La ayuda directa a la banca a través del BCE divide a la zona euro

De Guindos quiere acelerar el proceso, que para el Estado y los bancos españoles es vital

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La zona euro, y, de hecho, toda la Unión Europea, mantiene ritmos diferentes. Los países del norte, no tan reacios en los últimos meses, quieren asegurar un proceso que lleve a la unión bancaria y fiscal europeas, pero no quieren precipitarse. Para España, sin embargo, es vital que se aceleren los pasos, o que se permitan ciertos atajos cuanto antes.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha admitido que la recapitalización directa a la banca, propuesta que partió de la Comisión Europea, se enfrenta “a importantes dificultades”, pero se ha mostrado confiado en poder mantener los calendarios establecidos.

Las condiciones de Alemania

Esa cuestión centra el debate en la reunión de los ministros de Economía de la zona euro, en Nicosia, la capital de Chipre. La idea inicial, defendida por De Guindos, es que esa recapitalización directa se apruebe conjuntamente con la norma que autorizará al Banco Central Europeo a supervisar toda la banca de la eurozona. Esa fue, además, una de las condiciones de Alemania para permitir la actuación del BCE.

Los ministros de Economía han debatido por primera vez esta iniciativa que encargaría al BCE  a velar por los 6.000 bancos de la eurozona, llegar a imponer multas a los incumplidores e, incluso, retirarles la ficha bancaria. El objetivo fue, y se mantiene, el de romper ese vínculo perverso entre el riesgo bancario y el riesgo de la deuda soberana.

Computar como deuda pública

La preocupación de De Guindos se entiende, porque para España es muy necesario que se cumpla lo pactado. Si hay una recapitalización directa del BCE, después de que se acordara en julio un rescate bancario por un total de 100.000 millones de euros, ese dinero no computaría como deuda pública.

Todos los dirigentes europeos se comprometieron a tener lista esa propuesta en enero de 2013, pero Alemania y Holanda siguen considerando que una medida de tanta envergadura no puede estar madura en sólo unos meses. Además, para Alemania, el control del BCE debe ser sobre los grandes bancos, las entidades que se consideran sistémicas, pero no para las entidades medianas o pequeñas.

Grandes bancos

España, Francia e Italia, en cambio, apoyan el calendario que decidió la Comisión Europea. El proyecto inicial es que el BCE pueda supervisar desde enero del 2013 a los bancos que han recibido ayudas públicas, y después entraría la recapitalización directa del organismo que preside Mario Draghi. Ya en junio del 2013, el BCE supervisaría los grandes bancos y en enero del 2014 entraría con el resto de entidades.

De Guindos ha reiterado que cuenta con garantías de la UE, incluso en el memorándum de entendimiento, de que cuando entre en vigor, la inyección directa de capital sea con carácter retroactivo. Es decir, esa ayuda de 100.000 millones, o de menos porque el Gobierno considera que los bancos necesitarán menos, se computará, de momento, como deuda pública y después se descontará, una vez recibido el dinero.

Entidades nacionalizadas

Quedan pocas semanas, sin embargo, para que a finales de septiembre la consultora Oliver Wyman haga públicas las cifras de las necesidades de capital de la banca española. De Guindos sigue considerando que estarán por debajo de los 100.000 millones de euros. El ministro ha admitido, sin embargo, que  las entidades nacionalizadas -Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia. “van a suponer un porcentaje muy importante del conjunto de necesidades”.

Pero en la reunión del Ecofin no se ha podido evitar hablar con fuerza de España. Los diferentes países europeos se debaten en la necesidad o no de que el presidente Mariano Rajoy pida ya el rescate que le ofreció Mario Draghi y las instituciones europeas.

El presidente español sigue cavilando cuando lo pedirá, y en qué condiciones. Pero puede pasar que los beneficios que ofreció el BCE, con la compra ilimitada de deuda pública en el mercado secundario, se agoten si Rajoy se demora en exceso.

Economía Digital

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