bodegas y también avales para el 70% del crédito, como avanzó Economía Digital. Los cuatro hermanos Ferrer Noguer están reuniendo las garantías pero están teniendo problemas, según han explicado fuentes cercanas a la operación, y la banca ha rechazado algunos de los avales.  
 
Los bancos pidieron como avales patrimonio y productos financieros que pudieran pignorar, como fondos de pensiones. Pero los Ferrer no quieren aportar patrimonio y han ofrecido como aval acciones de la propia Freixenet, que las entidades no han aceptado. De hecho, alguno de los bancos acreedores de las bodegas podría descolgarse del pool de bancos ya que, además, no ve claro cómo puede generar beneficios para hacer frente a su deuda con los márgenes actuales.  

Mejorar la gestión  

La compañía sólo ganó 2,2 millones de euros en su ejercicio fiscal 2014-2015, a pesar de facturar más de 500 millones de euros. Profesionalizar la gestión y rebajar los costes para conseguir incrementar las ventas y sobretodo el margen de beneficios era precisamente otra de las condiciones de la banca, que los Ferrer habían aceptado.    

A pesar de los problemas que están teniendo, las negociaciones entre la banca y los Ferrer continúan y esta rama familiar, que tiene como patriarca a José Ferrer, presidente de honor de la compañía, y como máximo ejecutivo a su hijo Pedro, sigue trabajando para conseguir el crédito que necesita para igualar la oferta de Henkell.  

Reunión de la junta de accionistas  

La propuesta de compra de la compañía alemana llegó al consejo de administración el pasado lunes, y ahora Henkell iniciará una due diligence para estudiar las cuentas de Freixenet y poder presentar así una oferta vinculante. Mientras el resto de accionistas –los Bonet Ferrer y los Hevia Ferrer, con un 29% de las acciones cada rama familiar– espera a los pretendientes, está previsto que se reúnan otra vez en breve, pero en junta de accionistas.  

La junta de Freixenet se celebrará probablemente el próximo lunes, según ha podido saber Economía Digital, aunque no se ha convocado oficialmente. Las empresas tienen la obligación de publicar en el Registro Mercantil la convocatoria de la junta para informar a sus accionistas. Pero en el caso de sociedades con pocos accionistas, pueden celebrar junta universal, que no precisa convocatoria formal aunque todos los accionistas deben estar de acuerdo en la fecha y el orden del día.  

Esta es la fórmula elegida por Freixenet, que tiene a todos sus accionistas representados en el consejo administración, con todos los miembros de la tercera generación de las tres ramas familiares presentes: los Ferrer Noguer, con el presidente de honor, José Ferrer, y sus cuatro hijos; los cuatro hermanos Bonet Ferrer, y los cuatro hermanos Hevia Ferrer. Todos ellos estuvieron el pasado lunes en el consejo más decisivo en décadas y se prevé que estén en la junta de la próxima semana. Si alguno no está, sus acciones deben estar representadas para que la junta sea válida.  

Hevia tiene prisa  

Está previsto que la venta de las bodegas y la oferta de Henkell monopolice la junta de accionistas. Según han apuntado fuentes de cercanas a la compañía, podrían votar un cambio en los estatutos de la compañía que permita levantar los vetos para vender las acciones a alguien externo a la familia.  

Enrique Hevia, vicepresidente ejecutivo y director financiero de Freixenet, y cabecilla de los Hevia Ferrer, está interesado en terminar cuanto antes con la venta de la compañía. Fue Hevia quien levantó la voz contra la gestión de Pedro Ferrer, consejero delegado, con quien mantiene muy malas relaciones, y quien se ofreció a Henkell para vender su 29%.  

Los Bonet viven el proceso más como un mal trago, especialmente José Luis, presidente de Freixenet, y su hermana Pilar. Hasta el último momento han dudado de si vender o no hacerlo, mientras Pedro y Eudald Bonet están con Hevia desde el principio.  

Esperando las ofertas vinculantes  

Con o sin prisas, ahora deben esperar la oferta vinculante de Henkell, que dependerá de la auditoría que está llevando a cabo, y esperar si los Ferrer pueden igualar o no la cantidad que el grupo alemán ha puesto sobre la mesa, que valora la compañía en unos 500 millones de euros.  

La familia Ferrer Noguer ha calculado que necesita 155 millones para comprar el 58% que no controla de las cavas, ya que la oferta descontaría la parte proporcional de la deuda de Freixenet, que asciende a entre 280 y 300 millones. Para ello cuenta con fondos propios que espera completar con el crédito que negocia con los bancos.

Xavier Alegret

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