“La medida de Rajoy de tributar por los despidos es de izquierdas”

El economista Gonzalo Bernardos denuncia en un libro a los economistas y políticos que han estado al servicio de la economía financiera

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Los economistas se han convertido en los últimos años en las grandes referencias, para que explicaran los errores cometidos, pero, claro, cuando ya se habían producido.

Antes, en los momentos del boom especulativo, de la compra y venta de inmuebles, muy pocos alertaron de lo que podía suceder. Gonzalo Bernardos, profesor en la Universidad de Barcelona, pasa cuenta ahora a la profesión, en el libro La gran mentira de la economía (Destino, 2014), pero el enfoque es más amplio.

Considera que se ha aprovechado la crisis económica en países como España “para realizar un experimento en Europa y es ver hasta qué punto un país de una dimensión media o grande como España y desarrollado puede resistir la ideología de la austeridad”. Y ese experimento «es un modelo de sociedad distinta, y lo ha querido acometer la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional», asegura en una entrevista en Economía Digital.

Salvar el estado de bienestar, si se quiere

Eso se ha hecho en países más pequeños, como Letonia o Estonia, con la promesa de que ingresarán en el euro “como la entrada en un paraíso”, pero en España no hay paraísos, según Bernardos, que se puedan prometer.

Sin embargo, este economista que ha acabado diferenciando sus funciones –sus intervenciones en medios audiovisuales condicionan el mensaje, a diferencia de los medios escritos—quiere romper tópicos. Entiende que “hace falta más ideología en el debate económico y político”, porque de lo que se trata es de “ver si se puede salvar o no el estado de bienestar, y para ello lo primero que se debe tener claro es si salvarlo es o no una prioridad, porque, en muchas ocasiones se dice que no podrá salvar, pero es también porque no se quiere salvar”.

La reforma fiscal de Rajoy

Y entre esos tópicos, Bernardos rompe una lanza a favor de algunas medidas de la reforma fiscal que acaba de aprobar el Gobierno de Mariano Rajoy. Sobre la necesidad de tributar por las indemnizaciones tras un despido, asegura que “es la mejor medida que ha tomado el Gobierno”. ¿El argumento? “Porque es una medida destinada a salarios altos, y por tanto a salarios que tienen grandes indemnizaciones. No afecta al mileurista, y sí al alto ejecutivo, es una medida que toma un gobierno de derechas, pero que se puede calificar de una medida de izquierdas”.

Bernardos entiende que en todas las medidas económicas se debe profundizar, para conocer por qué se toman, y a quienes afectan. En este caso, considera que los altos ejecutivos tienen pactados sus salarios durante años, algo que no ocurre con otros trabajadores, que, aunque tengan contratos indefinidos, sus salarios son susceptibles de cambios en cualquier momento, y el despido se puede producir, desde la reforma laboral del PP, por causas objetivas u organizativas de la empresa, pagando 20 días por año trabajado.

Crítica a Felipe González

La cuestión es que en el libro La gran mentira de la economía, Gonzalo Bernardos critica a los economistas “falsamente prudentes en la política”, o “falsamente prudentes en la empresa privada”. Entiende que la falta de energía, de atonía ante situaciones exigentes, provocaron crisis como la de Japón en la década de 1990, que condujo a una deflación y a una larga depresión.

Bernardos carga también con la figura del consejero independiente. Y no ahorra críticas a Felipe González. “Es la sombra de lo que fue como presidente del Gobierno y líder del PSOE, y sus afirmaciones sobre que los salarios deben estar ligados a la productividad, y en cómo lo justifica, son propias de derechas, o impropias de un liberal”, asegura, añadiendo que actúa, tal vez, “porque debe tener necesidades monetarias”.

El error del déficit cero y la baja inflación

Pero lo que constata en el libro es que la izquierda se ha equivocado al tratar de administrar la economía sin plantear objeciones al modelo liberal que se acaba imponiendo en la década de los ochenta del pasado siglo.

Las recetas de ese modelo fueron muy claras: un déficit público cercano al cero, y una inflación muy baja. Con esos dos principios, los partidos de la socialdemocracia europea no vieron, asegura Bernardos, que apuntalaban a unos claros beneficiarios: “el mundo de los inversores y de la economía financiera, que potenciaron una economía especulativa”.

El factor Neil Kinnock

Y, por tanto, aunque destaca al Gobierno de Rajoy por haber sabido esperar, y controlar el país, ante la posibilidad en el verano de 2012 de un rescate total de la economía, constata también los vicios del PP, “y de anteriores gobiernos”.

Y es buscar una reducción de impuestos antes de un periodo electoral. “Es muy atractivo poder decir que el salario te ha subido gracias a Rajoy, o al presidente de turno, y los políticos no renuncian a eso”.

Bernardos considera que esa actitud responde al factor Neil Kinnock, el candidato laborista que, en 1991, prometió “subir impuestos para fortalecer el estado de bienestar”. ¿Qué ocurrió? “Que de tener unas elecciones ganadas, las acabó perdiendo, y fueron el final de su carrera política”.

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