La banca podrá sanearse contra beneficios y capital y tendrá dos años de plazo si hay fusiones

La cuantía de las provisiones se determinará de forma minuciosa en función del tipo de activo inmobiliario

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La reforma financiera que ultima el Gobierno permitirá cargar el saneamiento de los activos inmobiliarios contra capital, beneficios y previsiblemente también contra las provisiones genéricas o anticíclicas disponibles. El proceso se realizará en un año y en dos en aquellas entidades que se fusionen con otras y necesiten un ejercicio más para digerir la integración.

La dotación contra capital la podrán hacer aquellas entidades que cuenten con un colchón suficiente en esta partida, de tal manera que una vez utilizada esta opción puedan seguir cumpliendo con los niveles de solvencia exigidos por el regulador. También podrán optar por financiar las provisiones con una combinación de recursos propios y de beneficios.

Desglose de los activos

La clave de todo el proceso será la cobertura de los activos inmobiliarios para acercar su valor en libros al real de mercado, que ha bajado bastante en estos años. Para el conjunto del sector, las necesidades estimadas son de 50.000 millones de euros pero lo que falta por concretar es cómo se llega exactamente a esa cifra.

Pues bien, las dotaciones que planea el Gobierno suben hasta situarse de media por encima del 50%. La determinación de su cuantía se realizará de forma minuciosa en función de la tipología de cada activo, de tal manera que en el suelo por ejemplo se distinguirá a la hora de dotar entre suelo urbanizado y sin urbanizar. También se tendrá en cuenta si está ubicado en una gran ciudad o no, según distintas fuentes del sector.

En el caso de los edificios, tendrán consideración distinta a la hora de provisionar su valor los edificios acabados respecto a los que se encuentren en ejecución o los que estén parados desde hace tiempo.

Por lo que respecta a la cobertura de la mora del sector promotor, que suma unos 50.000 millones de euros, podría sufrir un adelanto de calendario. Ahora se provisiona al 30% durante los primeros doce meses, y este nivel se elevará hasta el 40%. La norma actual obliga a provisionarlos al 100% después de un año de impago, pero en el sector no se descarta que se adelante el plazo.

Los créditos subestándar, es decir aquellos que aun estando al corriente de pago presentan serios riesgos de entrar en mora, tienen que cubrirse ahora al 10%: la nueva norma subiría la exigencia hasta el 40%.

El Gobierno planea también que la banca provisione parte de los préstamos al sector del ladrillo que están al corriente de pago. Se baraja exigir una provisión del 7% por estos créditos. Esta nueva dotación podría suponer la desaparición de la provisión genérica o anticíclica existente.

Ayudas para las fusiones

Además se contemplan ayudas para cubrir los agujeros de aquellas entidades que no puedan asumir el saneamiento de su activo inmobiliario por sí solas y que necesariamente serán absorbidas por otra entidad. El objetivo es que el balance del banco comprador no quede contaminado.

La ayuda se articulará en forma de préstamo a través del Fondo de Reestructuración Bancaria (Frob), que cobrará a las entidades el dinero a precios de mercado, como ocurrió con el primer paquete de ayudas al sector, denominado Frob 1. El tipo de interés rondará el 8%.

Todavía no está claro si el dinero será facilitado por el Frob a cada entidad o al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que a su vez lo canalizaría a cada banco. En este supuesto, el FGD abonaría los intereses al Frob con el dinero que gestiona, que proviene de las aportaciones anuales que realizan todos los bancos en función del volumen de su pasivo.

Ante la incertidumbre en que está sumida la banca por la falta de concreccion del plan y las continuas filtraciones sobre el mismo, el Gobierno baraja adelantar su presentación del viernes al jueves.

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