VW aplaza sine die los recortes por terror a los sindicatos alemanes

El grupo todavía no ha iniciado los ajustes que anunció tras el fraude de las emisiones, ya que la peor parte se la llevarían Alemania y la marca matriz, que también tiene una fábrica en España

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Matthias Müller cogió las riendas del grupo Volkswagen a finales de septiembre del año pasado, tras descubrirse el fraude de las emisiones que afectaba a unos diez millones de coches y que fue un terremoto para el mayor fabricante del mundo y, de rebote, para todo el sector. Poco después anunció que habría recortes en inversiones y estructura, pero los meses pasan y los ajustes no llegan.

VW presentó con retraso, hace poco más de un mes, sus resultados de 2015, cuando perdió 1.582 millones tras provisionar 16.200 millones ante los posibles efectos de la crisis de las emisiones. Pero no presentó su esperado plan de ahorro, sólo un recorte de la bonificación de los directivos.

Tampoco lo ha hecho este martes, cuando ha publicado sus resultados del primer trimestre. El grupo no ha concretado su plan de ahorro en inversiones, costes, fábricas y plantilla, a causa del miedo a meter la tijera en Alemania, donde emplea a casi la mitad de sus trabajadores y país en el que los sindicatos tienen un peso muy importante en las empresas, con sillas incluso en los consejos de administración.

La plantilla crece

El grupo Volkswagen tenía a finales de marzo 613.100 trabajadores a nivel mundial, 3.000 más de los que empezaron el año. Por lo tanto, la plantilla está creciendo ligeramente. De ellos, 277.900 están en Alemania, 800 menos que a cierre de 2015. Mientras la estructura se mantiene, con un ligero incremento, los resultados sufren.

El gigante alemán del automóvil volvió a beneficios entre enero y marzo, cuando ganó 2.365 millones de euros. La cifra significa un descenso del 19% respecto al primer trimestre del año pasado. Además, la facturación de las marcas del grupo ha caído un 3,4% en los primeros tres meses, a causa del menor número de coches vendidos y del impacto de los tipos de cambio.    

Los números cantan

Que el grupo gane dinero sin duda ha relajado las urgencias de Müller por recortar estructura, pero hay otro elemento menos visible de los resultados y que realmente explica el retraso en el plan de ajuste. Fuentes del sector han explicado que el miedo de la compañía reside en que donde hay que hacer el mayor recorte es en la marca Volkswagen, la más emblemática, y en Alemania, país de origen del grupo.

Las cifras hablan por sí solas. La marca VW, la que más empleados tiene, también es la que vende más coches, pero en cambio, su rentabilidad es muy pequeña. Vendiendo más de un millón de coches en el primer trimestre, y facturando 25.000 millones, sólo ganó 73 millones de euros, un 86% menos que un año antes.

Las comparaciones son odiosas. Seat, con una facturación de sólo 2.000 millones, ganó casi lo mismo: 54 millones. Pero si se compara con Audi y Porsche, las cifras ya son escandalosas. Audi aportó 1.302 millones de beneficio operativo al grupo facturando la mitad que Volkswagen, y Porsche, 895 millones con unas ventas de 5.378 millones.

Un debate que se arrastra

El debate sobre la gran estructura de la marca VW es anterior a la crisis de las emisiones. Antes de su estallido, el grupo ya había planteado algunos ajustes, pero chocaba contra unos sindicatos muy fuertes y el propio miedo a tener problemas en casa.

Casi la mitad de los trabajadores del grupo están en Alemania, pero además, sólo la marca de modelos tan famosos como el Golf o el Passat emplea a 114.000 personas, sin contar los servicios financieros y auxiliares ni la división de vehículos industriales. Estas cifras hacen que necesite un gran plan de ajuste, y de carácter global.

En España, el grupo da trabajo a unos 20.000 empleados, aunque la mayoría, unos 15.000, en Seat. Unas 4.400 personas trabajan en la planta de VW de Pamplona, donde se fabrica el Polo. En ambas plantas están garantizadas, a priori, las inversiones previstas hasta 2019, de 4.200 millones de euros.

Ajustes en Seat

Precisamente Seat sí que está haciendo ajustes. La filial española del grupo no ha recortado plantilla pero está aplicando un plan de recorte de gastos de producción, procesos, logística, etc., de 100 millones al año. Gracias a este plan, salió de pérdidas el año pasado y ha mejorado su resultado del primer trimestre.

Seat ganó 54 millones hasta marzo, un 63,6% más que en el mismo periodo del año pasado, a pesar de que sus cifras de ventas y facturación son negativas. Los vehículos facturados por Seat –que incluyen el Audi Q3, ya que lo fabrica la marca española en Martorell– descendieron un 7,8%, hasta los 127.000, y la facturación un 5,1%, hasta los 2.070 millones. Las ventas de coches de la marca subieron un ligero 0,2%, hasta las 102.914.

Huelga en Martorell

La mejora de resultados ha llevado a los dos principales sindicatos de Seat, UGT y CCOO, a pedir que se repartan los beneficios entre la plantilla. Están negociando un nuevo convenio que incluya mejoras en esta línea pero no se avanza lo suficiente para los sindicatos, por lo que han convocado huelga durante los sábados y domingos de junio y julio.

La huelga, con la que el comité de empresa pretende presionar a la dirección para que se acerque a sus posiciones, empezará el sábado 11 de junio si un acuerdo no lo impide. Este viernes, ambas partes tienen otra reunión por el convenio, pero antes, probablemente el jueves, los representantes de UGT y CCOO tendrán un encuentro con el presidente de Seat, Luca de Meo, para trasladarle sus reivindicaciones.

Xavier Alegret

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