Dominio do Bibei, la secreta (y millonaria) bodega del clan Domínguez

Dedicada al godello en plena Ribeira Sacra, Dominio do Bibei cuenta con un capital de más de diez millones y está controlada por Francisco Javier Domínguez

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La familia Domínguez guarda por secretos sus inversiones más allá del sector textil. Sucede con uno de los hermanos de Adolfo, Jesús Domínguez, que reparte sus intereses entre Lonia Textil y Bimba y Lola, dirigida por sus dos hijas, pero también en el negocio agroalimentario a través de Petra Mora. Y otro tanto pasa con Francisco Javier, el más discreto de los hermanos, que tiene en el vino uno de sus negocios más allá del textil. Y muy capitalizado.

Dominio do Bibei no es una bodega cualquiera. En 2017, por primera vez, un blanco fue el mejor vino de la Ribeira Sacra para la Guía Peñín. Se trataba del godello Lapena, de la bodega que Francisco Javier Domínguez y su mujer, María del Carmen Rodríguez Prieto, miman en lo alto de Manzaneda, en el término de Langullo.

Las dimensiones de Dominio do Bibei

En Dominio do Bibei conviven vides nuevas y viejas, todo unido en un viñedo de aparente desorden que abarca cotas desde los 200 metros hasta los 700 metros de altitud, favoreciendo así a la variedad tinta y blanca frente al monocultivo imperante. Así describen los especialistas en el mundo del vino el complejo levantado por Francisco Javier Domínguez.

En lo que no suelen reparar es en las dimensiones de Dominio de Bibei como empresa. Se trata de una sociedad limitada que cuenta con un capital social de nada menos que 10,2 millones de euros, lo que le otorgaría sin duda una de las primera posiciones en cuanto a capitalización en su sector, al menos en Galicia. La firma de los Domínguez acaba de realizar una ampliación de capital de otros 650.000 euros, según las anotaciones en el Registro Mercantil de Ourense.

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El holding inversor del matrimonio

La bodega está controlada a través de la patrimonial del matrimonio, como sucede con los negocios de otros hermanos, que se nutren de los dividendos que cada año reparte Textil Lonia, la joya del grupo familiar. Como tal, Altagracia Proyectos fue creada en junio de 2017, y su actividad es la de un holding inversor. Solo en 2017, el año de su nacimiento, Altagracia Proyectos recibió cinco millones de euros en dividendos de Lonia. Por parte de Dominio de Bibei, mucho más modesta, el reparto de beneficios que se llevó la patrimonial en dicho año ascendió a unos 3.000 euros.

Altagracia Proyectos acaba de realizar otra ampliación de capital. En este caso, otros 650.000 euros, para situar su capital social en los 63,1 millones de euros. De esta patrimonial de Francisco Javier y su mujer cuelga otra firma, además de su participación en Lonia y de Dominio de Bibei. Se trata de Habana 56, que opera en diversos ámbitos como los servicios financieros y la inversión inmobiliaria. Su domicilio está en Pereiro de Aguiar, corazón del segundo imperio textil de Galicia.

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