Los Mossos se toman en serio la bomba-fiambrera de Esade

Los investigadores sospechan que la deflagración, que no fue capaz de agrietar un cristal, pudo haber tenido un fallo en el mecanismo. El artefacto casero abre una incógnita en la policía: ¿quién quiere atentar contra la escuela de negocios?

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La mañana del miércoles pasado, cuando los estudiantes de Turismo de los jesuitas de Sant Ignasi escucharon un pequeño ruido en las afueras del edificio de Esade, en el barrio barcelonés de Pedralbes, pensaron que se trataba del estallido de una cafetera, de una olla a presión o de un artefacto de cocina. Lo que nunca llegaron a sospechar es que se trataba de una bomba-fiambrera que había sido instalada en la pared del edificio de Turismo y que dispararía todas las alarmas de seguridad de la escuela de negocios y de la policía.

La deflagración no fue capaz ni de agrietar el cristal que se encontraba al lado pero el despliegue de las medidas de seguridad obligaró al desalojo de todo el edificio. Los Mossos, acompañados con los perros detectores de explosivos, recorrieron todo el recinto para descartar la presencia de un segundo artefacto.

La policía catalana no se ha tomado la bomba-fiambrera como una simple broma de mal gusto y decidió abrir una investigación para identificar a los responsables del estallido del aparato. Los investigadores sospecharon, desde un primer momento, que el mecanismo pudo haber fallado por su elaboración rudimentaria, según fuentes cercanas al proceso.

Para la escuela de negocios, tampoco fue un incidente irrelevante. A partir de este jueves subirá un nivel el protocolo de seguridad en el recinto y cada edificio (cuatro en total) estará vigilado por un empleado de seguridad. Otro trabajador estará encargado de recorrer los jardines y espacios comunes.  En lugar de dos vigilantes, ahora serán cinco. “No es miedo, sino precaución, al menos durante los próximos días”, explica el director de comunicación de Esade, Oriol Llop.

Acción misteriosa

Durante dos horas, la confusión se extendió por el recinto. Muchos aseguraban que había una amenaza de bomba y que otro artefacto explosivo había sido abandonado en el recinto. Pero todo resultó fruto de la confusión y al final una estudiante describía lo sucedido: “Sólo era un tupper con luces”, escribió en su cuenta de Twitter.

Pero el hecho de que el incidente se produjera en el recinto universitario ha abierto interrogantes en la policía: ¿quién puede tener el ánimo de atentar contra la escuela de negocios? ¿Es una bruma estudiantil o algo más serio? Los Mossos guardan un hermetismo absoluto en torno a la investigación.

Esade fue fundada hace 55 años por los jesuítas y es una reconocida escuela de negocios, con una vocación más aperturista y menos conservadora que otros de sus competidores como IESE. Nunca había sufrido un episodio como el del miércoles pasado que atrajo la atención de todos los medios informativos de la ciudad, aunque el nombre de la institución ha tenido cierta repercusión negativa los últimos meses.

Uno de sus profesores, Diego Torres, es el principal imputado de la trama corrupta investigada en el caso Nóos y uno de sus alumnos más mediáticos, Iñaki Urdangarín, ha tenido, al menos, comportamientos poco ejemplares, según calificó la Casa Real.

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