La CNMV francesa confirma quién negocia con los Raventós por Codorníu

Vranken Pommery reconoce que “estudia oportunidades” para “fortalecer las relaciones” con la cavista de los Raventós, tal y como desveló Economía Digital

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Codorníu busca comprador. Y menos de tres meses después de comenzar las conversaciones, los grandes interesados en adquirir parte de la empresa ya confirman las negociaciones.

Si bien fue el fondo de inversión Carlyle quien realizó la primera oferta, el fabricante de champán Vranken Pommery es el favorito de la actual dirección para entrar en el capital de la cavista de la familia Raventós.

“Estudiamos la fórmula de fortalecer nuestras relaciones”, reconocieron en la empresa francesa.

En un comunicado enviado al regulador bursátil galo, Vranken Pommery admitió que “como continuación de las relaciones comerciales con Codorníu», estudia «la oportunidad para fortalecer nuestros vínculos”.

Lo hizo apenas dos semanas después de que su director general, Paul-François Vranken, se reuniera con su homólogo, Javier Pagés, en las bodegas de Sant Sadurní d’Anoia.

El productor galo confirma la información desvelada por Economía Digital el pasado abril, cuando los ejecutivos galos iniciaron conversaciones con los Raventós, interesados en dar salida a un grupo accionistas, con entre el 20% y el 30% de la empresa, descontentos con la actual gestión.

La dirección actual es reticente a perder el control, y Vranken Pommery podría entrar como socio minoritario en la empresa. No obstante, otras fuentes consultadas por este medio no descartan que el umbral de los accionistas vendedores supere finalmente el 50% del capital.

Las mismas voces señalan que la venta culminará con casi total seguridad antes de 2019.

El consejo de Codorníu analizó el proceso de venta el pasado 31 de mayo

Por ello, las gestiones se aceleraron este mes de junio. Tras reunirse con AZ Capital, la firma encargada en asesorar la venta, el consejo de las cavas Codorníu se vio las caras el 31 de mayo para analizar la operación.

A pesar de no tomarse ninguna decisión, una semana después se produjo la visita de Paul-François Vranken.

Entonces, un portavoz de la cavista explicó que se trataba de “un encuentro ordinario de negocios, como en muchas otras ocasiones”. “Desde hace ya varios años, tenemos reuniones de trabajo tanto en España como en el extranjero de forma habitual”, añadió.

Dos semanas después, el 21 de junio, la empresa gala confirmó las negociaciones.

Se tratará de un paso más a unas relaciones que ya vienen de lejos. La empresa presidida por Mar Raventós es el distribuidor de los champagnes de su homóloga francesa en la geografía española, mientras que vende sus productos a través de Pommery en Bélgica.

No es el único vínculo entre ambas. En marzo de 2017, la sociedad gala lanzó un vino espumoso producido en el Reino Unido y California de la mano de Artesa, la bodega que la saga catalana posee en Napa Valley. Así, los preliminares ya están hechos.

Encaje entre Codorníu y Vranken Pommery

Vranken Pommery presume de ser uno de los principales elaboradores de champagne del planeta con su abanico de marcas: VrankenPommeryMonopole y Charles Lafitte.

Pero los intereses de la compañía se extienden más allá de la región francesa, pues también produce vinos de Oporto y de Douro y vinos rosados, variedad de la que es el primer productor del mundo.

Así, aterrizar en España de la mano de Codorníu y poner una pica en la Denominación de Origen Cava es uno de los retos de futuro de la empresa, que valora tanto la marca como los viñedos que la firma catalana tiene alrededor del mundo.

El productor galo cuenta con 1780 hectáreas y dos plantas en la Camarga; 300 hectáreas y una bodega en Provenza; y 190 hectáreas y otra bodega en el norte de Portugal.

Sí el encaje de ambas compañías vislumbra sinergias en la distribución y la producción, alguna duda despierta la capacidad financiera de la empresa francesa, que en el pasado financió otras adquisiciones con ampliaciones de capital.

Cotizada en bolsa, la sociedad vale alrededor 210 millones de euros. En 2017 facturó 300,2 millones –cifra idéntica que en 2016– y ganó 8,7 millones –5,9 millones de la temporada anterior–.

La deuda es el gran problema de Vranken Pommery: al cierre de 2017 era de 618 millones

El pasivo es la gran mochila de la sociedad. En el pasado ejercicio logró reducir la deuda desde los 651 millones hasta los 618 millones. El ratio entre las existencias y el endeudamiento también cayó de hasta el 0,92%.

Para lograrlo, recurrió a la venta de su 50% de Listel SAS, una empresa participada también por el grupo Castel.

Ante tal nivel de deuda, aterrizar en Sant Sadurní con una participación minoritaria se antoja más factible que el asalto al mando, pues es previsible que el grupo francés encuentre dificultades para financiar una compra por la mayoría.

La unión podría llegar a doblar su tamaño gracias a los 235 millones de euros que factura la empresa familiar catalana. Sin embargo las cavas de Codorníu sons mucho menos rentable: en el ejercicio 2015/2016 el último disponible en el Registro Mercantil ganó apenas 68.000 euros. 

A falta de cifras oficiales, la temporada 2016/2017 acabó con varios millones de euros en pérdidas.

Carles Huguet

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