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Brusca caída del precio del cerdo por la peste porcina africana: el sector, en máxima alerta
La reaparición de la peste porcina africana provoca un terremoto económico y sanitario que amenaza al principal motor agroalimentario de España
El brote de peste porcina desata el pánico en la industria del cerdo y pone en jaque a uno de los sectores más fuertes de la economía española.
El inesperado regreso de la peste porcina africana, una enfermedad que no se veía en España desde 1994, ha encendido todas las alarmas en el mundo agroalimentario. Los efectos ya se perciben, y no solo en la sierra de Collserola (Barcelona), donde se detectaron los primeros jabalíes infectados, sino en toda la industria del cerdo, que representa miles de millones de euros de facturación.
Un foco inesperado que golpea con dureza
El rebrote se tradujo en la confirmación de nuevos positivos en fauna silvestre. A estas alturas, según los últimos datos actualizados por Cadena SER, los investigadores ya han detectado al menos 13 jabalíes infectados en Collserola, todos dentro del perímetro de riesgo trazado por las autoridades.
Ante esta situación, el gobierno español, en coordinación con la Generalitat de Catalunya, desplegó un dispositivo de emergencia que incluye la delimitación de un radio de seguridad de 20 kilómetros, el refuerzo de controles veterinarios, y la restricción de movimiento de animales salvajes y domésticos.
En paralelo, tal y como avanzaba El Periódico, la Unión Europea ha declarado hasta 91 municipios catalanes como zona infectada, limitando las exportaciones de productos cárnicos procedentes de esas áreas hasta, al menos, febrero de 2026. Aunque la enfermedad no supone un riesgo sanitario para las personas, su mortalidad entre cerdos y jabalíes ronda el 100 %.
Impacto económico inmediato
El impacto económico ha sido fulminante y casi instantáneo. En tan solo unos días, tal y como lo destapa El País, el precio de la carne de cerdo en la lonja de referencia Mercolleida se ha desplomado. En estos últimos días la cotización del cerdo vivo cebado ha caído de 1,30 €/kg a 1,10 €/kg. Este descalabro de precios, una de las caídas más pronunciadas en décadas, ha generado pánico en el sector. Según varios ganaderos, integradores y mataderos entrevistados por Lavanguardia, han comenzado a exigir medidas urgentes para mitigar el golpe.
Se calculan pérdidas millonarias en un mes crucial, como diciembre, tradicionalmente asociado al incremento del consumo según subrayaba VozPópuli. Además, varios países importadores habituales de carne española han suspendido temporalmente sus compras, lo que ha añadido una presión adicional a un escenario ya crítico tal y como presagiaban algunos rotativos como El Mundo.
Un sector estratégico en jaque
Para comprender la magnitud del problema basta mirar los números. Según EFE, el sector porcino español genera cerca de 9.000 millones de euros al año en exportaciones. España es actualmente el primer productor de porcino de la UE, con un censo de más de 34 millones de cabezas de ganado porcino y emplea a más de 415.000 personas en sus explotaciones, industrias cárnicas y cadenas relacionadas.
La aparición de la peste porcina supone un serio riesgo para la estabilidad del sector, no solo por las pérdidas inmediatas, sino por su capacidad para alterar la estructura productiva. Varios medios, como la emisora de radio catalana, Rac1, apuntaban a que muchas granjas podrían cerrar, los mataderos saturarse, y la confianza de los mercados exteriores tambalearse.

Más allá del virus: En búsqueda del remedio
Aunque aún no se ha detectado la enfermedad en explotaciones porcinas comerciales, muchos profesionales del sector consultados por los medios de comunicación coinciden en una idea: el problema real puede venir de la fauna salvaje, especialmente de los jabalíes, cuya población en España se ha disparado en las últimas décadas, según detallaba El País.
El incremento de estos animales cerca de entornos urbanos y agrícolas, junto con el creciente tránsito de personas y mercancías, ha aumentado el riesgo de nuevos focos, y pone en evidencia las carencias de control de fauna silvestre y de vigilancia medioambiental. Según El Periódico, tras consultar a varios especialistas en sanidad animal, estos alertan de que no existe vacuna ni tratamiento contra la peste porcina africana. La única herramienta eficaz sigue siendo la prevención, vigilancia estricta, control de movimientos y, en caso necesario, el sacrificio masivo de animales infectados.
Futuro incierto con la peste porcina
Por un lado, las autoridades han lanzado mensajes de calma. Las últimas declaraciones del ministro de Agricultura, Luis Planas, en rueda de prensa sobre la crisis porcina advertía que: “el abastecimiento está garantizado”. También apuntaba a que ya se está trabajando con los mercados extranjeros para que acepten la «regionalización». Es decir, que solo los productos procedentes de zonas no afectadas puedan seguir exportándose.
Por otro lado, ganaderos y transportistas advierten que el esfuerzo de contención, los sacrificios, y la pérdida de mercados podrían ser insostenibles para muchas explotaciones, especialmente las pequeñas o medianas. Según El País, si el brote no se controla pronto, la crisis de la peste porcina podría transformarse en una reconfiguración profunda del sector. Esto provocaría que hubiera, sin duda, menos productores, menor oferta y, en el mejor de los casos, un repunte del precio a medio/largo plazo debido a esa caída de la oferta.
Fuentes consultadas por El Español, auguran un futuro desastroso. Es el caso de numerosos productores que hablan sin rodeos: “el precio de la carne se va a desplomar si no se actúa con rapidez». La reaparición de la peste porcina africana ha devuelto un fantasma del pasado. Las consecuencias pueden ser mayúsculas, sobre todo en un sector clave para la economía nacional. España encara un desafío complejo. Según EFE, los primeros pasos deberán pasar por: contener la enfermedad, evitar su propagación a granjas comerciales y estabilizar el mercado sin poner en riesgo el abastecimiento. El reloj corre, y las decisiones de los próximos días podrían marcar el destino de miles de explotaciones porcinas.