Digi acorta distancias con Vodafone en clientes de fijo mientras crecen los rumores de pacto con Telefónica
Digi ha demostrado una estrategia de integración vertical, controlando tanto la fibra como las antenas de móvil, lo cual le ha permitido reducir costes y ofrecer tarifas muy atractivas
Marius Varzaru, CEO de Digi en España, durante el evento DigitalES Summit 2025
La opción de que Digi se convierta en el tercer operador en el país, consolidando su posición y aumentando su cuota de mercado, genera un cambio sustancial en la dinámica competitiva, que podría reconfigurar el mapa del sector en los próximos años.
Digi, originaria de Rumanía, ha logrado en los últimos años una expansión notable en España. Solo en 2025, ha invertido alrededor de 2.000 millones de euros para ampliar su infraestructura, con el objetivo de alcanzar 20 millones de hogares con fibra óptica y abrir más de 5.000 antenas de cobertura móvil en el país.
La compañía ha apostado por ofrecer precios competitivos y una tecnología de última generación, logrando captar rápidamente una significativa base de clientes, en especial en zonas rurales y suburbanas donde la cobertura de otros operadores tradicionales es limitada
Además, Digi ha demostrado una estrategia de integración vertical, controlando tanto la fibra como las antenas de móvil, lo cual le ha permitido reducir costes y ofrecer tarifas muy atractivas, comenzando desde €20 mensuales por 1 Gbps.
Estos movimientos le están permitiendo fidelizar clientes y expandir su presencia en un mercado cada vez más competitivo
La posible compra de Digi
El interés de Telefónica en adquirir Digi no es nuevo. Desde 2023, la compañía española ha considerado varias vías para consolidar su liderazgo y evitar perder cuota de mercado frente a MasMóvil y otros operadores más económicos como Digi.
En lo que queda de 2025, los rumores apuntan a que Telefónica estaría preparando la compra de todo el grupo Digi, en una operación valorada en aproximadamente 3.800 millones de euros, incluyendo la prima sobre el valor en bolsa y la deuda del grupo.

Este movimiento estratégico tiene como principal objetivo que Telefónica recupere su liderazgo en España, tras la fusión entre MásMóvil y Orange, que colocaron a esta última por delante en número de clientes.
La adquisición lograría que Telefónica vuelva a ser el operador con mayor volumen de clientes, en un mercado en el que la diferenciación por tamaño y escala resulta crucial para sostener márgenes y competir en innovación y cobertura.
Desafíos regulatorios
No obstante, la operación enfrenta un ambiente regulatorio complejo. La Comisión Europea y las autoridades nacionales exigen que las fusiones en el sector telecomunicaciones se realicen con cautela para evitar crear monopolios u oligopolios que afecten la competencia.
Aunque los analistas consideran que una compra de Digi sería más sencilla que una fusión con Vodafone, también se teme que podrían surgir obstáculos por la concentración de mercado y el control de infraestructuras clave.
El Gobierno español ha expresado interés en que la consolidación sea favorable para los consumidores, promoviendo mayores inversiones y una mejor cobertura, especialmente en zonas rurales. Así, la compra de Digi por parte de Telefónica sería vista como una estrategia para fortalecer el tamaño del operador, un requisito imprescindible para competir contra los gigantes europeos y nacionales.
El escenario de las fusiones en España
La posible operación entre Telefónica y Digi forma parte de una tendencia más amplia de consolidación en el mercado español. La intención sería no solo fortalecer la posición de Telefónica, sino también crear un gran operador a escala europea, que pueda hacer frente a las presiones del entorno y las inversiones en nuevas tecnologías como 5G, fibra ultrarrápida y servicios de valor añadido.
Por otra parte, otras operaciones y movimientos en marcha, como la posible adquisición de Vodafone España por parte de Telefónica o alianzas estratégicas con MasOrange, refuerzan la percepción de que el mercado está en plena fase de reconfiguración.
La guerra de cuotas, las inversiones en infraestructura y la expansión de servicios convergentes marcarán la agenda del sector en los próximos años a la espera de que se sucedan fusiones o adquisiciones estratégicas cada vez más necesarias en el panorama europeo.