Las amenazas del grexit que todo el mundo (menos Lagarde) intenta evitar

Fin de semana definitivo para zanjar la crisis de deuda griega; el FMI tiene decidido que declarará en quiebra al país el 30 de junio a menos que pague

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Grecia amaga con no pagar el 30 de junio un vencimiento de deuda de 1.600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), a menos que reciba nuevos recursos de sus acreedores.

De confirmarse, el movimiento del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, desencadenaría una cadena de acontecimientos que pueden culminar con la expulsión de Atenas de la zona del euro (grexit) y una situación de emergencia social. Este fin de semana es clave para evitarla.

El lunes se celebrará una cumbre «de emergencia», en palabras del jefe del Eurogrupo, con el objetivo de alcanzar un pacto. Mientras tanto, la retirada de depósitos en manos de la banca griega se ha acelerado este viernes, los ingresos del Gobierno se derrumban, y el Ejecutivo de Tsipras y sus acreedores siguen enzarzados sin avanzar.

¿Qué margen hay si Grecia quiebra?

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ha descartado ofrecer a Grecia más oxígeno. La institución considerará al país en quiebra si no paga.

Posiblemente, la etiqueta impuesta por Lagarde causará turbulencias en los mercados financieros. Podría acelerar además el ritmo de huída de depósitos, obligando a Atenas a imponer controles de capital, el popular corralito, para detener la descapitalización del país.

No obstante, un alto cargo de la Unión Europea (UE) citado por Bloomberg asegura que incumplir con el FMI no desencadenaría automáticamente una suspensión de pagos de los préstamos de los socios del euro a Grecia. Habría, por tanto, cierto margen para Tsipras.

¿Cuánto aguantará Draghi?

La próxima gran duda tiene que ver con el tiempo que estaría dispuesto el Banco Central Europeo (BCE) a continuar con los préstamos de emergencia a los bancos griegos, que estarían garantizados en parte con bonos de un gobierno en quiebra. Este viernes ya ha autorizado 3.000 millones. El jueves dio luz verde a 1.100 millones.

El consejo de gobierno del BCE ha ampliado semanalmente desde febrero el techo de liquidez de emergencia al banco central griego, que ha engordado hasta los actuales 83.700 millones de euros.

Las mayores complicaciones si Grecia no se entiende con el FMI el 30 de junio llegarán durante los meses de verano. Los principales desembolsos a los que tiene que hacer frente están previstos, precisamente, en julio y agosto. Tiene que devolver bonos adquiridos por el BCE de un valor total de 6.800 millones de euros.

¿Quién presionará para cerrar el grifo?

Incluso si el presidente del BCE, Mario Draghi, continuase financiando de forma limitada a los bancos griegos tras una suspensión de pagos con el FMI, la presión política para cerrar el grifo sería probablemente abrumadora, en opinión de los especialistas consultados.

Las peticiones se localizarían en la zona del euro. Algunos países de peso incluso podrían forzar a la UE a retirar las inyecciones de fondos a Grecia. En paralelo, la sociedad civil europea intentaría contrastar esas presiones forzando a las autoridades comunitarias a prestar ayuda humanitaria mientras la economía griega acusara el impacto de la quiebra.

¿Moneda alternativa?

No está claro cuánto tiempo puede aguantar el Gobierno griego pagando los salarios de los funcionarios, las pensiones y los suministros esenciales. El presupuesto estatal está cerca de su techo sin contar el pago de la deuda. Por esta razón, Tsipras ordenó a los ayuntamientos y otros organismos públicos entregar todo el dinero que les quede al banco central.

Los proveedores públicos dicen que llevan meses sin cobrar y, en cierto punto, el Gobierno podría tener que reembolsar toda o parte de sus deudas en pagarés. Si Tsipras opta por esta vía, a la práctica crearía una moneda paralela si ese papel empieza a ser intercambiarse por bienes o euros con un descuento sobre su valor inicial.

Este fin de semana es decisivo para frenar en seco la deriva: el primer ministro griego intenta rebajar el soufflé: ha asegurado que vislumbra un acuerdo el lunes.

Ismael García Villarejo

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