Brufau confía en el crudo para un adiós tranquilo en Repsol

Caixabank vota por primera vez como minoritario tras romper su histórica relación y Sacyr da el salto a primer accionista

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Repsol encara este viernes una nueva junta, pero algo distinta de las anteriores. Será la útima vez que los accionistas decidan si prolongan el mandato al histórico Antonio Brufau, su actual presidente, que ya ha anunciado que se irá como tope en 2023. Será la primera vez en décadas en que la que Caixabank participará como minoritario. La junta también votará la reelección del consejero delegado del grupo, Josu Jon Imaz.

A finales de abril, Caixabank ya solo controlaba un 1,1% de la petrolera y no tenía consejeros en el grupo. En la junta de 2018, su participación ascendía a un 9,3% y Gonzalo Gortázar y Jordi Gual ocupaban sendos sillones en su máximo órgano de gobierno.

Ahora, tras la salida ordenada del banco, Sacyr se estrena como primer accionista de la energética, con una participación del 7,99% del capital, según recoge Bloomberg.

Repsol llega a la junta con una parte de los deberes hechos -sus resultados del primer trimestre batieron las estimaciones y ha reiterado sus previsiones para el conjunto del año y para 2020-, pero sin completar sus planes de diversificación hacia el negocio eléctrico y la generación limpia.

Después de la adquisición de activos a Viesgo, la petrolera habría estado interesada en adquirir X-Elio a KKR, pero se habría retirado para evitar pagar un sobreprecio. La política de la compañía es estudiar oportunidades, pero siempre bajo el criterio de una rentabilidad adecuada, «priorizando el retorno sobre el crecimiento», apuntan desde Renta 4.

Repsol tiene margen para nuevas inversiones

De acuerdo con la actualización del plan estratégico, presentado en junio del año pasado, la petrolera adelantó que invertiría 2.500 millones en proyectos energéticos de bajas emisiones de CO2 hasta 2020. Descontado lo pagado por las instalaciones de Viesgo -733 millones-, todavía contaría con una reserva de 1.500 millones para operaciones en este sector y tanto los accionistas, como el mercado, esperan nuevas noticias.

En total, la petrolera anunció hace un ejercicio 15.000 millones en inversiones entre 2018 y diciembre de 2020, totalmente autofinanciadas siempre y cuando el petróleo Brent no caiga por debajo de los 50 dólares el barril. Por ahora, Antonio Brufau puede estar tranquilo porque el crudo no parece dispuesto a complicarle sus últimos años al frente de Repsol: desde 2017 no cotiza por debajo del precio ‘suelo’ que alteraría los planes del grupo.

El propio ejecutivo se encargaba hace pocos días de enumerar los factores que mantendrán la cotización del crudo; entre ellos los conflictos en Venezuela y Libia

El plan B de Repsol para los accionistas

Mientras que el crudo acompañe, Antonio Brufau tiene también atado otro cabo para que su sucesión sea lo más tranquila posible y se ha puesto la venda antes de que llegue la herida. Repsol ya ha adelantado a los analistas que tiene un plan B si falla a la hora de invertir todo su plan: destinaría el excedente a recomprar acciones.  

Repsol planea inversiones por 15.000 millones. El 53% se destinarán al negocio de exploración y producción; un 45%, al área de en refino, química, marketing, lubricantes, trading, GLP y el resto en activos de bajas emisiones de CO2.

 

 

 

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