Panrico, último ‘match ball’

Oaktree da los primeros pasos para optimizar la actividad del fabricante de Donuts, atajar las pérdidas y evitar tirar la toalla

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Panrico necesita encontrar la fórmula que le permita servir diariamente Donuts frescos en bares, cafeterías y otras tiendas del país de la forma más económica posible y reduciendo al mínimo las devoluciones, su gran lacra. El excedente ha llegado al 25% de la producción, según sus trabajadores. El famoso dulce redondo significa una tercera parte de la producción y es el producto que más contribuye a la facturación, aseguran fuentes internas de Panrico.

El equipo liderado por el ex consejero delegado de la compañía, Joan Casaponsa, diseñó un plan de transformación para maximizar el potencial de su poderosa red de distribución y recortar los costes superfluos. La logística es la clave, aseguran expertos del sector consultados. Pero Casaponsa, quien ha declinado hablar con este medio, topó con los propietarios de Panrico para liderar la puesta en escena de su estrategia.

Oaktree no quiere invertir más

Oaktree Capital Management ha cerrado el grifo a la compañía con sede en Santa Perpétua de Mogoda (Barcelona), añaden interlocutores próximos al private equity. El fondo es el único accionista del grupo. Ha invertido casi 100 millones de euros y aún no ha recogido los frutos de su apuesta.

Panrico perdió 225,1 millones de euros en 2010 y 274,9 un año después, según los últimos datos presentados al Registro Mercantil. El pasado ejercicio también está teñido de rojo. El resultado operativo es negativo (-270,6 millones en 2011) y las ventas han mejorado ligeramente, pero aún están lejos de propiciar la viabilidad de la compañía.

Último intento de reestructuración

La iniciativa de Casaponsa comportaba más inversión y Oaktree se ha negado a inyectar más capital a la empresa. Acometerá el último intento de reestructuración de la actividad pero sin nuevas aportaciones destacadas.

El responsable de liderar esta nueva etapa en el grupo es Carlos Gila, directivo vinculado al fondo estadounidense que entró en el consejo de administración de Panrico al mismo tiempo que Casaponsa.

Retrasos en las nóminas

La primera consecuencia de la negativa a más inversión de Oaktree la han vivido en carne propia los 2.300 empleados de Panrico este mismo martes. Gila ha comunicado a sus trabajadores que no podrán cobrar la nómina la próxima semana, como es habitual en el grupo.

Desde el entorno de la dirección actual tachan de “problemas de tesorería puntuales” esta medida. Aseguran que la plantilla cobrará a principios de octubre y recuerdan que septiembre es duro para todas las empresas del dulce. Es el mes en el que la caja está más vacía, ya que la facturación cae en los meses de verano porque los productos se consumen menos.

Sin deuda financiera

Todas las fuentes consultadas alejan el fantasma del concurso de acreedores. Recuerdan que Panrico tiene una deuda casi inexistente con entidades financieras. Las obligaciones a las que debe responder son con su accionista, quien capitalizó la compañía en gran parte con préstamos participativos.

Su pasivo más destacable es con los proveedores ordinarios. Las industrias auxiliares serían las más prejudicadas con una eventual insolvencia de la compañía, que sólo se dará si Oaktree decide tirar la toalla, insisten los mismos interlocutores.

Por el momento, los estadounidenses quieren probar suerte con la reordenación de la actividad. Ya han avisado de que ésta pasará por recortes en las condiciones laborales de los empleados. Eso sí, la nueva dirección aún no ha detallado los planes a la plantilla.

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