Cuatro demarcaciones hidrográficas cruzan competencias en el control de los ríos y embalses gallegos

El presidente de la Xunta carga la responsabilidad del vaciado de los embalses a las hidroeléctricas y el Gobierno, mientras Iberdrola demuestra que la Consellería, con potestad para paralizarlo, conocía la decisión desde junio

Vista general sobre el estado del embalse de Cenza en la cuenca Miño-Sil - Rosa Veiga

Vista general sobre el estado del embalse de Cenza en la cuenca Miño-Sil – Rosa Veiga

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El control de los ríos y embalses gallegos se reparte entre cuatro demarcaciones hidrográficas enredadas en un laberinto. La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, la del Duero y la del Cantábrico se dividen la totalidad de los cauces de la comunidad. Recientemente, varios embalses han visto su ocupación reducida drásticamente, llegando a estar por debajo del 20% en algunos casos. Esta situación, a la que a juicio del presidente de la Xunta se llegó sin previo aviso a las autoridades, ha desencadenado una guerra política en busca de responsables.

La polémica del vaciado ha dejado un escenario en el que las entidades y personalidades políticas se señalan unos a otros. Cuando la empresa concesionaria de un embalse quiere reducir su nivel de ocupación por debajo del 80% del total, la normativa autonómica,  Decreto 130/1997, de 14 de mayo, le obliga a comunicárselo a la administración autonómica. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, negó tener conocimiento de la decisión de vaciado de Iberdrola y Naturgy, pero una información revelada por Eldiario.es señaló lo contrario.

Aunque la administración autonómica tiene potestad para paralizar un desembalse, lo cierto es que el entramado de competencias es complejo. Los ríos y embalses de Galicia están controlados por tres confederaciones hidrográficas y la demarcación de la Xunta (Galicia Costa). La Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) engloba la mayoría de pantanos de la comunidad, un total de 29, entre los que se encuentran As Portas, Cenza, Belesar y Salas, los más afectados.

Por su parte, la cuenca cubierta por Galicia Costa lista 11 embalses, destacando el del Eume y Riocobo. La Confederación Hidrográfica del Duero (CDH) controla dos afluentes que corren por tierras gallegas; el Támega y el Búbal (ambos en Ourense), mientras que la del Cantábrico Occidental hace lo propio con el río Eo (Lugo).

Cruce de competencias

¿Quién tiene responsabilidad sobre cada río y embalse? El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es el encargado de vigilar que se cumpla la regulación a través de las Confederaciones Hidrográficas, por lo que las centrales en la cuenca del Miño-Sil deberán responder primero ante esta entidad, aunque en el caso de las notificaciones deben hacérselas llegar también a las autoridades autonómicas, como hizo Iberdrola con el servicio de conservación de la naturaleza de la Xunta en Ourense según los últimos datos que se han dado a conocer. En el caso de los embalses pertenecientes a la cuenca de Galicia Costa, la primera entidad responsable de la vigilancia y el cumplimento de la legislación es el Ejecutivo gallego.

El presidente de la Xunta cargó la responsabilidad de la situación a las hidroeléctricas y al Gobierno, a quienes acusó de haber perpetuado «una falta de respeto absoluto a Galicia» y añadió llevar «semanas pidiendo explicaciones al Gobierno de España», y tener solo «el silencio por respuesta». Sin embargo, se ha probado que Iberdrola avisó a la Consellería vía correo electrónico de los desembalses, lo que prueba que Feijóo habría ignorado el comunicado de la empresa presidida por José Ignacio Sánchez Galán, y luego habría defendido no tener conocimiento de ello.

La guerra política que ha estallado estos días deja un escenario lleno de incógnitas, y el rostro del responsable todavía anónimo. El tiempo avanza igual que lo hace el conflicto, y va llevando a Galicia cada vez más dentro de la temporada de riesgo de incendios, mientras los embalses siguen a niveles alarmantemente bajos.

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