Roca Junyent se deprime en pleno relevo generacional

El despacho de Miquel Roca ahonda en la caída de su facturación mientras afronta un relevo en la cúpula que genera muchas dudas en el sector

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Tras una fructífera carrera en el Congreso de los Diputados, Miquel Roca Junyent fundó en 1996 un despacho con el sello de sus dos apellidos. Bajo la dirección de este político y abogado nacido en Burdeos (Francia), el bufete logró colarse en poco tiempo entre los grandes nombres de la abogacía española. Mientras firmas como Cuatrecasas y Garrigues sufrían los efectos de la crisis, esta joven compañía alcanzó en 2010 su récord de facturación (33,4 millones de euros), con un beneficio cercano al millón.

Seis años después, y coincidiendo con el veinte aniversario del despacho, Roca Junyent vive una situación bien diferente. Con una caída en el negocio del 20% en el último sexenio (26,9 millones ingresados en 2016, según las cuentas presentadas ante el registro) y un beneficio exiguo al cierre del último ejercicio (39.000 euros), la empresa afronta un relevo generacional que genera dudas en el sector. Y también entre los propios socios de la casa.

Vuelco en el consejo

En enero de este año la junta de accionistas de Roca Junyent aprobó una renovación del consejo que incluía la elección de Joan Roca Segarra, hijo del ex portavoz de CiU en el hemiciclo, como presidente ejecutivo. El vuelco generacional incluyó también la incorporación como consejeros de Alex Llevat, Jordi Calvo, Isidro del Saz, Jordi Guarch, Natalia Martí, Santi Pagès, Blanca Usón y Josep Pujolràs.

Perfiles más jóvenes encargados de pilotar el futuro de un despacho que hoy cuenta con 215 profesionales en plantilla, prácticamente la misma cifra que hace un lustro, a pesar de la caída de la facturación en este periodo. Ante el desplome de la rentabilidad, el despacho prescindió el pasado año de hasta 15 profesionales, según confirman desde la firma barcelonesa.

Roca como aglutinador

A pesar de que Miquel Roca sigue figurando como socio, su salida de la dirección tras dos décadas genera múltiples interrogantes. Todas las fuentes consultadas para este artículo, para explicar el rápido éxito del despacho, apuntan a la enorme capacidad de influencia del constitucionalista. Pero también para entender la reciente caída del negocio, a medida que la figura del ex político convergente perdía visibilidad y capacidad de atracción.

Roca Junyent redujo en 15 personas su plantilla durante 2016

“Roca Junyent se montó alrededor de mucho lobbying. Y parece que ahora los clientes ya no vienen tanto por contactos políticos”, señala un abogado radicado en Barcelona. “Miquel lo controlaba todo, para bien y para mal. Y su hijo Joan tiene el mismo vicio, pero no es él. No tiene esa capacidad para aglutinar, ni esa autoridad moral claro”, señala otra fuente, un ex socio del despacho que conoce bien a esta saga de abogados. 

La figura de Joan, aunque valorada, no genera los consensos que sí provocaba su padre. Una situación que estaría generando fuertes rencillas entre algunos de los socios que se mantienen en el despacho. Otros directamente han optado por salir, en algunos casos por edad -el propio Miquel Roca tiene 77 años-, o porque se han encontrado con ofertas y proyectos más tentadores. La última lleva fecha de este verano: Rafel Audivert, experto en derecho público, abandonó Roca en julio en dirección a Tornos Abogados.

Caída en España

La pérdida de visibilidad e influencia en los últimos años del que fuera uno de los siete padres de la Constitución ha ido en paralelo al declive del negocio del bufete en suelo español. Ello incluye los servicios que durante años prestó a sociedades públicas o semi-públicas controladas por la Generalitat, en los tiempos de oro de la antigua Convergència, partido del que Roca fue portavoz durante 18 años.

Roca: el negocio entre clientes españoles ha caído el 21% desde 2010

Además de Barcelona, Roca Junyent cuenta hoy con oficinas en Madrid, Lleida, Girona y Palma de Mallorca. Algunas de ellas estrenadas en los últimos años. Una expansión que no ha evitado un desplome de los ingresos provenientes de clientes españoles en los últimos seis años (-21%). A cambio, el negocio en la Unión Europea y el resto del mundo se ha mantenido relativamente estables, una tendencia insuficiente para sostener las cuentas del grupo.

En un intento por internacionalizar el negocio y abrirse a nuevos tipos de clientes el bufete abrió en 2002 una oficina propia en Shanghái (China), la primera de un bufete de origen español en el país asiático. Una apuesta que, a tenor de la facturación internacional del grupo en 2016 (menos de un millón de euros) no le está saliendo todo lo bien que desearía al despacho.

Economía Digital

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp