Eroski se queda sin el comodín para pagar los 350 millones que debe a la banca

Bon Preu, el candidato más sólido para hacerse con Caprabo, se retira de la puja por los supermercados catalanes

El exterior de uno de los supermercados de Caprabo, propiedad de Eroski.

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A Eroski se le cae un as de la baraja para pagar su deuda. La compañía siempre buscó un socio «de carácter minoritario» para Caprabo, pero negociar su venta a Bon Preu le suponía la posibilidad de obtener un importe mucho mayor a lo esperado, ni que fuera a cosa de desprenderse de la unidad de negocio. La operación, rota esta misma semana, estaba diseñada para hacer frente al pago de 347 millones que la cadena vasca debe afrontar este año.

Ambas empresas trabajaron durante meses para cerrar un acuerdo con el que Eroski deberá hacer frente al primer gran vencimiento de la última refinanciación de su deuda. La firma debe afrontar un pago de 347 millones en diciembre de 2021 y otro de 730 millones de euros en 2024. Precisamente 350 millones era el precio con que el mercado especulaba que podía haberse cerrado la transacción.

El pago es especialmente relevante en el acuerdo sellado en verano de 2019. De poder afrontarlo, Eroski dispondrá de 200 millones de euros que no deberá devolver hasta 2027 y con un interés del 0%. Es decir: dinero sin ningún coste añadido que tendrá seis años para recuperar.

La principal carta de la organización vasca es Caprabo, pero no es la única. En paralelo a su filial catalana, la cooperativa también está abierta a vender la división en Baleares así como ceder posiciones en la cadena deportiva Forum Sport o Vegalsa. Sin Bon Preu en juego, Eroski deberá conformarse con buscar un fondo minoritario, que le aportará una menor inyección de capital.

El conglomerado se arriesga a perder su filial catalana si no consigue colocarla en el mercado. En la refinanciación tuvo que hipotecar las marcas Caprabo y Eroski ​como garantía ante las entidades en caso de producirse impagos.

La deuda de Eroski es ahora propiedad de fondos de inversión

Y Eroski tiene ahora un problema añadido: la banca vendió la deuda a fondos de inversión, mucho más duros que las entidades tradicionales a la hora de ejecutar los acuerdos si se incumplen las ratios financieras previstas. Hace casi un año, Banc Sabadell inició el adiós de la banca tradicional a la compañía. En marzo le siguió BBVA y en octubre hicieron lo mismo Caixabank y Bankia En total: 800 millones de los 1.355 que la firma debe devolver hasta 2027. Sus nuevos acreedores son fondos como Sculptor Capital o Davidson Kempner, que compartirán mesa con los acreedores españoles que todavía restan, como Banco SantanderKutxabank y Caja Laboral.

Los fondos cuentan así con la posibilidad de “convertir una parte de la deuda pendiente por las participaciones (…) considerando a efectos el valor calculado por expertos independientes”, señalaba la empresa en su última presentación de resultados antes de asegurar que las entidades no podrán adquirir las sociedades por un precio inferior al mercado.

Las discrepancias entre Eroski y Bon Preu

A Bon Preu le gustaba Caprabo, pero no a cualquier precio. La cadena catalana tiene apetito por crecer en Cataluña, y así lo ha demostrado en los últimos años con nuevas aperturas en la región. La compañía pretende cerrar el ejercicio 2020/2021 con unas ventas de 1.620 millones de euros, el 20% más que el año anterior.

Sin embargo, la organización tampoco puede afrontar inversiones de según que calado, de ahí que haya rechazado las demandas de Eroski. La firma ya llegó a un acuerdo en 2019 pasado para comprar el 50% de la empresa a Josep Font –hermano de Joan— por 300 millones de euros en una operación que pagará a plazos hasta 2027. La cifra se suma a los aproximadamente 200 millones de deuda financiera que la empresa ya arrastraba.

La versión oficial: “Eroski busca un fondo que tome una participación minoritaria en Caprabo”

Tampoco convence en el seno de la empresa catalana la obligación de tener que compartir el accionariado de Caprabo con su competidor vasco. Bon Preu querría absorber la totalidad del negocio y pasar a gestionarlo con independencia y el 100% del capital en posesión. Mientras, la intención de la cooperativa vasca es imitar el modelo Vegalsa, participada al 50% junto a la familia González Ventura.

“Eroski busca un fondo que tome una participación minoritaria en Caprabo”, dijo Agustín Markaide, presidente de Eroski, el pasado julio. Según fuentes del mercado, el procedimiento continua ahora con interesados que si se adecuan a la ambición inicial de la compañía, una vez descartada la opción de Bon Preu.

Carles Huguet

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