Ni hablar de dimisión: Dimas Gimeno se aferra a El Corte Inglés

El presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, no pondrá ninguna facilidad para su salida. Cuenta con un as bajo la manga: buscar el apoyo del jeque qatarí

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A pesar de las presiones, Dimas Gimeno no piensa en ceder. En plena guerra con sus primas, Marta y Cristina Álvarez, que dominan el consejo de administración y el accionariado, el presidente de El Corte Inglés venderá “muy cara” su piel. Ni hablar de dimitir y, por el momento, nada de pactos que le alejen del cargo para firmar la paz. Su misión, convencer a un hombre para que le haga de valedor: el jeque Hammad bin Jazzim bin Jaber al Thani.

Fuentes cercanas a Gimeno explican a Economía Digital que la intención actual del directivo es “resistir hasta el final” en una batalla que él considera “la de una estrategia a largo plazo (la suya) frente a un proyecto personalista de dos personas basado en la venganza”. El directivo prepara el toque a degüello para, al menos, morir matando.

Si bien está en clara inferioridad en los órganos decisorios, aspira como mínimo a dilatar al máximo su salida. No quiere ni escuchar la palabra dimisión. Tampoco convocará un consejo extraordinario para tratar su salida como le piden seis consejeros: las dos hermanas Álvarez, Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa –los dos consejeros delegados— y los veteranos Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría.

Las mismas voces señalan que la petición del encuentro sólo se ha formulado de forma oral, no escrita. Aun así, el documento ya está en elaboración con un matiz: sólo cuenta con las firmas de los cuatro consejeros ejecutivos. Ni rastro de las hermanas.

Dimas Gimeno se sabe en inferioridad: poner al jeque de su parte es su jugada

Por ello, los caminos que quedan abiertos a las hermanas Álvarez son el de esperar 30 días para forzar un consejo después de recibir explícitamente la negativa de Gimeno tras pedir por escrito la reunión o bien llevar su salida a la junta de accionistas, prevista ya para finales de agosto. Son las vías de asalto al poder restantes tras el enroque del presidente.

Entre accionistas, muchos propietarios ya definieron sus bandos: la Fundación Ramón Areces (37,3%), la sociedad familiar IASA (22,1%) y Cartera Mancor (7%) parten ahora como partidarios de forzar el cese.

El fondo qatarí que en julio poseerá el 14% de la compañía aparece como neutral en todas las quinielas.Sin embargo, los esfuerzos del directivo pasan por cambiar la abstención por un apoyo inequivoco a sus políticas. Sabedor de su inferioridad, Gimeno basa su estrategia en convencer al jeque y su hombre en el consejo, Shahzad Shahbaz

El poder del vehículo inversor árabe serviría así como escudo. «Ya existen contactos en este sentido», explican desde el entorno del presidente. Con tal de ganarse su favor, el dirigente dilatará los plazos que puedan llevar a abordar su cese.

Dimas Gimeno rechaza por ahora cualquier pacto que lo aleje de la presidencia de El Corte Inglés

Además, Dimas Gimeno –sobrino de Isidoro Álvarez, histórico presidente de El Corte Inglés hasta su fallecimiento en 2014— tampoco piensa que un pacto pueda, ahora mismo, ser una solución si le ahuyenta del sillón presidencial. Las ofertas recibidas hasta el momento, todas informales, andan “muy lejos” de sus pretensiones.

A pesar de estas proposiciones informales, las mismas fuentes señalan que no ha existido todavía ninguna propuesta seria. «Y mucho menos ya con cantidades sobre la mesa», añaden.

Sin voluntad de dimitir y con la posibilidad de llegar a un acuerdo fuera del tablero de juego, por ahora, la guerra entre ambos bandos se antoja larga. Es precisamente la voluntad de Gimeno. Alargar al máximo los plazos hasta encontrar algun apoyo. Y el del jeque qatarí es el primero de la lista.

Las implicaciones financieras de alargar la crisis

Como informó Economía Digital, la banca ha vuelto a poner sus ojos sobre El Corte Inglés al estallar la crisis en la cúpula. Si bien la preocupación de las entidades es moderada, se daba por superada tras firmar en febrero una refinanciación de deuda de 3.650 millones de euros. 

De no zanjarse en las próximas semanas, el enfrentamiento sí afectará a la emisión de bonos por 1.200 millones que la empresa tenía prevista en junio. Con el lío interno que hay no es el mejor momento para acudir al mercado. «Cómo vamos a pedir la confianza de los mercados con la guerra que hay», lamentaban fuentes internas.

Además, las agencias de rating podrían castigar los problemas de mando, provocar una rebaja de la nota y hacer que algunos inversores dieran la espalda al producto.

Y cuanto mas tiempo pase, más caro será el crédito. Cada tres meses los intereses suben, por lo que a la empresa española le interesa quitárselo de encima lo antes posible. 

Carles Huguet

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