España abandona a los editores tras inyectar solo 5M en el sector

Grandes grupos empresariales y de comunicación no salvan la caída de ingresos aunque hayan buscado alternativas en la primera y segunda ola

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Ni recibieron la atención que reclamaron ni tampoco la ayuda que merecían. El sector editorial, tanto librerías, como editoriales y distribuidoras, pidieron ayudas de activación para el sector con la llegada de la primera ola del covid-19, que desplomó las ventas físicas. Y con el impulso del canal online y la reapertura de la actividad tras la nueva normalidad, siguieron esperando más del Gobierno, que apenas destinó unos 5 millones de euros para toda la industria.

En una nota lanzada a modo de SOS el pasado mes de abril, en el peor momento de la crisis sanitaria, las empresas del sector del libro agradecieron las medidas que permitían a las empresa obtener liquidez, pero advertían de que la cantidad que se había valorado destinar no era suficiente y no tenía en cuenta la proporcionalidad que se correspondía «con el peso real del sector del libro».

El conjunto de medidas aprobado «destina 75 millones de euros a los sectores culturales de los cuales solo cinco van destinados al sector del libro y, más concretamente, a las librerías independientes». Libreros, editores y distribuidores «siguen echando en falta medidas que permitan hacer frente a la crisis derivada de la emergencia sanitaria.

Desde entonces, según confirman fuentes del sector consultadas, no se han escuchado más voces que señalen un nuevo refuerzo a esta industria que, de acuerdo a sus propios cálculos, mueve alrededor de 2.400 milllones de euros anuales.

El coronavirus impacta hasta septiembre

Los primeros datos en España para el sector del libro fueron demoledores: el descenso de la facturación en abril era cercano al 80%, la mitad de las empresas pusieron en marcha Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y dos de cada cuatro solicitaron créditos por la falta de liquidez, con el agravante de que en el 60% de los casos seguían pendientes de ser estudiados. 

Ahora, con la reapertura de la actividad y sin perder de vista la amenaza de un segundo confinamiento, las cuentas de las principales compañías reflejan que la crisis sanitaria siguió mermando su cifra de negocio, al menos, hasta septiembre.

Esta semana lo desveló el gigante francés Lagardère, propietario en España de Salvat y Anaya. Las cuentas de su división editorial (Lagardère Publishing) afloraron una caída a doble dígito (-20%) en el mercado nacional a causa de la incidencia del covid-19, según reflejó la propia compañía en sus reportes trimestrales.

Otro grande grupo que registró una caída global en sus ingresos fue Penguin Random House (PRH). La alemana Bertelsmann, su empresa matriz, informó que la facturación total de la editorial cayó en un 1,4%. Los resultados son relativos al primer semestre de 2020, por lo que todavía queda por conocer el desempeño desde la segunda mitad del verano hasta septiembre.

Algunos brotes verdes

Con todo, hay grupos internacionales que han podido sortear la pandemia. Es el caso de Harper Collins, la editorial propiedad del gigante News Corp (el dueño de The Washington Post), que registró resultados positivos en la publicación de libros durante el tercer trimestre. En concreto, experimentó un crecimiento del 13% y el 45% en los ingresos y en el resultado de explotación, respectivamente. El motivo principal, según explicaron, fue el sólido desempeño en las ventas digitales.

Por lo que respecta a España, el canal online ha sido una de las tablas de salvación para la industria, sobre todo en el segmento educativo. Anele, la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza, comunicó que el número de usuarios y de los contenidos educativos online desde que empezó el confinamiento se incrementó en más de un 250%.

El canal online ayudó principalmente al sector educativo

«Desde que se suspendieron las clases presenciales, aproximadamente 1.500.000 alumnos y profesores han solicitado licencias de acceso a las plataformas online de las editoriales para dar continuidad a la labor docente mientras los centros educativos permanecen cerrados», explicaron en abril.

Por ejemplo, Santillana, la división educativa de Prisa para Latinoamérica y España (aquí no por mucho tiempo, ya que está acordada su venda al grupo finlandés Sanoma) compensó parte de la crisis gracias a que el número de alumnos de modelos de suscripción creció un 20% (ya son 1.726.000 alumnos).

Este buen comportamiento, unido al de la venta pública, principalmente en Brasil, maquilló, aunque parcialmente, el peor desempeño del negocio didáctico en Latinoamérica, afectado por la pandemia, y España, donde el 2020 está siendo «un año sin novedades significativas», en palabras del propio grupo. No obstante, el coronavirus se hizo notat, pues tuvo un impacto negativo en 55 millones para el resultado de explotación  y de 28 millones para los ingresos de la división educativa.

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