Gobierno y Generalitat abandonan a los subcontratados de Nissan

El ERE de Acciona, la mayor subcontrata de la automovilística, encara su semana decisiva sin que la administración haya mediado en el conflicto laboral

Protesta de los trabajadores de Acciona en la fábrica Nissan de Barcelona contra el ERE. EFE

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La administración movilizó toda la maquinaria con tal de que Nissan y sus sindicatos llegasen a un pacto para que el ERE para 2.500 personas que presentó la automovilística no terminase sin acuerdo. Generalitat y Gobierno presionaron a la compañía y, una vez consiguieron el sí de la firma, desaparecieron para desesperación de las subcontratas, que afrontan ahora un proceso similar sin el respaldo de las instituciones.

La empresa que siguió a Nissan de manera inmediata fue Acciona, la organización encargada de la logística de la planta de Zona Franca (Barcelona). Algo más de 500 empleados afrontan un expediente de regulación de empleo (ERE) en un procedimiento de consultas que termina esta semana y en el que no hay visos de ningún tipo de acuerdo: la plantilla pide que sea el fabricante de coches el que se siente en la mesa negociadora, algo a lo que la firma de servicios hace oídos sordos.

Con posiciones tan enconadas, los trabajadores claman contra el silencio de las administraciones. En conversación con Economía Digital, lo hacen tanto desde el comité de empresa como desde el bufete de abogados Col·lectiu Ronda, las dos figuras que aglutinan a los empleados. “No han hecho absolutamente nada, no se ha convocado ni siquiera una mediación”, critican.

Por ello, los trabajadores acamparon este fin de semana en la barcelonesa plaza Cataluña con la intención de quedarse allí hasta el miércoles, el día en el que finaliza el periodo de consultas. Tras la última reunión, los representantes de la plantilla ya avisaron: «Como de aquí al miércoles no haya un acuerdo en línea y condiciones al obtenido por Nissan se va a iniciar una guerra social contra Acciona, Nissan y las administraciones».

Lo cierto es que las exigencias de participar en la reindustrialización de la fábrica de Nissan no fueron escuchadas hasta el momento. De hecho, Acciona limita su propuesta a una indemnización de 25 días por año trabajado y lo que el comité de empresa califica de «relocalizaciones low cost».

Nissan mantiene la fábrica cerrada

La planta de Nissan en Barcelona debió volver a ensamblar coches hace tres semanas, pero la huelga convocada por las aproximadamente 500 personas contratadas por Acciona ha hecho imposible el regreso de los trabajos. Como medida, la compañía nipona ya comenzó a formar a su plantilla para que ocupe los puestos vacantes y ayudar así a saldar el evidente exceso de personal que tiene actualmente debido a las bajas producciones.

La resolución del conflicto de la subcontrata no será fácil, pues ni la propia plantilla anda unida. Los trabajadores se dividieron en dos grupos. El primero, de algo menos de 200 personas, alrededor de los sindicatos; el segundo, con el resto, a través del Col·lectiu Ronda. El motivo de las diferencias: una demanda por subrogación ilegal de trabajadores interpuesta por la mayoría de empleados que el comité de empresa no secunda.

Sin embargo, el papel de la automovilística no está nada claro. Más después de que Acciona y Nissan rescindieran su contrato por presuntos incumplimientos de la segunda ante las bajas producciones que arrastra Zona Franca. Así, parece imposible que el calendario y las condiciones de bajas que pide la plantilla –ningún despido hasta diciembre de 2021 y con las mismas indemnizaciones que la automovilística– pueda satisfacerse.

Más allá de la paralización de la actividad –que podría retomarse el 28 de septiembre, según explican desde UGT a Economía Digital— el otro problema para la instalación es que la conflictividad laboral segue los planes de reindustrialización actuales. Así lo advirtió Frank Torres, el hombre designado para pilotar el cierre, en un encuentro celebrado con las administraciones, recogió El País.

Y ya no solo por el enfrentamiento de Acciona. El temor de la automovilística japones es que el resto de subcontratas presentes en la instalación barcelonesa sigan el mismo camino y la conflictividad laboral se vuelva parte del día a día en un momento en el que se trabaja para encontrar un nuevo comprador para el centro.

Carles Huguet

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