Telefónica pierde 3.000 millones de capitalización a las puertas del plan estratégico
La teleco se deja un 10% de su valor desde máximos anuales ante la incertidumbre sobre el dividendo y el impacto de Latinoamérica

El presidente de Telefónica, Marc Murtra, durante la junta general de accionistas de 2025
Telefónica ha perdido atractivo para los inversores en el último mes. La compañía que preside Marc Murtra desciende un 10% en bolsa desde que alcanzar máximos anuales, lo que supone una pérdida de capitalización de unos 3.000 millones de euros a las puertas del nuevo plan estratégico que el grupo de telecomunicaciones dará a conocer en noviembre.
El aterrizaje de Murtra el pasado 18 de enero en la presidencia supuso un cambio de paradigma para la teleco, que inauguraba así la nueva etapa accionarial con el Estado, la saudí STC y CriteriaCaixa como máximos accionistas.
El cambio directivo se interpretó como algo positivo en el mercado y las acciones de la compañía empezaron a revalorizarse semana a semana. Una situación que vino acompañada de la remodelación en la cúpula que impulsó Murtra, así como los mensajes en torno al protagonismo de Telefónica en la consolidación del sector, el impulso a sectores relacionados con la defensa o la «disciplina financiera de hierro».
En esta línea, la agilidad para desinvertir en buena parte de los mercados de Latinoamérica donde lleva décadas operando y que le han supuesto quebraderos de cabeza a la compañía ha sido un aliciente en los últimos meses para que los títulos de la teleco se disparasen.
Y es que, la última década de Telefónica en el selectivo español ha estado marcada por la pérdida de valor por diferentes motivos, entre los que destaca su abultada deuda.
Por lo que las ventas de activos en países deficitarios y con litigios fiscales interminables prometían vientos de cambio y una importante reducción de su pasivo.
Circunstancia que, sumada a posibles operaciones corporativas de calado como una potencial compra de Vodafone España, en manos del fondo británico Zegona, han dado alas al grupo de telecomunicaciones en los últimos meses hasta el punto de tocar los máximos anuales el pasado 20 de agosto.
Telefónica rozó los 4,9 euros por acción, llegando a capitalizar casi 27.700 millones de euros. Desde entonces, sus títulos han bajado hasta los 4,3 euros, situándose en un valor de mercado de unos 24.700 millones.
Telefónica, impactada por la incertidumbre sobre su dividendo y las ventas en Latinoamérica
Este descenso del 10% se debe a varios factores, entre los que destaca el posible recorte o eliminación de la remuneración al accionista para poder afrontar grandes operaciones como la de Vodafone, según informó Vozpopuli.
La medida no es oficial, si bien desde algunos bancos de inversión han instado a Telefónica a adoptar este tipo de decisión con la que podrían liberar hasta 1.700 millones de euros anuales en estimaciones de UBS.
Este mayor control financiero, sumado a una potencial ampliación de capital, a la venta de activos inmobiliarios como el Distrito C o la sede de Gran Vía y a litigios fiscales que la teleco tiene pendiente de cobro, añadirían un extra a la caja del grupo para ser protagonista en la consolidación que tanto ha repetido Marc Murtra.
«Necesita caja adicional, más allá de las ventas de activos y de la posible ampliación de capital que se plantea. Además, tras los últimos resultados trimestrales, en el segmento geográfico de Latinoamérica la compañía ha sufrido especialmente debido a los tipos de cambio, lo que ha expuesto las cuentas del grupo«, destaca la firma de análisis XTB en un reciente comentario sobre la teleco.
Sin embargo, el atractivo dividendo que ofrece es el principal aliciente para los inversores que han apostado por Telefónica en los últimos años. La sóla hipótesis de eliminarlo temporalmente ya ha removido el mercado de nuevo haciendo que la compañía vuelva a descender a niveles de marzo.
«Aplicar esta medida podría traer repercusiones negativas ya que la empresa ha reiterado su compromiso de mantener un dividendo de 0,30 euros por título. En caso de no cumplir con dicha promesa, la confianza de sus accionistas podría estar en riesgo», destacan los analistas.
No obstante, aseguran que también puede interpretarse como un gesto de que Telefónica apuesta por reforzar la solvencia y el crecimiento a largo plazo frente a la rentabilidad inmediata. Por lo que, la tensión que pueda generar a corto plazo se compensaría con un perfil financiero más solido en el medio plazo.
Por el momento, los inversores castigan la incertidumbre en torno a todas estas cuestiones que se irán descubriendo en las próximas semanas, aunque las acciones de la compañía se mantienen mejor de cómo empezaron el año.
Así las cosas, Telefónica presentará el 4 de noviembre su nuevo plan estratégico con el foco puesto en la consolidación del mercado y la posible compra de Vodafone España, así como en la ciberseguridad, la defensa y otros aspectos tecnológicos como la inteligencia artificial. Una cita que coincide con la presentación de los resultados del tercer trimestre y que dará mucho de lo que hablar.