Telefónica activa un nuevo relevo directivo con la salida de Gonzalo Martín-Villa en pleno ajuste laboral

La marcha del histórico directivo se enmarca en la reordenación interna impulsada por Marc Murtra y coincide con el ERE de 5.500 empleados

Gonzalo Martín-Villa

Gonzalo Martín-Villa.mm Foto: Telefónica Tech

Telefónica vuelve a mover ficha en su cúpula directiva en un momento especialmente delicado para la compañía. La salida voluntaria de Gonzalo Martín-Villa, uno de los ejecutivos más vinculados a la etapa de José María Álvarez-Pallete, se produce en pleno proceso de ajuste laboral y coincide con una profunda reordenación interna impulsada por el nuevo presidente, Marc Murtra. El relevo no es un hecho aislado, sino una pieza más dentro de un cambio de ciclo que afecta tanto a la estructura ejecutiva como al modelo de negocio del grupo.

La marcha de Gonzalo Martín-Villa supone la pérdida de uno de los perfiles más identificados con la transformación digital del grupo. Tras más de dos décadas en Telefónica, el directivo ha decidido cerrar su etapa en la operadora apenas dos meses después de asumir el cargo de director general del área de infraestructuras, activos inmobiliarios y responsabilidad social corporativa. Un puesto diseñado para reforzar la gestión de Javier de Paz en una de las áreas estratégicas del nuevo organigrama.

Fuentes cercanas a la compañía subrayan que se trata de una salida pactada y voluntaria, motivada por el interés del ejecutivo en incorporarse a un nuevo proyecto tecnológico fuera del grupo. Aunque su nombramiento era reciente, desde el primer momento Martín-Villa había trasladado su voluntad de explorar nuevos retos profesionales una vez cumplida su misión de apoyar la transición interna.

El contexto en el que se produce esta salida no pasa desapercibido. Telefónica atraviesa un periodo de fuertes ajustes, tanto en términos de plantilla como de estructura directiva, con el objetivo de ganar eficiencia y adaptarse a un entorno cada vez más competitivo y digitalizado.

Dos décadas de carrera ligadas a la innovación y la internacionalización

Gonzalo Martín-Villa llegó a Telefónica en 2002, en plena expansión internacional del grupo. Sus primeros años estuvieron ligados al área jurídica y a responsabilidades en el negocio exterior, lo que le permitió adquirir una visión global de la multinacional y de los desafíos regulatorios del sector.

Uno de los hitos más destacados de su trayectoria fue su paso por Wayra, la aceleradora de startups creada por Telefónica para conectar la compañía con el ecosistema emprendedor. Como consejero delegado de esta iniciativa durante tres años, impulsó inversiones en decenas de empresas tecnológicas y posicionó a Telefónica como un actor relevante en el corporate venture capital.

Posteriormente, asumió responsabilidades clave en el ámbito de la innovación y los negocios digitales. Desde la dirección de innovación del grupo hasta la presidencia ejecutiva de Telefónica IoT & Big Data Tech, Martín-Villa se convirtió en una figura central de Telefónica Tech, la apuesta del grupo para diversificar ingresos más allá de las telecomunicaciones tradicionales.

El encaje de su salida en la nueva etapa liderada por Murtra

El relevo de Martín-Villa se produce pocos meses después del nombramiento de Marc Murtra como presidente de Telefónica. Desde su llegada en enero, Murtra ha impulsado una revisión profunda del equipo directivo, con salidas relevantes y una redistribución de funciones en áreas clave como finanzas, estrategia e infraestructuras.

Uno de los movimientos más significativos fue la salida de Laura Abasolo, hasta entonces directora financiera del grupo y también vinculada al anterior equipo gestor. Sus responsabilidades se han repartido entre Juan Azcue, al frente de finanzas y desarrollo corporativo, y Ernesto Gardelliano, responsable de estrategia y control.

Este proceso de renovación busca marcar distancias con la etapa anterior y dotar a Telefónica de una estructura más ágil. La salida de perfiles históricos como Martín-Villa refuerza la idea de que la compañía entra en una nueva fase, con prioridades diferentes y un liderazgo que quiere imprimir su propio sello.

Ajuste laboral y presión financiera como telón de fondo

La reconfiguración de la cúpula directiva coincide con uno de los mayores ajustes laborales de la historia reciente de Telefónica. La compañía ha alcanzado un acuerdo con los sindicatos para aplicar un expediente de regulación de empleo que afectará a 5.500 trabajadores en España, repartidos entre varias filiales y áreas corporativas.

El impacto económico del ERE será elevado a corto plazo, con provisiones que superan los 2.500 millones de euros, pero la dirección confía en que los ahorros anuales en costes, estimados en torno a 600 millones de euros, mejoren la generación de caja a partir de 2026.

Desde la compañía insisten en que este esfuerzo es imprescindible para avanzar hacia un grupo más digital y competitivo. Sin embargo, el anuncio del ajuste y la revisión a la baja de las previsiones de flujo de caja han tenido un efecto negativo en la cotización bursátil.

La reacción del mercado y los retos inmediatos

Desde la llegada de Murtra, Telefónica ha perdido alrededor de un 7% de su valor en bolsa, en un periodo en el que el Ibex 35 ha vivido una fuerte revalorización. Esta divergencia refleja las dudas del mercado sobre la capacidad del grupo para ejecutar con éxito su transformación sin deteriorar su rentabilidad a corto plazo.

A pesar de ello, el consenso de analistas sigue viendo margen de recuperación. El precio objetivo medio se sitúa por encima de los cuatro euros por acción, lo que apunta a un potencial de revalorización relevante si la estrategia empieza a dar frutos.

La salida de Gonzalo Martín-Villa añade un nuevo elemento de incertidumbre, pero también puede interpretarse como una oportunidad para redefinir el liderazgo en áreas estratégicas y acelerar la renovación interna.

Un cambio de ciclo que va más allá de los nombres

Más allá de la figura concreta de Martín-Villa, lo que está en juego es el modelo de Telefónica para los próximos años. La compañía necesita equilibrar la reducción de costes con la inversión en innovación, infraestructuras y nuevos servicios digitales que aseguren su crecimiento futuro.

El relevo directivo y el ajuste laboral forman parte de una misma hoja de ruta, orientada a simplificar estructuras y concentrar recursos en los negocios con mayor potencial. En ese contexto, las salidas voluntarias de ejecutivos veteranos pueden facilitar la transición hacia un nuevo estilo de gestión.

Telefónica afronta así un momento decisivo, en el que cada movimiento, desde la cúpula hasta la base de la plantilla, será clave para determinar si el grupo logra reinventarse sin perder peso en uno de los sectores más competitivos de la economía europea.

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Alba Carbajal

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